El pasado abril celebramos el 50 aniversario del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (UCR). Su historia, está llena de hitos para la ciencia costarricense y, sobre todo, de beneficios directos para la población más vulnerable.

El nombre del centro se inspira y reconoce el trabajo del Benemérito de la Patria, Dr. Clodomiro Picado Twight (1887-1944), que trató de buscar siempre que la investigación científica y la academia, tuvieran una aplicación clínica y práctica ayudando a salvar vidas e impactando a los más necesitados y humildes. Su trabajo en el Hospital San Juan de Dios en los años veinte y treinta, son una muestra de ello. Por esa razón, la Clínica Metropolitana de 5 Esquinas de Tibás, de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), lleva su nombre desde 1965. En la entrada de la clínica y en honor al Dr. Picado Twight, podemos apreciar uno de los murales de Francisco Amighetti más icónicos, al reflejar con atenta sensibilidad el valioso trabajo y aporte de este científico a la sociedad.

La evidencia que se acumuló en esas primeras décadas del siglo veinte condujo a que se aprobara en 1926 la Ley número 13 o Ley de Defensa contra el Ofidismo. Un segundo espaldarazo oficial de las autoridades de la época, que reconocían que el accidente ofídico era un problema de salud pública en Costa Rica y que la sociedad, en la figura del Ministerio de Salud, debía proporcionar una solución ágil, sistematizada y digna a las consecuencias de esta patología.

Diplomacia científica

El programa de sueros antiofídicos significó en los sesenta la mejor respuesta que el Estado costarricense había materializado a plenitud. Tres instituciones determinantes se encargaron de dar el siguiente paso. El Ministerio de Salud, la Universidad de Costa Rica y la invaluable colaboración del Gobierno de los Estados Unidos de América.

Esto se consumó, gracias al compromiso del Dr. Álvaro Aguilar Peralta, ministro de Salud de la época, el Dr. Herschel Flowers, experto y representante especial de la Embajada de los Estados Unidos y los miembros de la Facultad de Microbiología que impulsaron la iniciativa, el Dr. Pedro Vieto Asch y el Dr. Roger Bolaños Herrera.

Bajo el liderazgo de este último, su primer director, se consolidó la organización del nuevo Instituto el 13 de abril 1970. Una sólida muestra de cooperación bilateral en pro de la ciencia. Un claro ejemplo de diplomacia científica.

Consolidación en Costa Rica

En 1972 se firma un convenio entre el Ministerio de Salud y la Universidad de Costa Rica, que tendrá un impacto determinante en la mejora de la salud de la población campesina de Costa Rica. El Instituto pasó a ser administrado por la UCR, como una unidad de investigación que tenía el objetivo de investigar y desarrollar productos efectivos, seguros y en cantidad suficiente. En esos primeros años, la producción de sueros superaba ya los 10.000 frascos al año y era capaz de suplir las necesidades nacionales.

En esos años, los centros comunales de atención primaria y preventiva del Ministerio de Salud, que luego pasarían a la CCSS y formarían parte de lo que hoy conocemos como EBAIS, se convirtieron en la mejor forma de universalizar el acceso a los productos del Instituto. De los 600 casos al año que se dan hoy en día, casi en su totalidad se les trata con suero antiofídico. Con una baja mortalidad del 0,2% de los pacientes, se recuperan más del 95%, sin dejar las terribles secuelas que generan amputaciones y otras formas de discapacidad en la población más joven y campesina.

Cómo médico de atención primaria, de emergencias y de hospitalización, durante mi práctica profesional en zona rural, en lugares como Dos Ríos de Upala o Quepos, pude ser testigo fiel de la efectividad del suero antiofídico Polivalente y el Anti- Coral. Comprobé como clínico que estos son dos de los productos más emblemáticos y seguros del Instituto, al evidenciar los buenos resultados, aplicándolo directamente a pacientes que habían sufrido una mordedura de serpiente. Sin un sistema de salud con cobertura universal como el que gozamos en Costa Rica, el impacto de estos productos sería muy limitado.

Pero también he sido testigo del valioso aporte docente y académico que lleva a cabo el Instituto, educando a profesionales de salud y a la población general, para que reconozcan y eviten apropiadamente los riegos de encontrarse con una serpiente, a cómo actuar cuando eso sucede y si el accidente se llega a producir, cómo manejarlo en la primera respuesta. Cualquier empresa pública o privada, debe mantener políticas de responsabilidad social corporativa.

