Este caraqueño nace en enero de 1887. En las fotos siempre se lo reconoce por su característico físico bastante delgado y su gran bigote; descendiente directo del coronel merideño Luis Rivas Dávila, prócer de la independencia venezolana y héroe de la Batalla de la Victoria. Su historial militar se inicia en 1903 como Alférez de Artillería a bordo del crucero Bolívar. Ocho años después viaja a Francia con apoyo del Gobierno de Gómez debido a su interés por la aeronáutica. Allí comenzó el aprendizaje de los primeros vuelos en 1912, incluso con hidroaviones, pero obtiene su título real de Piloto Aviador Civil en junio de 1913, certificado por el famoso Louis Bleriot, quien fue uno de sus Instructores y otros famosos de la época.

El año anterior se había constituido en Venezuela un Comité Pro-Aviación, presidido por el General Román Delgado Chalbaud, con el fin de organizar la venida de unidades voladoras de la empresa norteamericana Bolland, las cuales viajaron en el vapor Maracaibo, junto con los aviadores Frank Bolland, Charles Hoeflich, el Manager Fred Sniffen y tres mecánicos. La gran hazaña se realizó el día domingo 29 del mes de septiembre en el hipódromo de El Paraíso. Coincidiendo con el día, aparece en la primera plana del diario El Universal, un artículo remitido por Luis Camilo Ramírez Rivas, titulado «Cómo se llega a ser un Aviador», este texto y su formación militar le dan impulso para sus estudios y aventura en Francia.

En 1914 es Subteniente en la Academia Militar de Saint Cyr y al estallar la Gran Guerra se incorpora al 2do. Batallón de la Legión Extranjera en Argelia, África, con el grado de Teniente. Lo interesante de Luis Camilo es que en torno a él, existe el mito de ser aviador militar en ese conflicto mundial cuando en realidad, según los estudios exhaustivos del Ing. Darío Silva su actuación fue siempre en la infantería: solamente llego a volar a finales de la guerra sin entrar en combate aéreo. Sus acciones comienzan frente a las primeras ametralladoras y la artillería francesa en Bayona para el mes de septiembre y El Universal reseña para el 17 de noviembre una nota acompañada de foto con él.

Como miembro de la Legión Extranjera cuando usaba uniforme de gala empleaba la guerrera venezolana que portaba su primera condecoración nacional, la «Orden Libertador Simón Bolívar», al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Esa medalla logró mostrarla solicitando permiso al Gobierno francés, licencia que le fue concedida.

Otro dato curioso de Luis Camilo es que no pasó un año que no fuera herido en combate, y para ese 1914 su primera marca de guerra fue en la pierna derecha, por lo que se le otorgó la Croix de Guerre con el primer Palmar. Consecuentemente obtendría cuatro palmares adicionales. Existe una foto de él con las curas, la muleta y rodeado de enfermeras francesas.

En 1915 le estalla una esquirla de obús cerca de la cara cercenándole parte de la nariz y el labio superior, hay una foto con el vendaje en el rostro. Dos semanas después a las trincheras de nuevo como si nada. Unos meses más de combate y su unidad da cuenta de los primeros tanques alemanes en 1917, como prueba de esa victoria se toma otra foto junto al blindado y un compañero.

Durante la convalecencia de su segunda herida en las piernas, el famoso veterano venezolano José de Jesús Sánchez Carrero, lo visita. Existe prueba fotográfica de este encuentro. El mismo Luis Camilo pedía se tomaran las fotos.

Esta última herida lo deja bastante inhabilitado, sin embargo insiste continuar la lucha a pesar de comenzar a usar bastón y pide pasar a la aviación militar mostrando sus credenciales de piloto. En un intento logra volar nuevamente y tuvo un pequeño accidente pilotando un Nieuport que le afecta un brazo.

Formalmente, no es aceptado como piloto pero sí como observador en la Escuadrilla BR104 en 1918, que era una unidad de poco combate. En noviembre de ese año termina la guerra.

Al finalizar el conflicto, en Caracas se tiene conocimiento de sus hazañas. El país lo reconoce con gran orgullo nacional. De ello se hizo igualmente participe la Colonia Francesa de Venezuela, las Colonias de los países aliados, los amigos de Francia, todos le rinden un merecido homenaje. El poeta cumanés Andrés Eloy Blanco, y devoto a la causa aliada, le dedica versos, además de los comentarios en la Prensa Nacional. La Madre Superiora Marie Germaine, de «Las Hermanas de San José de Tarbes», Institución, Venezolana-Francesa con una amplia trayectoria cultural y educativa en el país durante esa época, le dedicó también un discurso. Sin embargo, jamás regresó a Venezuela, ya que se había distanciado del Gobierno de Gómez antes de la Gran Guerra.

Sus acciones lo ascienden al grado de Capitán en 1926 y posteriormente a Teniente-Coronel (Chef de Bataillon a titre étranger), aparte de dejarle cinco heridas y cuatro citaciones por valor en la Orden del día. El Marne, el Somme, Verdún y Marruecos, entonces posesión francesa en el África, fueron testigos de sus hazañas militares por las cuales recibió otras condecoraciones en reconocimiento a sus servicios, como la «Cruz de San Wladimiro» (con Espada y Roseta), Legión de Honor y la «Orden de Mérito» de Serbia.

Para 1933, ya con esposa e hijo y aún sin mejorar los lazos con Juan Vicente Gómez, se nacionaliza francés.

El 12 de septiembre de 1935, a los 49 años de edad, muere asesinado por su asistente, el legionario ruso Mordvinoff en Fez, Marruecos, debido a que Luis Camilo tiene una disputa con él por razones de paga. Los franceses le dan honores militares de tres días y es enterrado en ese país, la bandera francesa y sus condecoraciones son entregadas a su familia.