El ojo de Kim Manresa y la perspicacia de Xavi Ayén consiguen captar de manera espontánea la relación de los escritores con su entorno. Les vemos en acción; escribiendo, corriendo, comprando o charlando con amigos, pero sobre todo, fundiéndose con un paisaje que sus obras han hecho universal.

El conjunto de los retratos, acompañados de breves reflexiones sobre esos encuentros íntimos, dibujan un mapamundi literario con el México del colombiano García Márquez; la Nigeria de Wole Soyinka; la Nueva York de Toni Morrison; o la China de Gao Xingjian, entre otros muchos escenarios.

Retomando esta manera de trabajar de Ayén y Manresa, la exposición combina a la par fotografías y textos literarios. Los retratos expuestos sobre una mesa, en lugar de estar colgados en la pared, refuerzan la naturalidad de las imágenes y rebajan la solemnidad que el galardón lleva asociado, transportando al espectador a los mundos imaginarios y reales que la literatura ha fijado para siempre en la mente colectiva.