En 1986 se efectuaron las primeras exportaciones de sueros a Centroamérica y para 1996 la producción había alcanzado el nivel suficiente como para suplir a toda la región del preciado suero. En ese mismo año, en el seno de la COMISCA del sistema SICA, los Ministerios de Salud de Centroamérica, declararon al Instituto Clodomiro Picado como centro de referencia regional para este tema. En años posteriores, el Instituto ha iniciado la producción y suministro de anti-venenos para Latinoamérica y el África subsahariana.

Autosuficiente

El Instituto Clodomiro Picado es autosuficiente, ya que los recursos que genera por la venta de sueros se utilizan para financiar las operaciones e inclusive contribuyen a financiar los proyectos de crecimiento. El Instituto es un ejemplo de una empresa pública, capaz de contribuir a su autofinanciamiento, producto de la investigación, la innovación, el desarrollo y explotación de propiedad intelectual, la producción, distribución, venta y exportación de soluciones a un problema concreto, de nula o poca rentabilidad para el sector privado. En ese proceso, muchas veces ha recibido el apoyo del Ministerio de Salud y el Gobierno Central.

Como viceministro de Salud pude ser testigo de un ejemplo de verdadera continuidad de la política de Estado que se ha mantenido a lo largo de la Historia del Instituto, recibiendo apoyo del Ministerio de Salud. Durante la Administración Chinchilla Miranda, la ministra de Salud de ese momento, la Dra. Daisy Corrales Díaz, promovió la donación de los terrenos donde se ubica parte del Instituto, que todavía se mantenían a nombre del Ministerio de Salud.

En la Administración Solís Rivera, la ministra de Salud que le sucedió, la Dra. María Elena López Núñez, ratificó y materializó el procedimiento que permitió que el vicepresidente, Don Helio Fallas Venegas, entregara oficialmente el 30 de agosto del 2014, los terrenos al rector de la UCR, Dr. Henning Jensen Pennington y al director del Instituto Clodomiro Picado, Dr. Alberto Alape Girón. Hecho fundamental, que terminó con un «conflicto de formas» que perduró durante décadas y fortaleció la cantidad de activos necesarios para planificar aumentos de producción, crecimiento a largo plazo y mejorar la proyección internacional.

Durante la celebración de los 45 años de la Institución, en mi intervención como ministro de Salud, pude repasar la sorprendente historia de éxito y aporte que sus distintos directores han sabido impregnar a la obra. La indiscutible marca fundadora, pionera en la academia y en la investigación del Dr. Roger Bolaños Herrera (gestión 1970-1980) que supo heredar su vocación a su familia Bolaños Vives. El sentido social que impulsó el Dr. Luis Cerdas Fallas (gestión 1980-1988), la implementación de mejoras en la producción e investigación que trajeron; el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez (gestión 1988-1996) y el Dr. Gustavo Rojas Céspedes (gestión 1996-2004). Y no pude dejar de reconocer, el valioso aporte de la que ha sido la única directora del Instituto, la Dra. Yamileth Angulo Ugalde (gestión 2004-2012), quien impulsó como nadie la importancia del registro de las patentes de los productos y la estandarización de la producción de alta calidad. Transformación, que le valió al Instituto el premio de Salud Pública Dr. Lee Jong- Wook de la OPS/OMS.

Ese día, 11 de mayo de 2015, también se hizo entrega al Clodomiro Picado de artículos y recuerdos históricos relacionados con la actividad investigadora antiofídica en Costa Rica; para que los cuide, proteja y exhiba en su centro. El Instituto, junto al Laboratorio del Hospital San Juan de Dios de la CCSS, representan los custodios más importantes de artefactos históricos del Dr. Clodomiro Picado Twight. Ese día, se comunicó la oportunidad de iniciar el proceso de entrega del resto de terrenos colindantes del Ministerio de Salud, para que se dediquen a tan noble causa.

El impacto global

Las mordeduras de serpientes se han convertido en una enfermedad tropical desatendida. Una condición de salud que afecta anualmente la vida de casi 3 millones de personas alrededor del mundo, de las cuales cerca de 120.000 fallecen, y 300.000 quedan con algún tipo de secuela física o psicológica. Transformar la actitud de la comunidad internacional en la forma de abordar esta patología, se volvió un asunto de vida o muerte para muchas personas alrededor del globo.

Mediante el DM 1752-2016 del 10 de febrero de 2016, como ministro de Salud, solicité formalmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se declarara de registro y reporte obligatorio al accidente ofídico o mordedura de serpiente en todo el mundo, atendiendo la solicitud expresa del Instituto Clodomiro Picado, la fundación británica Health Action International (HAI) y con la valiosa colaboración de Global Snakebite Initiative.

