¿Qué estarías dispuesto a pagar si pudieras volver a vivir en el futuro? ¿De poder engañar a la muerte para curarte dentro de cientos o miles de años? El pasado mes de noviembre se conocía la noticia de la niña británica que había conseguido permiso legal para ser criogenizada. La joven de 14 años había muerto en octubre del año pasado (2016) de un cáncer. La disputa había llegado hasta los tribunales ya que el padre se oponía al proceso que su hija tanto reclamaba.

Qué es exactamente la criogenización. El origen de esta palabra proviene del griego kryos que significa frío. La criogenización es un proceso por el que se somete a una persona a unas temperaturas muy bajas, 196 grados bajo cero, para mantener el cuerpo y las células en unas condiciones óptimas para ser revividos en el futuro. El proceso se debe llevar unos minutos o unas pocas horas después de la muerte para que se pueda criogenizar. Pasado ese tiempo la degradación de las células es ya irreversible y no es posible la congelación.

Por muy novedoso y futurista que parezca la criogenización, el primero en hablar de ella fue el norteamericano Robert Ettinger en 1962 en su libro “The Prospect of Inmortality”. Todo este movimiento dio lugar en 1965, gracias al apoyo de Evan Cooper, a la Life Extension Society, que se convirtió en la principal promotora de la criogenización.

El primer hombre criogenizado fue el doctor James Bedford en 1967 y todavía permanece congelado dentro de una cápsula de criopreservación. La crionización no tuvo unos inicios fáciles, la sociedad no lo veía con buenos ojos y en 1979 tuvo lugar el escándalo de Chatsworth. En el cementerio de este pueblo en California, se descubrieron nueve cuerpos almacenados por la Cryonics Society de California (CSC), que habían sido descongelados hacia años sin haberlo notificado por la falta de fondos. El director de la CSC fue demandado y toda esta mala publicidad fue un gran varapalo para la crionización. Gracias a este escándalo se endurecieron los controles de financiación y se ha asegurado el correcto mantenimiento de prácticamente todos los casos. Para poder criogenizar a alguien es obligatorio que esa persona haya sido declarada legalmente muerta. Sin embargo, en la actualidad la criogenización sigue sin un proceso reversible, de hecho presenta varios problemas irreversibles, la isquemia y la formación de cristales. La isquemia es la muerte de los tejidos cuando no les llega oxígeno y la formación de cristales de hielo se produce durante el proceso de congelación que producen daños irreversibles en las estructuras celulares.

En la actualidad, el principal referente mundial en crionización es la Fundación Alcor, que está en Arizona, fundada en 1972. Existen dos empresas más en Estados Unidos, el Cryonics en Michigan y el Transtime en California. La principal clave del éxito de la Fundación Alcor ha sido su relación con la clase alta y su gran capacidad para guardar secretos.

Pero el precio para poder alcanzar la inmortalidad no es barato. Para criopreservar el cuerpo entero hay que pagar 120.000 euros y 60.000 en caso de que se quiera congelar sólo la cabeza.

En España la ley no permite la congelación de personas, aunque existe la Sociedad Española de Criogenización desde 1998 que cuenta con unos 100 socios. Los pocos españoles que se conoce que han sido criogenizados han tenido que marcharse a Estados Unidos para ser congelados, como es el caso de la joven Cristina Comos.

Yo me pregunto, ¿cuánto hay de real en este proceso? Sin duda es una idea muy tentadora, poder revivir en el futuro, quizá cuando los coches vuelen y todas las ideas de las películas futuristas se hayan cumplido. Pero de momento sigue siendo ciencia ficción.