Es indudable que las redes sociales son un espejo de la sociedad actual, aunque no siempre ese reflejo se ciña a la realidad. En muchas ocasiones nos encontramos con perfiles que exhiben vidas «excesivamente felices» que solo existen en el mundo digital o también el polo opuesto, auténticos seres oscuros que atacan sin piedad a otras personas, algo que jamás se atreverían a reproducir en el cara a cara.

El problema del bullying en el entorno escolar no es precisamente nuevo, pero en los últimos tiempos ha mutado debido al fácil acceso a las nuevas tecnológicas y ha traspasado las fronteras del espacio y el tiempo. La persona acosada ya no tiene respiro ni refugio, puede sufrir los ataques 24 horas al día y esté donde esté.

Las principales plataformas como Facebook, Twitter o Instagram llevan luchando contra este tipo de comportamientos desde el día de su creación. Es una batalla compleja, en la que es casi imposible cerrar las puertas al abuso sin perjudicar la libertad de expresión de los usuarios que hacen un buen uso de estas plataformas.

De las múltiples estrategias que se siguen para intentar poner las cosas más difíciles a los acosadores hay dos que se han convertido en fundamentales. La primera sería la colaboración de la comunidad a través de las herramientas de reporte. Esto se traduce en que cualquier usuario que detecte comportamientos inadecuados puede denunciarlos a través de la misma plataforma, para que cada uno de esos casos pueda ser investigado de forma individual y se tomen las medidas oportunas. La segunda sería la utilización de herramientas de inteligencia artificial que «aprendan» del comportamiento de los usuarios y puedan adelantarse ante determinadas situaciones de acoso y actuar de forma rápida y adecuada, sin necesidad de intervención “humana”.

Entre las plataformas que más medidas están lanzando en los últimos meses para luchar contra el bullying sin duda destaca Instagram. No es casualidad, ya que se trata de la red social en la que más se mueven los jóvenes actualmente y cuenta con diversos formatos de contenido en vivo, como las stories y los directos que necesitan estrategias de control complejas para que «no todo valga».

Por ejemplo, este mismo mes se presentan dos interesantes novedades. La primera se basa en utilizar machine learning para escanear fotos y textos, de forma que se puedan analizar de forma específica aquellas que fomenten el bullying y tomar las medidas oportunas. La segunda se aplica a los vídeos en directo, añadiendo un nuevo «filtro anti-insultos» similar al ya existente para los comentarios de las publicaciones estándar. Medidas preventivas, cada vez más sofisticadas, que pretenden evitar que exista esa sensación de impunidad cuando surge un caso de acoso en las redes sociales.