«En un pequeño e idílico país llamado Costa Rica, había una vez...»

...un habitante terrestre, uno más de entre los millones de millones que han sido y serán.

I

Nací en San José de Costa Rica, en el pleno centro de su pequeña capital: San José, que conocíamos coloquialmente como la ciudad «alegre y confiada», plena de techos de zinc herrumbrados hasta la medula, porque éramos -pese a que nuestro nombre evocaba algo distinto un país pequeño y pobre, cuasi- deshabitado y sin riquezas míticas que movieron la ambición de quienes nos colonizaron.

Llegaríamos a tener el primer millón de habitantes en 1953, luego de haber pasado por la misma horca caudina de casi todos los pueblos del mundo: en la época previa al descubrimiento y colonización española, se calcula éramos unos 600.000 indígenas, que decrecieron tanto numéricamente que al punto que al nacer a la Independencia en 1821, apenas nos contaban como un poco más de 50.000 habitantes, pero juntando blancos - mestizos e indígenas puros.

Cuando nacemos a la vida independiente -esa extraña condición que afirman los intelectuales politizados, inicia el momento en que los humanos podemos «decidir sobre nuestros destinos comunes», éramos unos 60.000 costarricas, como algunos nombraban a nuestros compatriotas de la época.

II

Para efectos estrictamente ecológicos en esta era Trumpiana (negación de lo que sí es y afirmación de lo que no es), hoy somos casi seis millones de habitantes y podríamos llegar a un nuevo boom si los acontecimientos en las proximidades latinoamericanos -léase específicamente Venezuela y Nicaragua- mantienen la tensión social existente creada artificialmente por sus pésimos Gobiernos, dado Costa Rica fue, es y seguirá siendo una especie de papel secante que se hincha cada vez que hay líos políticos internos en las latitudes cercanas. Porque no aplicamos las políticas astringentes trumpianas, sí las solidarias y humanas que rigen en buena parte del mundo civilizado, aunque hay ahora trazas por distintos rumbos de que el color de la piel es o un pasaporte en blanco con la leyenda sí, puede pasar, o una enorme pancarta en donde desde cualquier ángulo puede leerse la infame frase: de aquí no pasas.

III

Contaba que nací justo el 31 de marzo de 1938, cuando aún se escuchaban los últimos estertores de la Primera Guerra Mundial y aún no se iniciaba la Segunda Guerra Mundial, mucho menos la Guerra Fría y el actual y extrañísimo periodo que semeja un híbrido entre un Tyrannosaurius Rex -que no produce enfermedad alguna- y una blanca paloma (Columbidae), esa sí capaz de infectarnos con histoplasmosis, psitacosis y criptococosis, y aún no había la Revolución Civil -que vendrá en 1948- y que habría de llegar a nuestro país como lógico resultado de la incuria, el enfrentamiento ideológico y lo colusión entre el viejo modo de ser de la derecha ultra refractaria y la izquierda- eclosión de la necesidad de hacer las cosas de forma distinta - y aunque curiosamente en ciencia política, a causa de los defectos humanos, poco importa en cuál parte de la vereda se transita, los políticos hacen lo que les viene en gana sin disquisiciones ideo-políticas a la que son afectos los que se autodenominan intelectuales.

En ese marzo de 1938, cuando aún éramos menos de 650.000 habitantes, entro a jugar el juego de la vida, me caso en 1962 y al día de hoy si escribiese en ficción tendría que afirmar con tinta y papel-como se decía antes- que tengo tres hijos, siete nietos y dos bisnietos, dado creía tener un estricto control de nacimientos de mis descendientes, lo que ha contado con el doble chequeo de parte de mi esposa, celosa guardiana de la familia... pero resulta que, como bien reza el dicho, al que no desea caldo le sirven en taza doble….y para lo que narro a continuación, habría que agregar que triple, cuádruple, o mejor aún, giga-cuádruple o parecido… como ya veremos.

