Los adolescentes —frecuentemente denominados centennials en el ámbito cibernético— también pueden ser víctimas de diferentes estafas y trampas online aunque, de forma muy probable, sea la generación mejor preparada para navegar por la Red; de hecho, todos sabemos que nacen ya como nativos digitales —con todos sus recursos interactivos a flor de piel— aunque nadie se imagina hasta dónde llegan las artimañas de sus peores enemigos, los estafadores en línea.

Bajo esta perspectiva, un informe de los expertos en ciberseguridad ESET Security repasa los procedimientos más utilizados por los criminales cibernéticos para engañar a la generación Z, a los nacidos entre 1996 y 2012, mientras navegan por la web; jóvenes nacidos ya en un mundo plenamente digital y que se desenvuelven con menores recelos en Internet. Sin embargo, «si eres uno de ellos [un centennial] es posible que seas confiado y por ello puede que seas una persona fácil de manipular por los estafadores», explican desde ESET.

Una de las estafas más comunes dirigidas a los adolescentes son los enlaces vía chats en las redes sociales, precisamente, en las plataformas de donde parece imposible hacerles salir y un entorno que los ciberdelincuentes conocen a la perfección.

El método por excelencia consiste en enviar enlaces de artículos sensacionalistas y muchas veces falsos con titulares impactantes sobre celebridades, ya sea en Tik Tok, Instagram, WhatsApp o Snapchat, por subrayar unos pocos ejemplos. Y es entonces, cuando el usuario hace clic, el momento en que es redirigido a un sitio web malicioso, donde pueden robar sus datos y dinero.

No obstante, existen más alternativas engañosas. Los estafadores también contactan con sus víctimas a través de mensajes en las redes, por medio de sus diversas funciones de chats directos y los invitan a participar en concursos o sorteos. Incluso hay quienes ofrecen servicios para convertirlos en influenciadores o ayudarles a ganar seguidores y «me gusta» en sus publicaciones. Pero el enlace compartido también los redirige a un sitio web fraudulento que infecta sus dispositivos y secuestra sus datos, según asegura Juan Diego Godoy, especialista en el tema.

Por otro lado, y ya metiéndonos en el escurridizo campo de las ofertas online —¿quién no las ha buscado alguna vez?—, productos y artículos que en la calle se encuentran a precios desorbitados, se publican en Internet a unos costes tremendamente bajos... que los centennials se creen sin más. La apuesta es muy fácil: unas zapatillas deportivas de edición limitada, un servicio de última moda o unos pantalones que en la tienda física nos sale por un ojo de la cara pueden convertirse en el mejor gancho para atraer al incauto.

¿Cómo lo consiguen? ESET lo describe de la siguiente manera: «crean un sitio web minorista falso que ofrece una amplia variedad de estos productos. Una vez que alguien compra en estos sitios, recibirá un producto de imitación o incluso puede que no reciba nada». Sin embargo, más allá de haber pagado por algo y no recibirlo, el mayor riesgo es que si la víctima compartió los datos de su tarjeta de crédito, los ciberdelincuentes «limpiarán» su cuenta bancaria.

Como resultado, expertos en ciberseguridad recomiendan «escribir directamente la dirección en la barra de navegación o utilizar una app oficial», para evitar seguir enlaces que lleguen a través de mensajes o correos de dudosa procedencia. Y, sobre todo, utilizar el sentido común. «Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente será mentira», concuerdan.

Algo similar ocurre a la hora de buscar trabajo. Los estafadores crean falsas ofertas laborales demasiado tentadoras: pocas horas de trabajo y salarios altos, trabajo desde casa y poca experiencia previa, por ejemplo. Es más, los criminales publican sus ofertas en bolsas de empleo legítimas para obtener información personal de las víctimas y luego utilizan estos datos para abrir cuentas bancarias a nombre de los estafados o falsifican documentos con sus identidades.

«Si encuentras una oferta de trabajo que suena tentadora, pero tienes dudas al respecto, realiza una búsqueda rápida en la web de la empresa que ofrece el supuesto trabajo para ver si surge algo sospechoso. Además, recuerda brindar información personal para propósitos salariales solo después de haber sido contratado», aconsejan desde ESET.

Con respecto a las becas, éstas suponen otro escenario ideal para un grupo de población que, en su mayor porcentaje, todavía se encuentra estudiando; en este sentido, no hay que olvidar que el elevado coste de las matrículas lleva a muchos a buscar la forma de conseguir una beca que cubra parte de la misma; sabiendo esto, los estafadores crean para ello programas ficticios. «Por ejemplo, estos falsos programas de becas a menudo solicitarán que el interesado pague una tasa de registro. Sin embargo, la beca no existe y el estafador terminará quedándose con el dinero entregado», sostienen los expertos en ciberseguridad.

Finalmente, las plataformas diseñadas para concretar citas románticas son otra entrada ideal para planificar el siguiente robo. ¿Cómo? El estafador se hace pasar por una persona que la víctima considera atractiva para luego mantener una relación hasta lograr robarle su dinero o datos.

«Lamentablemente, en algunos casos los ciberdelincuentes utilizan tácticas aborrecibles, como manipular a sus víctimas para que compartan fotos íntimas y luego extorsionarlas para que paguen dinero, amenazando con revelar estas fotos a sus seres queridos y al público en caso de no pagar», añaden desde ESET.

Con todo, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) recomienda en su sitio web un manual para reconocer fraudes en línea. «Proporciona información útil para que los menores puedan aprender a distinguir las estafas, ya que algunas les afectan directamente, por ejemplo, si les llegan a través del chat de un juego o un mensaje privado de redes sociales», concluyen en el portal.

Nota

Godoy, J. D. (2021). Romances de mentira y empleos demasiado buenos: las estafas más frecuentes a los ‘centennials’ en internet. El País. Junio, 20.