En cualquier momento de sus vidas, comunican. Comunican consigo mismos cuando se despiertan, comunican con su familia, en el trabajo y con los amigos. Pero muchos descuidan su comunicación y creen que no es algo que puedan mejorar.

La comunicación es el medio a través del cual las personas intercambian mensajes con una intención. Por eso la comunicación lo es todo.

Además, si echan la vista para atrás, analizando sus problemas personales y profesionales, verán que todos han sido problemas de comunicación. De hecho, se dice que el 90% de los problemas que tenemos con los demás es por la comunicación. Piénsenlo. El novio o la novia que les recriminaba que no le trasmitían sus sentimientos, el amigo que les dice que nunca le llaman.

Si es tan importante comunicar a nivel personal, no se pueden imaginar cuánto lo es a nivel profesional. El jefe que no les explicó cómo hacer un trabajo y luego les recrimina porque no ha salido como debería.

Siempre hay algo que ver con la comunicación, porque no nos han entendido, porque no nos hemos explicado o ha faltado información. Algo que se hubiera solucionado con una llamada, con una reunión... simplemente con comunicación.

Sea con palabras, con nuestro lenguaje verbal; sea con nuestro lenguaje no verbal, la postura de las personas, los gestos de ese cliente, la expresión facial de su jefe, cómo las personas se visten, dan muchísimas informaciones.

Este mes he invitado a una persona apasionada por la comunicación no verbal como yo, además porque sale publicado su libro Código no verbal. Ella es Sonia El Hakim, presidenta de ASENOVE, la Asociación Española de Comunicación No Verbal. Juntos hemos charlado y esto es lo que nos cuenta:

Somos seres sociales. Vivimos en grupos porque eso nos permite obtener seguridad, acceso a los recursos y acceso a la información. Por eso, nos pasamos la vida observando qué hacen o qué han hecho los demás, e incluso tratamos de anticipar sus conductas. Porque, de esa forma, reducimos la incertidumbre acerca de lo que piensan, sienten o pretenden las personas que nos rodean. Así que hacemos un uso constante de nuestras habilidades como lectores de la comunicación no verbal de los demás.

Casi siempre, estas habilidades se limitan a lo que intuimos (que ya está muy bien), pero también podemos tratar de desarrollarlas un poco más; y más teniendo en cuenta que la comunicación no verbal es bidireccional, y, por tanto, no se trata solo de decodificar las señales no verbales de los demás (recepción de los mensajes no verbales), sino también de tener claro qué comunicamos nosotros a los otros (envío de los mensajes no verbal).

Y ahí es donde entramos los expertos en comunicación no verbal. Tanto yo como mi colega y amigo Cristian Salomoni nos dedicamos, entre otras cosas, a enseñar esas habilidades, más allá de lo que, de forma básica, ya sabemos todos. Y es que, a lo largo de los años, he podido comprobar de primera mano cómo el desarrollo de estas habilidades de comunicación no verbal le cambiaba la vida, profesional y personalmente hablando, a mucha gente.

El problema surge cuando no todos los que se autodenominan «expertos» en comunicación no verbal lo son realmente, en un contexto en el que no hay regulación (todo se andará, pero de momento no la hay). La comunicación no verbal no es un arte, es ciencia. Y, como tal, debería estudiarse de forma rigurosa. Desde ASENOVE tratamos de que así sea, aportando valor a la sociedad, divulgando el conocimiento científico de esta maravillosa disciplina que cambia vidas. Los animo a que investiguen, leas y se informen sobre este mundo apasionante y absolutamente necesario en nuestra vida.