Tenía muchas reticencias al decidir hacer un escrito sobre este tema. Mi falta de pruebas físicas al respecto hacía parecer el articulo resultante como idóneo para revistas poco serias de misterio. Así que primero diré que no es una verdad, es mi verdad. Es simplemente una teoría, que mezcla la tauromaquia y la Atlántida, y que a mi me parece acertada, por supuesto, pero que no intenta postularse como verdad absoluta ni ser referente.

Mucho se ha hablado de la Atlántida, mucha literatura y fantasía hay alrededor. Referencias constantes en cine, en novelas, en leyendas acumulativas, etc, que crearon una imagen distorsionada. Pero todas esas historias tienen un único origen; la primera vez en la historia que queda registrado un texto sobre la Atlántida es en los Diálogos del filósofo griego Platón. Todos las historias y escritos sobre el tema están basados en ese único texto, esos pocos párrafos en los diálogos de Critias y Timeo.

Platón usaba costantemente métaforas y mitos creados para describir sus ideas sobre la realidad, por ejemplo, todos conocen el famoso mito de la caverna; pero también usaba relatos reales sobre la historia griega para llegar hasta sus conclusiones. Cuando describe la Atlántida, para hablar tangencialmente de la vanidad y de que la ambición de intentar invadir a los griegos fue por lo que los dioses castigaron a la Atlántida sepultándola, cuenta la historia en todo momento dejando claro que es un relato real, nunca habla de mito. Habla de Solón, legislador griego y conocedor de la historia, como referencia fidedigna de que, aunque miles de años anterior al momento de Platón, todo era cierto.

Claro, no podemos coger todo lo que narró Platón sobre la Atlántida y tomarlo como cierto, ya que la historia es una historia de Critias sobre una historia que escuchó Solón de un sacerdote egipcio. Aunque, si la tomarámos como cierta en partes, sí que podemos leerla y sacar de ella los indicios que puedan estar alejados de una mera fantasía acumulativa, que no sería el caso de las descripciones sobre la ubicación y los rasgos culturales que pudieran estar asociados en la actualidad a alguna cultura conocida.

Me sorprendió hace años cuando descubrí que la teoría más extendida, tomada casi como la versión oficial, es que estaría situada en algún punto bajo la tierra de las marismas del río Guadalquivir, en Andalucía, al sur de España, y que la civilización que cuadraría perfectamente, en cuestiones temporales incluso, era la avanzada civilización de Tartessos.

Para que eso tuviera sentido, tenía que haber una correlación entre la descripción de Platón y el terreno real, entre la civilización explicada y la civilización a comparar, y tenía que haber un nexo con la actualidad. Eso era lo más difícil, porque los otros dos puntos estaban más que investigados.

Platón cuenta una fabulación sobre dioses que crearon la ciudad y repartió el reino entre sus hijos, en cierto punto dice: “el mayor y rey, aquel del cual la isla y todo el océano llamado Atlántico tienen un nombre derivado; porque el primero que reinaba entonces llevaba el nombre de Atlante. Al gemelo que nació después de él, al que tocó en suerte la parte externa de la isla, desde las columnas de Heracles hasta la zona denominada ahora en aquel lugar Gadirica..., pero en la lengua de la región, Gadiro”.

De ahí podemos concluír que la ciudad era una isla, que el océano que tenía enfrente era el océano que se llamó Atlántico en su honor y que el reino estaba ubicado por encima de las columnas de Hércules, es decir, describe una situación en el lugar donde hace miles de años había mar en Andalucía occidental, que llegaba hasta sierra morena, zona de marismas donde, como también se explica posteriormente en el texto de Platón, era difícil transitar con barcos y, muy importante, nombra a Gadírica, gadiro, al lado de las columnas de Hércules. No puede ser más que Cádiz, gaditano/a de gentilicio, que es una de las ciudades más antiguas del mundo.

Eran, según Platón, grandes artesanos del cobre, la plata y el oro; así como lo eran los Tartessos, y tendrían acceso a la mina de Riotinto, en Huelva, que tiene pruebas de que se explotan esos metales desde hace más de 5.000 años... y podría estar páginas y páginas hablando de pruebas sobre el territorio y la civilización llamada Tartessos aquí, Tharsis en la biblia, y Atlántida en Egipto y Grecia. Pero, ¿qué unía la historia de Platón con la actualidad a nivel cultural? ¿Qué reminiscencias había? Ahí fue donde me centré en el párrafo donde hace referencia a un ritual en el templo relacionado con la justicia y el sacrificio animal.

Se reunían los gobernantes cada 5 y 6 años para hablar sobre el presente y deliberar sobre si alguien habría infringido las leyes y lo sometían a juicio, pero antes hacían una ofrenda:

Elegían a un toro de entre los que estaban sueltos libremente por el templo, a ese lo cazaban sin hierro, con madera y redes, lo llevaban hasta una columna donde estaban escritas las leyes y lo degollaban. Después se ofrecían los miembros del animal al dios, llenaban un cuenco con sangre y todo lo demás lo echaban al fuego. Limpiaban y hacían un juramento sobre las leyes. Cuando se apagaba el fuego, se vestían de color púrpura y así vestidos terminaban el ritual y los juicios

Visto así, no tendría mayor relevancia, porque nada de eso existe como tal en la actualidad. Sería absurdo, pero ¿y si separáramos el ritual en partes y tomamos cada parte como inspiradora de una diferente actividad cultural en la actualidad?

