No soy el tipo de comprador compulsivo o emocional. Puede que uno de esos pelín obsesivos a los que le gusta estudiarse todos los aspectos de la compra y que experimenta una extraña sensación de realización personal al obtener la mejor relación calidad precio, pero nada particularmente patológico.

Del marketing creo que es la aplicación comercial de la neolengua de 1984, hace décadas que tengo la sensación de haber consumido ads para varias vidas y en general procuro mantener un saludable cordón sanitario frente a todas sus formas.

Hace años que dejé de ver películas y series de tv en la televisión convencional porque era como ir a museo del Prado a ver una obra de Goya con pegatinas encima anunciándote el próximo retrato de Velázquez patrocinado por Matías Prats recordándote tu seguro de coche.

Youtube es una plataforma usable desde que descubrí cómo evitar que aparezcan los videos promocionales de 20 segundos antes del video de 30” que quieres que ver.

Cuando me muevo por la Red utilizo software que eliminan o dificultan el rastreo de la actividad del usuario a través de la red.

Hasta soy capaz de recorrerme las decenas de opciones de cookies que presentan los grandes medios de comunicación desde que entró en vigor la última normativa de datos y desactivar todas las cookies desactivables. Lo que me ha llevado a descubrir que una práctica común en algunos medios es seguir presentándote el mensaje de aceptación de cookies en cada visita hasta que no aceptes a TODO, pero esa es otra historia.

En resumen, hago lo que puedo por pasarme vuestro marketing y vuestro big data por donde haga falta. No podréis conmigo.

Ingenuo de mi.

El Black Friday está encima y yo, a pesar de todas mis precauciones, siento la imperiosa necesidad de comprarme algo esperando encontrar algún chollo como el que compra la lotería de Navidad espera que le toque el premio gordo. Es decir, como un ingenuo, aunque a veces haya ingenuos con suerte.

Lo gracioso del tema es que esto sucede a pesar de mi decepcionante experiencia en años anteriores. En 2016 me encontraba frente al ordenador y con la tarjeta de crédito entre los dientes dispuesto a quemarla en una emponderante jornada de chollos sin fin con los que iba a hackear la sociedad consumista en la que vivimos… para encontrarme que la experiencia Black Friday no iba a resultar así para nada.

Evidentemente, las mentiras que mejor funcionan son las que contienen una parte de verdad. Sí, se presentan millones de ofertas y algunas de ellas son buenas en relación a como venía vendiéndose ese producto anteriormente. Otra cosa es que eso sea lo que tu necesites.

Las mejores ofertas son muy específicas. Un ejemplo sería una gama de TV con las mismas características en cada modelo pero diferentes tamaños de pantalla. Por ejemplo, el modelo de 32” se ofrece a un gran precio mientras el resto de la gama está a otros mucho menos especiales. Es decir, son buenas ofertas que van a cubrir las necesidades de un sector pequeño entre los clientes mientras generan prestigio y expectativas en las demás.

Otra táctica bien conocida de inflar los precios en las fechas previas a un evento de rebajas para aparentar oportunidades de compra que no son tales. O la de mostrar el precio recomendado del fabricante en el momento del lanzamiento del producto y que estuvo vigente meses o años atrás para aparentar una rebaja que, de nuevo, no es tal.

Bien, llegamos a la parte útil del artículo. ¿Cómo sortear esas trampas?

Keepa es una extensión para navegadores que inserta un gráfico en cada página de producto de Amazon informando del precio que ha tenido el artículo desde su publicación en la web. Permite tomarle la medida exacta a cada «oferta» y ver cómo resulta de verdad el Black Friday. Es habitual que el precio excepcional de ese Black Friday sea un precio ya visto anteriormente en el producto y que volverá a estar tras el black fraude. También disponen de una web desde la que hacer el seguimiento de productos a la venta en Amazon.

Para controlar los precios que ofertan otras tiendas online es mejor recurrir a un clásico, los comparadores de precio. No podrás saber cómo está ese artículo en relación al histórico de precios de la tienda pero sí conocer lo que tiene de oferta en relación a otras tiendas.

Feliz Black Friday.