¿Qué significa IoT? Muy, pero muy brevemente explicado, se refiere a las siglas de Internet of Things, un conjunto de tecnologías que te permite conectar dispositivos y proveerles inteligencia obteniendo entre otras cosas, adaptabilidad, confort, eficiencia y calidad al entorno donde se instalen. Básicamente eso es el IoT.

Era inevitable: la constante evolución del mundo digital, que ya hace años abandonó la reclusión de la laptop o la PC para colarse en smartphones, smartwatches y casi cualquier objeto imaginable (con prefijo smart de cajón), plantea nuevos retos relacionados con la ciberseguridad. El increíble potencial del internet de las cosas es también una coladera sin precedentes para los ciberdelincuentes, que ahora amplían la gama de dispositivos susceptibles de ser hackeados.

En este texto, principalmente deseo puntualizar algunos problemas que podría presentar el imparable crecimiento del IoT, concluyendo desde ahorita que deberíamos frenar esa tendencia obsesiva de conectar todo lo que tenemos a Internet. Es el momento justo en que necesitamos replantearnos los conceptos de innovación y evolución tecnológica para evitar una catástrofe a corto plazo.

Porque ya no tenemos computadoras dentro de nuestros objetos/dispositivos. Ellos mismos se han vuelto una computadora “viviente”. Veamos:

Dependemos de las computadoras a diario. Los más recientes diseños de estufas, lavadoras y refrigeradores son ordenadores que inteligentemente calientan los alimentos, ponen ciclos de lavado a la ropa y mantienen fresca la comida. El automóvil no es solamente un aparato mecánico, es toda una arquitectura que se compone de sensores y circuitos para verificar frenos, aceleración, status del vehículo, visibilidad, kilómetros recorridos, tiempo de llegada y un muy largo etcétera.

Nuestras casas tienen termostatos inteligentes, absolutamente todos los electrónicos se pueden controlar desde alguna central e incluso ya podríamos controlar las luces interiores/exteriores con una app desde nuestro Smartphone si quisiéramos. Y, de hecho, ese pequeño smartphone se ha convertido en una computadora a plenitud desde que los grandes vendors como Apple o Samsung sacan cada año modelos más potentes, más veloces y con más funciones que el anterior. Entonces Internet, (no tu casa), se convierte en el lugar donde vivimos, el mundo donde nos interconectamos sin importar espacio o distancia, y principalmente es el cerebro desde el cual ejecutamos la mayor parte de las actividades humanas. Construimos una red de redes que es capaz de pensar, de actuar y estamos a nada de hacer que pueda llegar incluso a “sentir”.

Este mundo virtual, por supuesto, es mucho más extenso que el concepto de IoT: actualmente podemos hacer tangibles una combinación de palabras “raras” como computación ubicua, realidad aumentada, cloud computing, big data y otras derivaciones exquisitas en lo que vemos a diario. Y aunque tal vez este mundo no es lo suficientemente inteligente y autónomo que esperamos sea, como si algún día no muy lejano pudiéramos tener en casa a una robotina, cada vez se vuelve más poderoso y más extenso; como lo dije antes es nuestra realidad cotidiana por la dependencia que ya creamos hacia él.

Pero, obviamente, se está volviendo, de igual manera, mucho más peligroso.

Volvamos al ejemplo del automóvil; es una supercomputadora que controla todo el objeto, desde el radio hasta la aceleración del motor. Ahora, listemos algunos posibles riesgos de seguridad con este nuevo paradigma de diseño con una computadora manejándolo:

GPS. Utilizado para navegar, podemos corromperlo para determinar la posición exacta de una persona con fines no muy benévolos, y los auriculares del vehículo como periféricos espía.

Inhabilitación segura/Wipe out del auto. Si nuestra computadora “falla” o requiere mantenimiento debe ser capaz de entrar en una especie de estado “freeze”. No queremos por ningún motivo que algún intruso penetre la computadora del automóvil y la ponga en freeze mientras vamos conduciendo, por ejemplo, a 120 km/h, ¿o si?

Status y modificación de los engines. Relacionado con lo anterior, los stats del carro se podrían manipular arrojando información falsa sobre el estado de los componentes y poner en riesgo nuestra vida. Simplemente imaginemos que el sensor que controla la inteligencia de los frenos es hackeado en un cruce con un tren…

Secuestro del auto. No quisiéramos, absolutamente, que nuestro propio auto fuera manejado por vayan a saber ustedes quién, y nos lleve a un cambio inesperado de ruta, con las puertas y las ventanas selladas, sin poder escapar de ninguna forma.

Podríamos continuar pero es suficiente (si creen que esto es una mentira, investiguen un poco el roadmap de Tesla en internet y vean con sus propios ojos que todo lo anterior ya es posible).

Para finalizar este breve apunte: es claro que esta red inteligente nos brinda una cantidad ilimitada de beneficios, pero si deseamos aprovecharlos correctamente debemos ser conscientes que verdaderamente nuestra vida depende de los bits, y es necesario hacer entender a las personas los riesgos implícitos en las nuevas tecnologías. El hecho de que no estén obligados a ser unos especialistas, significa que estén destinados a convertirse en analfabetas digitales. Existen muchas decisiones éticas, morales, culturales y sociales relacionadas directamente con el avance IoT y las TI en general y las personas deben responsabilizarse en tomarlas cuidadosamente, independientemente de su profesión u oficio.

Necesitamos involucrar a todo el mundo, de la misma manera que aceleramos la vorágine por desarrollar el siguiente peldaño computarizado. Debe volverse sin duda alguna, parte natural de nuestra evolución humana.