La inteligencia, medida como coeficiente intelectual, usando test estándares, como Stanford-Binet y Wechsler, aumentaba de generación en generación en el mundo «industrializado». Este fenómeno fue confirmado estadísticamente en muchos países y el aumento se manifestaba a nivel general, en todo ámbito y no exclusivamente en uno de los campos evaluados, hasta que, en Noruega, investigadores de la Universidad de Oslo, constataron que desde el 1970 hasta el 1993 el efecto Flynn disminuía progresivamente, indicando que la velocidad con que crecía la inteligencia media era menor, pero siempre positiva.

Este fenómeno de disminución ha sido también observado y confirmando en otras partes del mundo. Unos años después, estudios de cohortes han demostrado que el efecto Flynn se ha invertido. Es decir, la inteligencia, medida como coeficiente intelectual ha comenzado a bajar de año en año y así nos encontramos con la triste realidad de que las capacidades intelectuales de las nuevas generaciones son, en su media, inferior a las precedentes y que en palabras más directas, podemos afirmar que nos estamos volviendo más estúpidos. Un fenómeno que ha sido denominado como efecto Flynn negativo.

En Finlandia, por ejemplo, el coeficiente intelectual medio ha crecido desde 1988 hasta el 1997 aumentado en una media de 4.0 puntos. En este país, como en otros del norte de Europa, un test de inteligencia es aplicado a todos los varones que se presentan al servicio militar y estos cuentan en Finlandia unas 25.000 mil personas. Desde el 1997 hasta el 2009 se ha observado una reducción de unos 2.0 puntos, usando siempre los mismos test y calculado como el resultado general y no parcial, que por ejemplo, miden las capacidades verbales, lógicas o matemáticas. Resultados similares se han obtenido en Dinamarca, donde se usan los mismos métodos y test. Estos test se hacen alrededor de los 18 años y los inicios de la reducción en los resultados, se hicieron visible entre los nacidos los últimos años de la década de los 70. El mismo fenómeno ha sido evidenciado en el Reino Unido y otros países, sobre todo europeos.

Este hecho, preocupante y serio, por el momento más allá de ser una realidad es una pregunta enorme: ¿cuáles son las causas? Y como etiología del fenómeno han sido presentadas varias posibilidades y escenarios. La primera, concierne aspectos ambientales, como contaminación. Esta relación inversamente proporcional entre contaminación ambiental y coeficiente intelectual es conocida y no la podemos descartar como una de las posibles causas.

También han sido mencionados factores genéticos y uno de estos es la alteración genética a nivel de población, que podría ser causada por la emigración. En contra de esta posibilidad, podemos citar que los primeros datos sobre la reducción del coeficiente intelectual fueron identificados en los años 70, en la segunda mitad de la década. En ese entonces los fenómenos migratorios no estaba en su apogeo y además, tenemos que recordar que el segmento de población que ha sido estudiado, son los nuevos conscriptos y para ser parte de este grupo, en los países nombrados, se requiere la nacionalidad. En ese entonces, los hijos de emigrantes con ciudadanía eran casi inexistentes como para considerarlos un factor determinante.

Otras posibles causas son los altos niveles educacionales adquiridos. En Dinamarca por ejemplo, más del 50% de los jóvenes obtiene un título universitario y la alta correlación entre educación y coeficiente intelectual es bien conocida. Junto con esta hipótesis, se agrega también el hecho de que algunos países podrían haber logrado el máximo de su plasticidad cognitiva, pero este elemento es difícilmente demostrable. Siempre en relación a la educación, otra posible causa podría ser los cambios efectuados a nivel de pedagogía y prácticas educacionales.

Queda abierto un aspecto importante. La mayoría de estas observaciones provienen de resultados obtenidos con varones. Podríamos suponer que este fenómeno concierne especialmente a este sexo. Algo que podría ser compatible con las mayores dificultades que presentan los varones en el sistema educativo y la alta frecuencia entre ellos de problemas de atención y concentración.

Muchos han indicado los juegos electrónicos y las nuevas formas de interacción, que implican una combinación de aspectos negativos como la distracción, la exposición constante a nuevos estímulos, etc. El problema de esta explicación es que no estaba presente a los inicios de las observaciones y por ende podría ser un factor coadyuvante o secundario, sin ser una de las causas iniciales. Por otro lado, tendríamos que saber más sobre los disturbios cognitivos, que presentan los jóvenes, como por ejemplo la incapacidad de concretarse y la hiperactividad.

El efecto Flynn negativo es una espada de Damocles sobre la humanidad entera y su estudio tendría que ser prioritario. Por el momento, basta decir que las condiciones de vida moderna no favorecen el desarrollo intelectual de los jóvenes y esto tiene que cambiar, ya que la responsabilidad de toda sociedad es sobre todo el bienestar de sus ciudadanos y el esfuerzo de desarrollar al máximo sus capacidades en todo sentido. Un déficit cognitivo acumulativo es sin lugar a dudas, más que un desastre, una derrota inaceptable.