Estos últimos organizaron con el auspicio oficial de Costa Rica y como anfitriones principales (el miércoles 25 de mayo del 2016), el evento paralelo Ciencia, Estado y Sociedad: una iniciativa mundial para comenzar a abordar el asunto, en el marco de la 69° Asamblea Mundial de la Salud, en Ginebra, Suiza. Hechos recogidos en el documental Minutos para morir, de los cineastas James Reid y Pip Gilmour.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Salud de Costa Rica, con la ayuda de la Misión de la OPS en Costa Rica y bajo el liderazgo técnico del Instituto Clodomiro Picado, se encargó de cumplir todos los requisitos necesarios, para que la iniciativa fuera aceptada por la OPS primero, paso previo y necesario para que la OMS, procesara la solicitud del Ministro de Salud de Costa Rica.

Finalmente se consigue el 9 de junio de 2017 la nueva resolución de la OMS, gracias al trabajo interinstitucional del Instituto Clodomiro Picado, bajo el liderazgo técnico del Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, bajo el empuje y presencia de la embajadora Elayne Whyte Gómez y su equipo de La Misión de Costa Rica ante las Naciones Unidas y el compromiso oficial del Ministerio de Salud en todo momento. Sobresale, además, el indiscutible liderazgo del Dr. David Williams de la Universidad de Melbourne, Australia, especialista en ese campo de la OMS y la suma del valioso apoyo de la comunidad internacional, que decidió dar el salto.

Al reportarse dicho problema de salud de forma obligatoria, se evidencian las dimensiones del reto a nivel mundial y se obliga a los gobiernos de países más afectados, a actuar. El tratamiento, es el suero en su aplicación rápida y oportuna. Costa Rica se ha especializado en producirlo. Las patentes de dichos sueros desarrollados en el país están en manos del Instituto Clodomiro Picado de la UCR y si se consigue aumentar la producción, se puede suplir del vital suero, a esos países pobres a gran escala.

El Plan de Acción Global impulsado por los Ministerios de Salud de Costa Rica y Colombia, fue respaldado por 31 países y se aprobó el 24 de marzo de 2018 en la 71ª Asamblea Mundial de la Salud. La ministra de Salud del momento, Dra. Karen Mayorga Quirós, también se comprometió oficializando su apoyo. El plan se acompañó del financiamiento necesario para empezar a cambiar la vida de los afectados.

La mordedura de serpiente o accidente ofídico es un problema de salud de pacientes pobres, campesinos, que trabajan en zonas rurales en laboras agrícolas sin la adecuada protección. Costa Rica, puede negociar el uso de sus patentes por razones humanitarias con países africanos o asiáticos, que suelen ser los más afectados. También, puede desarrollar nuevos sueros anti-veneno de escorpión u otros arácnidos, como lo requieren en las Américas. Verdaderas soluciones de propiedad intelectual costarricense, que tienen la oportunidad de causar un impacto positivo global.

Institución benemérita

La noble actividad docente, académica e investigadora, combinada con una labor constante de producción estandarizada y segura de sueros de alta calidad, son el sello del Instituto. Disponerlos al alcance de la población costarricense, a lo largo de muchas décadas con el único objetivo de salvar vidas, ha sido el motivador principal. En su conjunto, es merito suficiente para que el Instituto Clodomiro Picado sea declarado Institución Benemérita por la Asamblea Legislativa de Costa Rica.

El reconocimiento internacional que goza y del cual he sido testigo de primer orden, le añaden justicias suficientes para decir, que el Instituto Clodomiro Picado representa, lo mejor de la capacidad científica con proyección social de Costa Rica. Proyección que no se limita a nuestras fronteras con su larga trayectoria de éxito y presencia internacional. Hoy en día, suma un proyecto más a su vocación pública de servicio.

En el contexto actual de la Pandemia COVID19, el talento humano de sus funcionarios se matricula, al esfuerzo internacional de encontrar una cura efectiva contra el virus SARS-CoV-2. Proyecto interinstitucional donde participan la CCSS, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, coordinados por el Ministerio de Salud y regulados por el Consejo Nacional de Investigación en Salud (CONIS), que reactivó la Investigación Biomédica de calidad en nuestro país en el año 2015.

Es temprano para valorar los resultados e impacto de esa iniciativa, pero los méritos documentados a lo largo de estos 50 años, de su noble compromiso y sus consecuencias para el pueblo de Costa Rica, son ya innegables. El Instituto Clodomiro Picado debe convertirse en Institución Benemérita.