En la mitología romana, Jano es el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año y se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes que derivó de su nombre (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero y de ahí derivó a enero).

Jano es representado con dos caras, mirando hacia ambos lados de su perfil y no tiene equivalente en la mitología griega. El Janículo, colina ubicada en Roma, debe su nombre a este dios.

Así pues, enero es el mes de las llaves o las puertas de los comienzos. Como sabemos, en la esfera zodiacal el signo del mes de enero se rige por Capricornio. La constelación de Capricornio representa la figura de una cabra o una cabra marina en el cielo. Se cree que es la constelación más antigua que se conoce. Capricornio, en el zodíaco, es un grupo especial de constelaciones que el Sol atraviesa cada año.

Debido a que la constelación de Capricornio es tan vieja, existen muchos mitos sobre esta constelación de poco brillo. Algunas civilizaciones creían que Capricornio era el portal de los dioses, una región del cielo por donde pasaban las almas de los humanos cuando fallecían. Otras creencias se concentraron en la figura de la cabra o de la cabra marina. Una cabra marina es mitad cabra, mitad pez.

En la mitología griega, Capricornio estaba asociado con Pan. Mientras comían en el campo, un monstruo llamado Tifón atacó a los dioses. Los dioses se convirtieron así mismos en animales y huyeron, pero Pan no podía decidir qué ser. Finalmente saltó al río Nilo y se transformó. Como una mitad estaba en el agua, se convirtió en pez. Pero la parte superior de su cuerpo estaba seca, por lo que esa mitad permaneció como cabra. El Trópico de Capricornio tomó su nombre de esta constelación. En un momento determinado, el Sol alcanzaba el solsticio de invierno cuando pasaba frente a Capricornio. En ese momento el Sol había alcanzado su punto más bajo en el cielo del sur, 23.5 grados al sur del ecuador celeste. Aun cuando el solsticio de invierno ya no ocurre en Capricornio, todavía reconocemos al Trópico de Capricornio como la latitud más baja de la Tierra donde el Sol se encuentra justo encima.

Retomando el hilo: enero como puerta, portal. Portal de los dioses: ¿hablamos de puertas astrales? En realidad, sí. Los portales del tiempo y las fuerzas unificadas. En la tradición romana, el culto de los dos Iohannes fue alegóricamente codificado por la figura de Ianus, el Jano de dos caras, celebrado por la Collegia fabrorum en los dos solsticios.

En Francia, en la comunidad de Luchon, se encontró un manuscrito eclesiástico, que data del siglo XV y que lleva la pintura de un medallón con el monograma IHS (monograma de Jesucristo) coronadas por un corazón con menos de un busto de Jano. Uno de sus rostros tiene barba, el otro es joven y femenino, con rasgos delicados. En su mano derecha lleva un cetro, en la mano izquierda una llave. En esta representación hay una coincidencia de las figuras de Jano y Cristo, como el último signo del paso de una época a otra. Él está dedicado al Padre y Madre celestial y su reino, el descenso a la tierra de la ciudad celestial de Jerusalén que es alegóricamente espiritual, solo puede ser la continuación del amor primigenio de la unión de las dos naturalezas en una sola, que honran la vida:

«Yo soy el alfa y el omega... el principio y el final».

(Apocalipsis 1,8, 21,6, 22,13)

La última letra del alfabeto griego más antiguo fue el Tau, atribuible a la forma del Ankh, la llave de los egipcios. Los primeros cristianos lo usaron para referirse a Jesús como el Ankh, la clave es un símbolo de la eternidad, no por casualidad que los faraones la llevan en su mano derecha, mientras que el cetro indica el poder sacerdotal de Melchidesech. Las dos caras de Jano, una masculina y la otra femenina, simbolizan el pasaje de época en Cristo, entre el pasado y el futuro de la iglesia en la tierra. La llave abre las puertas de la transmutación, los más grandes secretos y misterios. Él es el señor y señora de los tiempos que están protegidos bajo las dos formas espirituales en sacerdocio y servicio para Dios , descender y ascender, como es arriba es abajo y el yin y yang dos energías dos fuerzas. Los mismos que el iniciado deberá seguir, descender y luego subir.

Ahora bien hablemos de los portales: Quod est inferius est sicut quod est superius («lo que está por debajo de lo que está arriba») habla del principio codificado en el símbolo de la humanidad, la Estrella de David o de Salomón, adoptada por los hebreos como símbolo de Israel (este símbolo y emblema encontrado en una tablilla de madera en 1951 que, según arqueólogos, se trata de la proa del arca de Noé: este descubrimiento que fue hallado por británicos y rusos en ese mismo año algunas revistas de esa época lo confirman, así como también ha sido descrita en el libro de Alí Ali wa Al Anbiya (Alí y los Profetas) de Hakim Siyalkûti, página 37). Esta tabla hallada en el Monte Ararat.

Pues bien este símbolo estrella de seis puntas es el símbolo o llave para unir las dos fuerzas espirituales y terrenas para la comprensión, el triángulo izquierdo invertido es BOAZ. El triángulo (columna-pirámide) con el vértice hacia abajo es Boaz. Es el poder o fuerza que baja del cielo. Es la columna real. Es el símbolo de Jesús como Mesías Real que desciende del cielo. Es el Reino de Dios que fluye del cielo.

Jachin

El triángulo (columna-pirámide) con el vértice hacia arriba es Jachin, es la columna sacerdotal. Es un símbolo de Jesús como sumo sacerdote. Nos habla del Reino de Dios, como una nación santa, sacerdotes reales reyes y reinas, cuyo reinado se extenderá hasta los cielos.

En pocas palabras: la Estrella de David como tal, es también signo de la humanidad. Jesús como Rey y Sumo Sacerdote. Mediante la figura principal la estrella como en las llaves encontraremos dos figuras legitimas (la femenina y la masculina) por ello las dos llaves anversas que se utilizan como símbolo del apóstol Pedro nos hacen referencia inmediata a las llaves antiguas de Jano una de oro y otra de plata que se les asocia con las dos puertas solsticiales, la que abre la puerta de los cielos la de oro relacionada con el sol energía masculina y la de plata energía femenina relacionada con la luna:

«Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos».

(Mateo 16:19)