Uno de los fenómenos más comunes entre las personas de cierta edad es que tienen «respeto» e incluso reparo en usar los últimos avances tecnológicos, lo cual ha generado lo que se conoce como brecha digital, en donde en un lado estarían los que se sienten «cómodos» con cada avance que surge, y en el otro los que prefieren el «método tradicional».

Algunos estudios indican que en los últimos años han surgido en el ámbito de la salud mental diversos términos relacionados con el uso de la tecnología como la tecnofobia, la nomofobia, la ciberadicción, el F.O.M.O.,… términos que tratan de explicar cómo se relacionan las personas con el uso correcto o no de la tecnología. Quizás el término más extendido y conocido sea el de tecnofobia, que separa entre aquellos que no tienen reparo en usar su smartphone a diario para buscar información, consultar el tiempo, o reservar un taxi, y los que apenas lo usan para recibir y hacer llamadas telefónicas y ni tan siquiera utilizan el GPS.

Para explicar esto se puede acudir al «retraso» en el acceso a esta tecnología de los mayores frente a los más jóvenes, que desde los primeros años ya tienen contacto con todo tipo de dispositivos, y a pesar de la reticencia de algunos, los estudios están ofreciendo información sobre los beneficios del uso de la tecnología en la salud tal y como el planteado desde la Universidad de Nueva Inglaterra (Australia) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Open Journal of Depression. En el estudio se evaluó a cuarenta y un adolescentes en dos momentos diferentes con una separación de un año, donde se emplearon varias medidas para examinar tanto el estado de ánimo, como el uso social de las redes a través de Internet donde se tenía en cuenta no sólo el tiempo invertido sino también la calidad de las comunicaciones.

Los resultados a pesar de apoyar una relación entre el estado de ánimo deprimido y el uso masivo de los medios de comunicación a través de Internet, establece que esta relación es de tipo positiva, es decir, las personas van a encontrar el apoyo necesario con los que interactúa para sobrellevar sus situaciones personales negativas, convirtiéndose así en una herramienta de prevención de la depresión.

La diferencia con los resultados de investigaciones precedentes que hablaban de los peligros del uso de internet puede estar en que en este estudio no se tiene en cuenta sólo el número de horas diarias invertidas en la comunicación masiva, que se ha demostrado estar relacionado con personas con tendencia a la depresión e incluso que puede ser determinante para un problema de adicción a las nuevas tecnologías, sino que también se ha evaluado la calidad de la misma, observando que una comunicación de calidad, es decir, donde se interaccione con personas significativas, que pueden servir de modelo o de ejemplo o simplemente sepan escuchar y apoyar cuando hace falta, es suficiente para ayudar a las personas a no caer en depresión.

Por tanto, desde el ámbito científico las investigaciones señalan que el miedo a la tecnología o tecnofobia no está justificado en cuanto a prevención de salud se refiere, por lo que una posible explicación es la falta de conocimiento al respecto. Si se le pregunta a cualquiera sobre qué es una criptomoneda o si en alguna ocasión ha usado una exchange de criptomonedas, más de uno no sabrá de qué se le está hablando y por supuesto ni se le ocurriría usarlo sin saber, eso es lo que ha comprobado D. Jorge Soriano, CEO de Criptan, quien indica que «hemos lanzado una plataforma de compra y venta de criptomonedas enfocado a aquellos usuarios que no tienen conocimientos sobre el tema. Nuestro objetivo es crear una herramienta de confianza y muy transparente para que la gente se empiece a familiarizar y a entender de forma sencilla todo el ecosistema de cripto, ya que entendemos que dicho ecosistema ha dejado de ser el futuro, para ser el presente».

Es decir, no basta con crear tecnología si no que hay que «educar» a las personas sobre para qué sirve y cómo usarla, simplificando su manejo para evitar el rechazo que puede producir lo novedoso: «Uno de nuestros valores diferenciadores es poner la plataforma al servicio del usuario, hemos analizado mucho cuáles eran las mínimas funcionalidades necesarias para los usuarios inexpertos (en España tan solo el 4% aproximadamente tienen criptomonedas) y cómo desarrollar los procesos, y hemos desarrollado la plataforma pensando en ellos. Algo muy sencillo e intuitivo».

Pero al igual que sucede con los dispositivos móviles, tablets o smathphones, no basta con «hacerlo fácil» para que las personas se sientan confiadas en su uso, sino que hay que facilitar el conocimiento básico y necesario para su manejo: «Tenemos previsto crear cursos, meetups, eventos y toda nuestra comunicación va a ir enfocada a transmitir información útil de cripto».

Con ello, desde este desarrollo tecnológico se trata de combatir las reticencias de las personas y la tecnofobia en lo que respecta al uso de nuevos desarrollos económicos como son las criptomonedas. Por tanto, para «afrontar» la tecnofobia, al igual que se hace con otras fobias la mejor forma es aproximarse poco a poco a lo desconocido, obteniendo el conocimiento suficiente para sentirse tranquilo con ello antes de empezar a usarlo con soltura, tal y como lo hacen los más jóvenes desde pequeños.