IV

Mi país , localizado dentro de las coordenadas 8° y 11°15', de latitud norte, y 82° y 86°, de longitud oeste, tiene una extensión de 51.100 km² (50.660 km² de tierras y 440 km² de agua), por lo que se encuentra en el denominado neotrópico, esa zona terrestre plena en representantes de todas las especies de los cinco reinos existentes: el reino animal , el reino vegetal el reino hongos (setas, mohos y levaduras), el reino protoctistas (protozoos y algas) y el reino móneras (bacterias). Es constantemente visitado por científicos que vienen a estudiar la forma en que coexistimos -dado que si ese delicadísimo balance se perdiera-por acciones inconscientes o por el temido cambio climático- el resto del único planeta habitable que conocemos se perderá indefectiblemente…

En menos palabras: si de la biodiversidad depende el futuro de la vida, atentar tonta y ciegamente en contra de ella significa nuestra exterminación, como tal parece nos estamos exterminando «sin querer queriendo», ensuciando todo el planeta, desarborizando en donde nos da la gana y sacando todo lo que genera dinero-el oro negro-pronto solo negro pues está perdiendo el glamour dorado…

V

En Costa Rica, el vivir en un país siempre verde con dos estaciones que hasta hace muy poco eran fijas y regulares (ahora, debido al cambio climático acelerado, está cambiando rápidamente), hace que tendamos a convivir muy cómodamente con la Naturaleza pese a los fuertes embates de la «civilización» que nos aguijonea desde USA-Europa básicamente... y nos tienta a cambiar de costumbres y modos sencillos de vida para embutirnos en el desenfreno de la civilización europea…

VI

Costa Rica continental -un solo bloque continuo y estrecho, bordeado por los dos océanos Pacifico y Atlántico, posee un eje montañoso longitudinal central con dirección noroeste-sureste, dividido en cuatro cordilleras, a partir de las cuales nacen los ríos, que desembocan en las vertientes de ambos océanos: Pacifico y Atlántico.

La acción de estos ríos ha dado lugar a grupos de llanuras. El centro del país está ocupado por una depresión tectónica conocida como Valle Central, donde vivimos la mayoría de la población, que convivimos con cerca de 200 volcanes, de los cuales cinco están activos y agreguemos que la isla del Coco, un pequeño paraíso ecológico en el océano Pacífico, es también parte del territorio nacional y esa no tiene volcanes, pero sí un Tesoro... que ha sido buscado infructuosamente durante siglos.

VII

Por esas características únicas, desde sus orígenes como territorio ístmico, que data desde hace unos 23 millones de años, América Central -con Costa Rica en su centro- ha sido un verdadero puente biológico donde coexisten especies de flora y fauna pertenecientes al neártico, al neotrópico y algunas otras a la región de las Antillas y debido a esta caótica, pero ordenada biodiversidad, se localizan zonas de vida, muy definidas que incluyen desde los litorales con frente al Pacifico o al Atlántico, hasta zonas de páramo sobre los 3.000 m. de altitud , y en todos ellos bulle la biodiversidad que ha hecho que el turismo principal siempre haya sido de extranjeros que vienen a hacer exploraciones.

VIII

A raíz de la muy reciente ampliación del Canal de Panamá, advierte el científico Carlos Jaramillo del Smithsonian Research Instituta, el surgimiento de América Central y la separación del Atlántico y el Pacífico, cambiaron para siempre el clima del planeta, dado que hace más de 20 millones de años, el mapa de América era muy diferente: dado el norte y el sur del continente estaban separados por un canal oceánico y aún no se había formado la franja de tierra conocida como Centroamérica- Panamá a veces más conocida por las continuas revoluciones armadas para cambiar de capitalismo a comunismo o viceversa , que por este otro atractivo natural.

IX

¿Cómo y cuándo se produjo el choque entre la parte norte y sur de América, y el nacimiento de América Central? Científicos en Panamá aseguran que esos eventos, que alteraron para siempre el clima del planeta, tuvieron lugar mucho antes de lo que se pensaba. La reciente excavación para la ampliación del Canal de Panamá ha presentado una oportunidad geológica única para explorar el pasado del istmo, dejando al descubierto rocas y fósiles que debieron ser rescatados en una verdadera carrera contra el tiempo…antes de que el agua de alguno de los océanos las cubriese al entrar en operación la reapertura-ampliación del Canal.

XI

Esa vida apacible en convivencia con tierra, mares, montañas, valles, bosques, llanuras y ríos…hace que el costarricense promedio tienda a buscar vivir muy cerca de lo verde-huyendo al cemento y el acero representantes típicos del modernismo rampante y que la “aspiración” de la clase media sea el tener una casita en el campo, como lo afirma una pegajosa cancioncilla popular.

XII

En mi caso debí esperar hasta tener 65 años cumplidos para dejar mis labores oficiales, pensionarme y poder tener mi «casita en el campo». Cuando eso ocurre comencé febrilmente a buscar un sitio aislado, pero cercano a la ciudad…y por mero accidente encontré un espacio adecuado en un lugar alto, frío, contiguo a un Volcán no activo: Barva, justo en el centro del país, a solo 28 km. de distancia de mi casa en la ciudad…. y allí comencé a dar rienda suelta a una afición contenida por muchísimos años una vez construida una cabaña para refugiarme: plantar árboles, colectar plantas y admirar animales salvajes de distintos tamaños y especies , a la vez que combinar esta nueva ocupación con mucha lectura en Internet para completar mis conocimientos básicos en materias como geología, biología , botánica… que me reinsertaron en un mundo que había olvidado en virtud de mi obligada vida de citadino y funcionario público.

