Actualmente existe una gran controversia en la cuestión acerca de la indicación de la vacuna contra el coronavirus en la población infantil, siendo las posturas adoptadas por los diferentes países desiguales entre sí. Además de no existir una opinión común entre los propios miembros de la comunidad científica. Estas discrepancias no se relacionan con la eficacia, ya que la vacuna aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) de BioNtech/Pfizer incluso funciona muy por encima del promedio en adolescentes; es decir, 100% ante una enfermedad por SARS-CoV-2 (COVID-19) sintomática. O al menos, esto es lo que describen los investigadores en la prestigiosa revista científica New England Journal of Medicine.

En Alemania se recomienda vacunar a los niños a partir de los 12 años solo para aquellos con enfermedades previas. En otros países, como EE. UU. e Israel, se recomienda la vacunación para todos los niños mayores de 12 años. Israel, que le gusta llamarse a sí mismo campeón mundial de vacunación, está impulsando la campaña de vacunación para los jóvenes. Incluso el servicio de ambulancias israelí vacuna también a las escuelas. Según su ministerio de salud alrededor del 36% de los jóvenes de 10 a 19 años habían recibido una vacuna con la vacuna BioNtech/Pfizer a principios de julio, y alrededor del 24% ya había recibido la segunda.

En el caso de Estados Unidos (EE. UU.), confía en los beneficios de la vacunación infantil contra la COVID -19. Ocho millones de jóvenes norteamericanos de 12 a 18 años ya se han vacunado al menos una vez. Pero allí, el progreso de la vacunación se ha estancado después de los informes de efectos secundarios de la vacuna. El aumento de la tasa de inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) en los adolescentes ha inquietado a muchos padres. Aunque la máxima autoridad sanitaria, los Centros de Control de Enfermedades (CDC), declaran que los beneficios de la vacuna superan con creces el riesgo de efectos secundarios que, hasta ahora, rara vez se han identificado.

En otros países como Alemania, debido a la insuficiencia de datos, hasta ahora solo se ha recomendado la vacunación de niños a partir de los 12 años si tienen condiciones patológicas o factores de riesgo preexistentes. Concretamente, la Comisión Permanente de Vacunación recomienda la vacunación con BioNtech/Pfizer solo para mayores de 12 años con ciertas enfermedades previas quienes tienen un mayor riesgo de desarrollar un curso severo de COVID-19.

En algunos países de la Unión Europea (UE), como Polonia, Francia e Italia, se recomienda la vacunación para adolescentes a partir de los 12 años, pero también hay países como Gran Bretaña y Noruega que son tan cuidadosos como Alemania a la hora de vacunar a los niños. En el Reino Unido, el panel de expertos solo recomendó la vacunación de los jóvenes previamente enfermos a mediados de julio con el argumento de que los beneficios para la salud de la vacunación para el público en general no son mayores que los riesgos para la mayoría de los jóvenes.

De lo que no hay duda, es que los datos sobre la vacunación infantil aún son demasiado escasos. El panel de expertos dice que los datos sobre la seguridad de la vacunación para adolescentes de 12 años o más todavía son demasiado limitados y que se estima que el riesgo de que los menores sanos se enfermen gravemente como resultado de una infección por coronavirus es muy bajo. Por lo tanto, para establecer la inmunidad colectiva, todos los adultos deben vacunarse primero.

Por otro lado, también hay muy pocos datos sobre las posibles consecuencias de la COVID prolongada o crónica a largo plazo (Long COVID-19) que pueden sufrir los niños después de infectarse. Existe, además, el riesgo de que, aunque poco común, se presenten complicaciones con las vacunas, como el aumento de casos de miocarditis mencionado. Por tanto, se deberían esperar más datos sobre la seguridad de la vacuna para los adolescentes.

También existe la pregunta de si la vacunación generalizada de los niños, aparte de aquellos con un riesgo particular de infección, es éticamente justificable. Porque los niños y adolescentes rara vez se enferman gravemente con COVID-19. En el grupo general de niños que están sanos y realmente pasan por la infección sin complicaciones, la vacunación inicialmente solo estaría destinada a proteger a los adultos. Además, nos encontramos ante una vacuna con aprobación de urgencia, en la que un adulto puede decidir conociendo sus riesgos, su utilización, cosa que no ocurre con un menor.

Concluyendo, parece que aún estamos lejos de conocer todo lo necesario para el uso racional de las nuevas vacunas, pero, por otro lado, nos encontramos ante una situación global y urgente. El dilema está servido.