A ti, Lorca

Poeta, mi querido poeta,
tu vida esfera del tiempo,
un sueño de voces, instinto y poesía.

El juego de la felicidad o muerte instantánea,
espacios de vacío, tragaluz de vida, paso doble,
un nudo en la garganta, mi querido poeta andaluz,
una dimensión de sabores y placer.

A través de tus letras… del sueño,
de tus sensaciones,
con el corazón de artista.

Como cuando se ve el amanecer
a través de los ojos del amante, una esperanza,
creencia ciega, el reflujo de un alma,
que insistió en vivir, ¡en crecer!

Sus sentimientos.
Palabras ambiciosas
de un amor no correspondido.

Tu espíritu creador de arte,
que te otorgó las alas de un ángel
para idealizar el vuelo hacia las puertas de la percepción,
para soportar una lágrima no derramada.

(Extracto del libro Toca mi piel, de R. Bulhosen)

Lorca ha sido el poeta andaluz de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx. Como dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro español del siglo xx. En la primavera de 1919, varios de sus amigos de «El Rinconcillo» se trasladaron a Madrid, y Lorca, gracias a la ayuda de Fernando de los Ríos, quien le ayudó a convencer a sus padres a seguir sus estudios en la Residencia de Estudiantes, no tardó en unirse a ellos. Así pasó el poeta a formar parte de esta institución.

En aquella época, la Residencia era la mejor academia intelectual, que acogió a figuras de la talla de Albert Einstein, John Maynard Keynes o Madame Curie, lo que influiría enormemente en la formación intelectual de Lorca. De esta forma, entre los años 1919 y 1926, se relacionó con muchos de los escritores e intelectuales más importantes de España, entre ellos Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí.

«Estoy encendío como una rosa de cien hojas, pero la realidad me encierra en su casa fea de espartos. Me escriben de la Residencia diciéndome que no tienen habitación. ¡Esto es terrible! ¿Cómo voy yo a irme a otra parte? Me asustan los ambientes Baroja y Galdós, la patrona, el estudiante vicioso... ¡Qué horror! Pues no digamos nada los ambientes Zamacois, etc... ¡Es horrible! Así pues, hasta que tenga habitación sola en la Residencia no voy a Madrid... ¡Qué pena! (...) Tengo mala sombra. Y me hace falta salir, ¿lo oyes? Yo me ahogo. Este ambiente provinciano terrible y vacío llena mi corazón de telarañas».

Entre 1919 y 1921, Lorca publicó su primer libro de poesía. En mayo de 1921, Lorca volvió a Granada, teniendo así la oportunidad de conocer al maestro Manuel de Falla, que se había instalado en la ciudad en septiembre del año anterior. Su amistad los llevó a emprender varios proyectos en torno a la música, el cante jondo y otras actividades artísticas, así como el teatro. Ese mismo año, Lorca escribió el Poema del cante jondo, obra que no se publicaría hasta diez años más tarde. Esos años en Granada giraron alrededor de dos focos culturales: Falla y la tertulia de «El Rinconcillo».

El 6 de enero de 1923, festividad de los Reyes Magos, Falla participó en una fiesta privada montada por Federico, Adolfo Salazar y Hermenegildo Lanz, dedicada a dos niñas de la familia, su hermana Isabel y Laura, la hija de Fernando de los Ríos. Se representó una adaptación para títeres de un cuento andaluz, La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, un entremés atribuido a Cervantes, y el Misterio de los Reyes Magos, un auto sacramental del siglo XIII, para el que Falla había colaborado en la composición de la música incidental.

En 1925 viajó a Cadaqués para pasar la Semana Santa en casa de su amigo Salvador Dalí. Esta visita y otra más larga en 1927 marcaron profundamente la vida y obra de ambos. Fruto de esta intensa amistad fue la Oda a Salvador Dalí, que se publicó en la Revista de Occidente en 1926. Además, fue el mismo Dalí el que animó al escritor a iniciarse en la pintura, consiguiendo que en 1927 presentase su primera exposición en las Galeries Dalmau de Barcelona. Por su parte, Lorca alentó a Dalí como escritor.

Colombia y México, cuyos embajadores previeron que el poeta pudiera ser víctima de un atentado debido a su puesto de funcionario de la República, le ofrecieron el exilio, pero Lorca rechazo la oferta y se dirigió a la Huerta de San Vicente para reunirse con su familia. Llegó allí el 14 de julio de 1936, tres días antes de que estallara en Melilla la sublevación militar contra la República que dio lugar a la Guerra civil. El día 20 de ese mismo mes la guarnición militar se sublevó y en poco tiempo el centro de Granada estaba en poder de las fuerzas sublevadas. El cuñado de Federico y alcalde de la ciudad, Manuel Fernández-Montesinos, fue arrestado en su despacho del ayuntamiento. Y Federico sería fusilado un mes más tarde.

He cerrado mi balcón
porque no quiero oír el llanto,
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.

Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.

Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento
y no se oye otra cosa que el llanto.

(Federico García Lorca, Casida del llanto)

Lorca, te recordaremos siempre.