Desde la tierra de Nunca Jamás pasando por El país de las Maravillas para aterrizar en la Tierra Media, lo cierto es que existen cientos de historias que nos llevan a cientos de mundos diferentes cada uno con sus particularidades y llenas de magia y criaturas fantásticas.

Peter M. Barrie nos llevó de la mano de un niño que se negaba a crecer a una tierra llena de piratas, indios, hadas y niños perdidos en la que solo hacía falta un pensamiento feliz para poder surcar los cielos y gracias a Lewis Caroll descubrimos un mundo maravilloso y lleno de locuras. Lo cierto es que los universos paralelos y los mundos fantásticos son una temática abundante en la literatura y por eso abarca clásicos como Alicia en el País de las maravillas hasta llegar a publicaciones más recientes como la trilogía de Laura Gallego Memorias De Idhún.

Existen varios tipos de mundos fantásticos. En primer lugar están aquellos en los que nos encontramos en una tierra planeta o región totalmente fantástica un mundo con sus propias razas, costumbres, mitos y leyendas. Un claro ejemplo es la Tierra Media que, aunque claramente en inspirada en la geografía de nuestro planeta, se trata de una región poblada por sus propias razas (elfos, enanos, humanos, hobbits, orcos…), al igual que lo es el continente de Algaesia de la saga El Legado, de Cristopher Paolini, o Los reinos del Oeste y Angarak en la saga ideada por David Eddings, Crónicas de Belgarath y Crónicas de Mallorea.

Generalmente, en este tipo de historias los protagonistas se enfrentan a retos que nada tienen que ver con nuestro mundo, sino que son problemas, guerras o algún tipo de reto en el que se ven envueltos por diversas circunstancias, ya sea por una profecía o por encontrarse en posesión de algún objeto, mágico o no, muy codiciado.

Por otro lado, existen las tierras fantásticas o los universos que mantienen una relación con nuestro mundo. En este tipo de historias se mezclan la realidad de la sociedad actual con la magia y las criaturas fantásticas. A este mundo se suele acceder a través de algún portal mágico o interdimensional o bien a través de algún objeto dotado con características mágicas, como el armario en Las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis o el hueco por el que cae la pequeña Alicia. En este tipo de historia, los personajes se ven llevados a este universo bien porque guardan alguna relación con él sin ellos saberlo, como en es el caso de los protagonistas de Memorias de Idhún, Jack y Victoria, criados en la tierra ajenos a su relación con ese extraño mundo hasta que no alcanzan la adolescencia, o bien llegando a él por casualidad, como se adentró la pequeña Lucy en Narnia.

Guarden o no relación con la Tierra, los protagonistas siempre se enfrentan a algún dilema de gran trascendencia y en la mayoría de las ocasiones, no solo para ellos sino para todo el universo en el que se desarrolla la historia. En la trama ideada por J.R.R Tolkien, la destrucción del anillo lleva a los protagonistas a enfrentarse a unos poderosos enemigos y a poner a prueba sus límites, pues el anillo desafía la voluntad de los pequeños hobbits y su destrucción es clave para el futuro de La Tierra Media.

Aunque en principio pueden presentarse como historias que nada tienen que ver con la realidad, estas aventuras crean un universo propio que nos lleva a conocer la realidad desde otras perspectivas, ya que los problemas suelen conducirnos a replantear otras realidades y mundos.

En la actualidad, la literatura épica y fantástica se ha visto un tanto desplazada por otros géneros como las distopías o las novelas románticas, pero las novelas fantásticas siempre ocuparan un lugar en las estanterías de todos los hogares.