En ocasiones me parece interesante, sobre temas relacionados con la religión, principalmente de las tres cosmovisiones monoteístas más importantes en la actualidad; judaísmo, cristianismo e islam.

Uno de los personajes más determinantes de las creencias de estos grupos es el de un ungido que aparecerá en los días postreros como parte de un proceso de redención final de la sociedad o de un grupo en particular. Si bien los tres grupos tienen algo importante que aportar sobre el tema, en definitiva sus visiones podrían ser diametralmente opuestas en cuanto a la función que tiene este futuro líder.

El mesías en el judaísmo

La palabra mesías (משיח) significa alguien que fue ungido por un profeta para cumplir la función para lo cual fue nombrado. En el caso del pueblo de Israel, eran ungidos tanto los reyes como los sacerdotes del Templo (destruido el segundo el año 70 de la Era Actual).

Hay una promesa de un rey para los postreros días que vendrían de la casa de David, pero todas las profecías mostradas sobre este líder distan de las visiones que tienen otros grupos religiosos del mismo. Primero porque a diferencia de la cosmovisión cristiana, el Mesías no es un ser divino o extraordinario, sino un líder humano como lo fueron los reyes David o Salomón, por otro lado el rey mesías tendría como función ser líder de Israel y consejero de las naciones del mundo.

Los requisitos para este líder son los siguientes:

  • Ser descendiente del Rey David.
  • Ser observante y cumplidor de las leyes de la Torah (Pentateuco) tanto escrita como oral.
  • Regresar a todos los exiliados a la tierra prometida.
  • Reconstruir el Templo de Jerusalén.
  • Traer la paz al mundo.
  • Que la gente sepa de la existencia de un Único Dios.

Desde la perspectiva judía, el mesías no tiene un origen divino, salvo la designación de sus funciones, aunque su unción es tan humana como el resto de las acciones, y además se trata de un ser mortal, sin poderes extraordinarios y la parte milagrosa como la resurrección de los muertos que se profetiza para la Era Mesiánica será un acto divino producto de un «equilibrio» entre la espiritualidad del ser humano y el trato con el entorno. El mesías no tiene un nacimiento milagroso, ni virginal y no tiene bajo ninguna circunstancia prohibición en casarse y tener hijos, por cuanto es parte del proceso de una monarquía, tal y como lo fueron los otros reyes de Israel.

La función del mesías judío es el de redimir físicamente a los judíos de todo cautiverio, lo que provocará además una liberación espiritual en cuanto al conocimiento de la palabra de Dios en la mente y corazones como lo dictamina las palabras del profeta Jeremías. Al final esa redención acercará al pueblo judío al Creador y el testimonio de ese acercamiento alcanzará al resto del mundo proclamando que Dios es Uno y Su Nombre Uno (Zacarías 14:9).

No se contempla tampoco en el judaísmo el hecho de «creer o no en el Mesías», sino que se plantea de manera distinta por importantes rabinos como el caso de Moshe Ben Maimón (Rambam) que se cree con una fe completa que el mesías algún día llegará y aun cuando se tardara el pueblo judío lo seguirá esperando (13 principios de la Fe Judía).

Finalmente, en el judaísmo el mesías es una figura importante desde el aspecto de confianza en el sabio juicio divino, ya que aún en la interpretación que habla de dos mesías (Hijo de José y el Hijo de David) se habla de una época de dolor, pero al mismo tiempo de una esperanza de redención y libertad plena, más que dos venidas mesiánicas, que sí se puede ver en otros contextos.

El mesías cristiano

La perspectiva mesiánica en el concepto del cristianismo es «universalista», deja atrás la noción de un mesías como rey solamente para el pueblo de Israel y lo traslada a una redención de toda la humanidad. Se incorpora el elemento del «pecado original» como marca de todos los seres humanos (Romanos 3:23), ante el cual se propone que debe haber un sacrificio que deba compensar como elemento redentor, en este caso se plantea el derramamiento de sangre del mesías cristiano como elemento purificador (Hebreos 9:22).

Tres de los primeros Evangelios que surgieron posteriores a la muerte de Jesús (Marcos, Mateo y Lucas), busca justificar esa «mesianidad» explicada desde un contexto genealógico, principalmente Mateo y Lucas, mientras que el Evangelio de Marcos se enfoca en un Jesús más histórico, enfocado únicamente en su ministerio y trabajo. De hecho que las fuentes desde donde se analizan los evangelios señalan que es muy probable que el documento catalogado como Marcos que data del año 44 de la Era Actual sea la base para los otros evangelios por ser el más viejo de los tres y que junto a Hechos de los Apóstoles que tiene una fecha de aparición similar sean el esquema de elaboración de la creencia de los primeros cristianos (cristianismo primitivo).

Con la aparición del evangelio de Juan, que es el más nuevo, se le da otro carácter a la figura de Jesús de Nazaret, aplicándole visiones más «divinas», llamándole inclusive verbo de Dios hecho carne como se contempla en las primeras palabras del Evangelio. También es este documento quien reconcilia a los no judíos; principalmente a los romanos, con el cristianismo, al acusar abiertamente a los judíos de ser los causantes de la muerte de Jesús.

