“Permitamos que el tiempo venga a buscarnos en vez de luchar contra él”

No cargaba sus escritos de excesivo ornamento. No le gustaba que lo tildaran de antiprogresista. Tampoco alardeaba de premios ni menciones de honor, ni basaba su educación en consejos de sabio.

Miguel Delibes Setién fue un hombre de costumbres. Caza, pesca, fútbol y literatura. Y Ángeles, su equilibrio. Ella es la razón por la que el vallisoletano se apasionó por la buena lectura hasta convertirse en un escritor de referencia. Si no, como dijo alguna vez Ramón García (autor de Miguel Delibes, de cerca), “seguramente no se escribiría nada de él”. De no haber llegado Ángeles a su vida, se escribiría la biografía de un profesor de Derecho Mercantil, pero no de un periodista y novelista.

Estamos en el despacho de Delibes. Él conversa con algún periodista o amigo que se acerca a su casa a visitarle un rato. Y no duda en defender lo indefendible y en criticar lo que “no debe”. Recuerda a su espíritu rebelde durante la censura impuesta a la prensa de los años cuarenta. Se le ve un hombre valiente y luchador. Y aunque habla con un pesimismo arraigado, lo combina con un gran sentido del humor.

Decide dar respuesta a todos los interrogantes que se le ponen delante rodeado de sus libros y varias fotografías de su mujer. Probablemente para hacernos ver que no fue sino ella la musa inspiradora de sus escritos. Hay algo que llama especialmente la atención en este rincón de la habitación. Parece el cuadro protagonista de alguna de sus novelas. Y efectivamente lo es. La señora de rojo es Ángeles de Castro, y el fondo es casi gris. En 1991, después de un año dándole vueltas a la novela, decide publicarla.

Señora de rojo sobre fondo gris es un homenaje y, quizás por eso, muchos lo consideren la obra más emotiva del escritor. Sirviéndose de un delicado y emotivo monólogo de un pintor viudo dirigido a su hija encarcelada, se relata el transcurso de la enfermedad de la madre hasta que fallece. Saltos en el tiempo, referencias al pasado y lo que podría haber sido el futuro. Delibes nos muestra, con ese particular tono autobiográfico, cómo la inspiración del pintor (y la suya) decrece a medida que su esposa se apaga. Una dulce reflexión sobre la muerte, el miedo de los que se quedan y la desazón por la pérdida de quien se va. Lo especial de Delibes, que cuenta su vida a pinceladas. Lo estético y lo ético. Belleza, verdad, amor, lealtad.

Homenajes al autor, entre otros:
Miguel Delibes de cerca, de Ramón García Domínguez
En memoria de Miguel Delibes, homenaje de RTVE

“Nuestra vejez dependerá de la manera en que vivamos.
Podemos acabar como una ciudad fantasma.
O como un árbol generoso... que sigue siendo importante,
Incluso después de no poder tenerse en pie.”

(Reflexiones sobre la edad, Paulo Coelho)
*Fragmento rescatado (y revisado) de uno de mis trabajos universitarios.