A mediados de mayo del 2019 fui bloqueado por Facebook porque una seguidora mía en esa red social se sintió ofendida cuando la comparé con Joseph Goebbels, el jefe de la propaganda nazi de Adolf Hitler y cometí el error de postear la tristemente célebre frase de Goebbels con una imagen alusiva a él. Lo que, al parecer, Facebook consideró un ‘horror’ y me bloqueó por un mes completo.

He aquí la frase célebre:

«Una mentira mil veces repetida, se transforma en vedad».

Pero por qué recurría a esa frase, se preguntarán ustedes. Pues porque, aunque no fueron mil veces, ciertamente sí fueron decenas de veces (más de 20) que la seguidora comentó con respuestas y argumentos falaces acera del tema de que trataba el artículo que publiqué en mi muro y en la red social de Facebook.

Y una y otra vez, le desmentí, todas y cada una, de sus falacias y le expuse por qué eran falsos sus argumentos. Como no logró demostrar que sus argumentos eran válidos y por el contrario yo le demostré que los suyos eran falaces, se enojó conmigo y dijo que yo la hostigaba y la ofendía por «defender los derechos del pueblo que se alzaba en huelga ante un Gobierno corrupto y dictatorial» y que me iba a denunciar en Facebook si no me retractaba.

Me faltó decirles que la seguidora es una conocida sindicalista que se manifiesta públicamente en Facebook contra el Gobierno de mi país (Costa Rica): por promover políticas y legislación para sanear las finanzas del Estado, disminuir el gasto público y poner en regla el empleo público. Y que se manifiesta abiertamente en favor de la huelga sindical por razones políticas (no por conflictos obrero-patronales, como corresponde), como lo son: defender los pluses salariales abusivos que reciben ciertas cúpulas político-sindicales del sector público.

Así las cosas, molesto también, le respondí que lo hiciera y terminé por postearle la citada frase con la imagen de Goebbels. ¡Obviamente lo hizo!

Pero ese no es el tema, ni la razón por la que escribo este artículo. A razón de lo que me ocurrió, me pregunté, ¿qué tanta influencia puede tener lo que publiqué en Facebook para mis seguidores? Y quise hacer un experimento social.

Poco después de que me bloquearon, publicaron en este prestigioso magazine un artículo mío titulado El resurgir de los movimientos totalitarios: El nazismo y el fascismo como formas de gobierno disfrazadas de democracia liberal y semana y media después publicaron Dos colosos enfrentados: ¿Guerra comercial o guerra política entre Estados Unidos y China?

El primero tenía 7 shares el día que decidí hacer el experimento y el segundo 5 shares. El experimento social consistía en publicar en Facebook los artículos, una vez pasado el bloqueo, y ver cómo y si aumentaba o no el número de shares.

¡Sorpresa! Sí lo hizo (sí aumentaron el número de Shares): al día siguiente el primer artículo pasó de 7 a 27 shares y cinco días después tenía 33 shares.

El segundo artículo no tuvo tanta suerte, pasó de 5 a 16 shares y cinco días después seguía con los mismos 16 shares.

Pero hay algo más y quizás más significativo: El resurgir de los movimientos totalitarios: El nazismo y el fascismo como formas de gobierno disfrazadas de democracia liberal... ¡fue el artículo que más comentarios recibió en mi muro en la red social de Facebook! ¿Coincidencia? Decídalo usted.

De mi parte, sólo puedo especular: ¿qué tanto responden o corresponden las políticas de censura de Facebook... a verdaderas prácticas de odio y discriminación en contra de minorías y particulares?

Y ¿qué tanto a patrones predeterminados de lo que se supone son prácticas que incitan al odio y la represión?

Es decir, a etiquetas, banderas o como usted prefiera llamarlo. En otras palabras, censura y seguimiento en Facebook o sanción y etiqueta.

De nuevo, ¡decídalo usted!