Pronto mis hijos decidieron acompañarme en la aventura construyendo sus propias cabañas, y decidimos alquilarlas exclusivamente a investigadores científicos que llegan al país y que en esa zona no tienen adonde ir pues es aledaña a un Parque Nacional y no se permite el fraccionamiento de las propiedades ni construcciones que colidan con la vocación silvestre del lugar.

XIII

Viviendo por casi 12 años en ese lugar pude conocer-de primera mano detalles interesantes respecto de la estabilidad de su clima.

  • Los climas de la zona intertropical son isotermos, es decir, que presentan escasas variaciones de temperaturas a lo largo del año (de 2 a 5 °C). Sin embargo, las amplitudes térmicas diarias son mucho mayores que las amplitudes anuales de las medias mensuales y pueden llegar hasta los 10 a 15 °C.

  • Esta amplitud diaria se debe a la duración similar del día y de la noche: Humboldt se refería a la zona intertropical americana como las regiones equinocciales del Nuevo Continente, lo cual significa que en estas regiones la duración del día y de la noche es muy similar a lo largo del año.1 Como resulta lógico, si durante las 12 horas de sol (aproximadamente) las temperaturas pueden llegar a subir bastante, lo largo de la noche intertropical da origen a un notable descenso de las temperaturas por irradiación.

  • Dentro de la zona intertropical, es la lluvia y no la temperatura el elemento climático que presenta mayor variabilidad anual. De hecho, como los climas isotermos no presentan verdaderas estaciones térmicas a lo largo del año, es la diferente pluviosidad tanto en el espacio como en el tiempo, la que da origen a distintos tipos climáticos intertropicales.

La característica climática más importante de la zona intertropical es su extraordinaria estabilidad a lo largo del tiempo, como lo demuestra la presencia en la actualidad de helechos arborescentes, plantas muy primitivas que no han sufrido cambios evolutivos importantes desde la Era Primaria. El mapa conocido como Koppen-Geiger permite conocer la clasificación de temperaturas y mostrar la casi invariabilidad de la zona en la cual se ubica Costa Rica.

De manera que, a partir del inicio de los noventa-ya pensionado y con un tres cabañas y una laguneta en la zona descrita me dedique a atender expedicionarios científicos que lograba contactar por medio de Internet.

En poco tiempo mi lista de direcciones que antes solo contenía a políticos y personas relacionadas con el tema, fueron dando lugar a direcciones de asociaciones ecológicas y centros de investigación que requerían el uso de nuestras instalaciones por temporadas, para hacer investigaciones diversas. Una de esas instituciones fue la célebre Universidad Veterinaria de Brno- de la Republica Checa y la Academia de Ciencias de ese país.

XIV

Ellos vinieron en el año 2010 y previo a la estadía de estos científicos habían estado con nosotros investigadores nacionales de las Universidades Nacional y de Costa Rica y extranjeros de las Universidades de Berkeley, California, Michigan, Texas, Panamá, Central de Caracas, Stanford, Barcelona, Chicago y otras que pudieron iniciar o terminar en la zona sus propias investigaciones.

Con base en tres cabañas rusticas -acordes con la zona- y usando un antiguo galpón de almacenamiento de leña, cada grupo de investigadores lograba acomodarse en grupos y además improvisar sus laboratorios …comenzando la aventura de hacer nuevas contribuciones al conocimiento científico o bien reforzando los conocimientos ya existentes.

XV

Pronto me di cuenta de un detalle sociológico interesante- a diferencia de los políticos con quienes yo estaba acostumbrado a convivir en ambientes delineados por los diversos protocolos oficinescos y de ejercicio del poder, los científicos que venían a hacer su trabajo de campo eran de costumbres más sencillas y afables y terminaban comiendo y bebiendo en el único restaurante típico del pueblo-que apenas tiene 60 habitantes y que es el lugar de reunión obligado de quienes vivimos en Sacramento de Barva en comunión con la naturaleza.

XVI

Si me hubiesen dicho que la visita de los científicos checos cambiaria mi vida nuevamente no hubiese apostado por esa chance... pero ese tema lo desarrollaremos en la segunda parte de este artículo.