Normalmente, cuando existen complicaciones en algunos embarazos, los doctores determinan practicar una cesárea para evitar que la integridad de la madre o el niño corran peligro. Esta intervención quirúrgica puede ser requerida de manera urgente o ser programada para alguna fecha específica. Ya sea por parto natural o por cesárea, la llegada de un bebé que se encuentra fuera de peligro llena de alegría la vida de los padres, quienes harán todo porque el recién nacido crezca sano y fuerte.

Sin embargo, otra es la realidad que podemos observar en el mundo animal, sobre todo, si hemos tenido la oportunidad de tener una mascota próxima al parto. En el caso de los perros, por ejemplo, lo más recomendable es que la hembra pueda parir de forma natural.

Algunas veces existen complicaciones que hacen que el veterinario no tenga más opción que realizar una cesárea. Muchas veces los riesgos que corren los cachorros y la madre acaban cuando se procede a realizar dicha incisión quirúrgica. Empero, otras veces, las complicaciones pueden continuar y no solo por las lastimaduras que puede ocasionar este procedimiento, sino también por el vínculo que se pierde entre la madre y sus cachorros al hacer esta intervención.

Hay que tener en cuenta que, cuando programamos una cesárea, no se sabe con exactitud el tiempo que la hembra lleva preñada, porque si el macho la montó solo una vez, los óvulos han podido fecundarse hasta tres a cuatro días después de la monta. Por otro lado, si ha habido muchas montas, es imposible saber en cuál de ellas la perra quedó preñada. Si se procede a realizar la cesárea dos o tres días antes de tiempo, sobre todo en hembras de raza pequeña, las crías nacerán con los pulmones no desarrollados y, a consecuencia de ello, morirán en pocas horas.

Otro hecho del que debemos señalar su importancia es que, si la hembra no ha llegado a tener contracciones antes de la cesárea, es posible que rechace a sus cachorros. Esto último es un factor que tiene que ver con los lazos que se construyen entre la madre y sus crías durante la preñez.

Una de las principales razones por la cual la hembra mata o se come a sus crías (aparte de hacerlo para eliminar a los más débiles y centrarse en los más sanos), es porque el parto se ha llevado a cabo por cesárea. El infanticidio ocurre porque la madre rechaza o no reconoce a sus crías, pues el desarrollo hormonal y el parto no ocurrieron de manera natural.

En tal sentido, es pertinente saber que, cuando nuestra mascota pasa por este procedimiento, mayormente los lazos que se generan entre una madre y sus cachorros se pierden. Es en ese momento donde el vínculo maternal desaparece por el simple hecho («simple» para nosotros los humanos) de haber aplicado una cesárea a un animal.

A partir de ahí, es cuando el dueño de las mascotas debe tener el adecuado cuidado y guía profesional para saber manejar esta situación, para proteger a los cachorros de un repentino ataque de la madre, además de mantener la calma en todo momento y saber que la hembra no rechaza o mata a sus crías porque le da la gana, sino por una razón de instinto en respuesta a un proceso que sucedió contra natura.