En 2019 se cumplirán 120 años del fin del asedio de Baler. El Museo del Ejército quiere conmemorar dicho aniversario con una exposición temporal que acerque al gran público la mayor parte de las facetas del asedio sufrido en la iglesia de Baler, Isla de Luzón, Filipinas, por parte de un destacamento de cincuenta españoles pertenecientes al Batallón de Cazadores Expedicionario nº 2, quienes, totalmente incomunicados, presentaron bajo la dirección de sus oficiales una resistencia tan decidida en circunstancias tan adversas que merecieron el elogio de sus enemigos y obtuvieron el reconocimiento inmediato de la nación, para después sufrir poco a poco el olvido y lo que es peor, el desconocimiento de las auténticas razones y circunstancias que se dieron en aquel escenario.

Por ello, la futura exposición pretende, a través de piezas originales pertenecientes en su gran mayoría a la colección del Museo del Ejército y que actualmente están en las áreas de reserva, elaborar un relato basado en las fuentes directas para sacar del anonimato a los protagonistas de este suceso. Los conocidos en su tiempo como “Héroes de Baler”, pasaron a ser recordados más adelante como “Los últimos de Filipinas”, en un proceso del que queremos dar a conocer sus orígenes y sus motivaciones, destacar el impacto de su actuación en sus contemporáneos, así como resaltar los lazos emocionales y culturales de la antigua colonia española con la metrópoli, todavía muy vivos. No es de extrañar por tanto que se haya declarado por parte de la República de Filipinas, como Día de la Amistad Hispano-Filipina, el 30 de junio, fecha de la emisión en 1899 por parte del presidente Emilio Aguinaldo del decreto de Tarlac, en el que se ordenaba que los miembros del destacamento, debido a su valor, fueran considerados y tratados como amigos y no como prisioneros.

Sin duda la fuente más importante de este acontecimiento es la publicación del 2 º teniente Saturnino Martín Cerezo, "El sitio de Baler, notas y recuerdos", donde, siguiendo un criterio cronológico, anota con precisión los más mínimos detalles del asedio, con un estilo directo y reflexivo, justificando todas y cada una de sus decisiones, sin que por ello renuncie a transmitir al lector sus dudas y sus momentos de debilidad, con un gran estilo literario.

Para transmitir al público la voz del jefe del destacamento desde el Museo del Ejército, a través de la cuenta del Instituto de Historia y Cultura Militar, se tuiteará en los próximos meses algunos de sus fragmentos adaptados a 280 caracteres, para poder así hacer partícipe al público de las vivencias de los sitiados y sitiadores de la iglesia de Baler 120 años después.