Desde la cosmovisión cristiana, el mesías debía venir al mundo por medio de una virgen (María) ajustándose a un texto interpretado de Isaías (7:14), y empezaría a cumplir una serie de criterios para ser considerado el mesías esperado. La única diferencia entre las cosmovisiones judía y cristiana, es que los cristianos consideran que la labor del mesías, además de hacer milagros y prodigios era la de ofrecer su vida como único sacrificio válido para la redención de los pecados, su nacimiento no solamente fue virginal sino que fue gestado directamente por el propio Dios, algo que entra en un carácter de polémica si se toma en consideración el contexto en el cual se desarrollaba la sociedad de esa época.

Jesús desde esa visión, se ofrece a sí mismo como sacrificio pascual, para traer «libertad a los cautivos», y «destruir el templo físico» para instaurar un templo espiritual donde cada persona debía dedicarse a la santidad y evitar caer en el pecado que contaminara ese templo donde él decidió habitar, dentro de cada persona.

La redención cristiana se convertiría en un aspecto universalista después de que Jesús regresara al cielo con su Padre, y envió a sus discípulos a las «ovejas perdidas de la casa de Israel». Posteriormente, a través de Pablo de Tarso, el mensaje se ampliaría a los no judíos, cuando el mismo autonombrado apóstol indicaría que él iba a los «griegos como un griego, y a los judíos como un judío», y posteriormente en otra de sus Cartas Apostólicas indicaría que por medio del Cristo (forma griega que significa el Untado) no habría más gentiles y judíos, sino que todos debían ser redimidos del mismo modo.

Desde todos esos conceptos adoptados y adaptados por el cristianismo, la noción de redención inicial de donde surge el concepto de Mesías se hace a un lado para transformarse en un aspecto innovador y excluyente al mismo tiempo porque desde la perspectiva del Evangelio de Juan (3:18) quien crea en Jesús será salvo y quien no, será condenado. De esto se desprende el carácter proselitista del cristianismo y al mismo tiempo de redención universal.

De igual manera llama la atención que la importancia hacia el mesías divino del cristianismo le da un carácter determinante en el denominado Juicio Final, donde él mismo se encargará de escoger qué personas deben o no finalmente entrar en el mundo venidero creado por quienes creyeron en él y se comportaron conforme al código ético que se fue gestando a través de los apóstoles (principalmente Pablo) y sus seguidores posteriores. De hecho que en diversos textos se hace alusión a qué grupos no tienen ninguna esperanza de salvación si no hay arrepentimiento y aceptación de las normas cristianas.

Curiosamente, antes de la llegada de Jesús en su Segunda Venida, según la cosmovisión cristiana (Parusía), vendrá un personaje que se presentará como mesías y engañará a muchas personas en el mundo para que sirvan a Satanás, como enemigo del Creador. Este personaje le llaman el Anticristo (Antimesías).

El mesías en el Islam

El islam tiene su propia versión de redentor, quien es un siervo de Alá (Dios), se trata de Al Mahdi quien se cree será el último Imam revelado antes del juicio final. No es Jesús de Nazaret, aunque los musulmanes veneran la figura de Isa Ibn Maryam (Jesús Hijo de Miriam) y lo catalogan como mesías, que nació de una virgen y logró hablar a los primeros días de nacido para dar palabra al pueblo del libro (judíos) para que aceptaran la verdad de la última revelación (El Corán) según el islam.

Desde la visión islámica Al Mahdi vendrá con una serie de características que agradan a Dios, tendrá la frente radiante y su nariz será prominente, mientras que cuenta con poderes dados por la divinidad, entre esos el conocer los pensamientos de las personas. Instaurará un reinado de paz, llenará la tierra con justicia e imparcialidad, vendrá antecedido por varias señales: Antes su venida habrá señales de terremotos y la hierba crecerá en los desiertos, el lanzamiento de una guerra global con el fin de matar o subyugar judíos, cristianos y otros «infieles».

Se dice que en un momento del reinado de Al Mahdi aparecerá un enemigo (Al Dajjal) que vendrá a engañar a una importante parte de la población para que desobedezca a Dios, posteriormente aparecerá Jesús de Nazaret quien fue llevado a los cielos y lo matará:

«…El Profeta Muhammad dijo: "Entonces Jesús descenderá, y Dios hará que el Dajjal sea asesinado cerca del paso de montaña de Afiq (territorios actuales de Israel, cerca del Kineret, Mar de Galilea...».

(Musnad Ahmad)

También en ese regreso de Jesús, señala el comienzo del juicio final que será dirigido por el profeta Mahoma en compañía del hijo de María como un testigo más delante de los hombres a favor o en contra de sus comportamientos.

Finalmente la figura mesiánica del islam es de redención universal, muy similar a la del cristianismo, con una función muy específica de servicio hacia el Creador, a diferencia de la cristiana no es una figura divina y por el contrario, al igual que Jesús como una figura importante para el Islam y Mahoma; como la mayor de las figuras proféticas, Al Mahdi viene a cumplir con un rol temporal de llevar a la gente hacia la luz del islam como religión para todas las personas. De ahí que también el Islam utilizando características proféticas argumenten para expandir su religión hacia todos los confines del mundo.