El primer paso del ritual era atraparlo sin hierros, ¿habéis visto las corridas de toros en Portugal? No se daña al animal, lo esquivan, lo reducen entre varias personas sin hierros, tal y cómo describe Platón; Segundo, lo llevan a una columna, como hacen en las celebraciones en el interior de España sobre todo, donde atan al toro a una columna y el fuego está presente de alguna manera. Tercero, lo degüellan y ofrecen los miembros al dios... seguro que también encontrareis el paralelismo con las corridas de toros en España e Hispanoamérica, dónde ofrecen las orejas y el rabo como ofrenda al torero (en el toreo antiguo se cortaban aún más partes del animal) y muchos, como en el relato, van vestidos con púrpura, que es el color fetiche de la tauromaquia y color central del ritual; igualmente,cuando describe en el ritual la reducción del animal con red y maderas, podemos pensar en cómo cogerían la red y posiblemente pensar en que si el ritual se convertía en una suerte para esquivar más que para atrapar, una tela, un capote, cogido igual que una red, evitaría problemas como enganchar el cuerno en ella; así como las maderas que mantenían alejado al animal se pudieron convertir en las banderillas, que son maderas con un arpón añadido que se clavan en el toro.

Así que el ritual que se realizaba en el templo de la ciudad de Atlántida/Tartessos, fue cambiando, mutando, adaptándose a los tiempos, desvaneciéndose por regiones donde el ritual tomaría un esquema diferente y, tantos y tantos siglos después, cuando el origen y el motivo de todo eso se había olvidado, se acopló a la actividad el circo romano, con un modelo de anfiteatro donde realizarse, y solo ha quedado una actividad sádica donde se vulneran todos los derechos que un animal pudiera tener por el hecho de haber nacido.

En pleno siglo XXI, cuando todas las corrientes humanas se sitúan al lado de los derechos humanos, los derechos de los animales, cuando una sociedad se pretende saludable y digna, no puede tener una actividad que consista en la tortura pública y sádica de un animal. Si la historia fuera real, si la Atlántida hubiera sido Tartessos y hubiera ocupado media península ibérica teniendo la capital en el sur, si lo que cuenta Platón tuviera un atisbo de realidad, pues bien pudiera ser. Bien hubiera podido un ritual sagrado relacionado con el toro, acabar en una desvirtuación tal al cabo de los siglos que apenas se distinguiera, que apenas se pudiera mirar y fuera vergüenza y a la vez fiesta nacional. Y es que la relación con la muerte del toro, sobre todo en la mitad sur de la península, siempre ha estado presente, incluso en tiempos de gobierno romano se adoraba de manera no oficial a Mitra, Dios del Sol, que se representa matando a un toro o reduciéndolo mientras le agarra por los cuernos.

La gente del National Geographic, en su documental Finding Atlantis (En busca de la Atlántida), apoya seriamente la teoría de que la Atlántida es Tartessos y está enterrada al sur de España tragada por un tsunami, y que ocurrió de un día para otro, como dice Platón, cosa que no sería raro porque en Sevilla, durante los trabajos arqueológicos en el Patio de Banderas, se hallaron indicios de tsunamis que llegaron hasta la ciudad hace 4.000 y 5.000 años, tan terribles tenían que haber sido como para destruir ciudades y cambiar los mapas.

Pero, ¿quién sabe? Quizás esto no es más que un desvarío fruto de un análisis errado sobre los textos que realicé sin más pruebas que mis reflexiones. Yo os invitaría a investigar la parte donde Platón escribe sobre la Atlántida, fácil de encontrar en cualquier buscador y no más de página y media, después mirar algo sobre teorías actuales y sacar conclusiones, quizás si queréis intentar tomar mis palabras en serio y reflexionar sobre todo esto. Quizás siga siendo un misterio, quizás nunca se hagan excavaciones buscando la ciudad donde se supone que está, y por supuesto, quizás nunca se encuentren pruebas arqueológicas sobre el origen del toreo para confirmar mi teoría de que los distintos festejos con toros en la península ibérica son la derivación de las distintas partes de un olvidado ritual religioso en la capital de Tartessos/Atlántida, y esta teoría, al final, dure lo que tarde en olvidarse este artículo.. Pero incluso los textos de Platón mantendrán el misterio añadido de que están incompletos, dicen que Zeus iba a castigar a la Atlántida y... “Reunió a todos los dioses en su mansión más importante, la que, instalada en el centro del universo, tiene vista a todo lo que participa de la generación y, tras reunirlos, dijo...”.

Pero nunca se encontró lo que falta de esos textos. Están perdidos, no se sabe lo que Zeus decidió como castigo. Tuvo que ser terrible, puede que un alarde de genialidad castigara a los habitantes de esa tierra para siempre al olvido, a no volver a saber nunca nadie la verdad de lo que pasó...