Conocí a Eduardo Aute (1943-2020) en una presentación de su libro de dibujos, Un perro llamado Dolor, que tuvo lugar en La Casa Encendida hace... muchos años. Acudí nerviosa porque tenía que conjugar dos misiones. Por un lado iba conocer a un artista al que admiraba profundamente -eso se notaba a la legua- y, por otro lado, mi director me había pedido una buena entrevista. Así que tenía la responsabilidad de hacer bien mi trabajo pero sin perder la oportunidad que la vida me daba de conocer al trovador que me acompañaba desde hacía años en mis devotos encierros con el arte y la emoción.

Y creo que salió bien porque años después mi azarosa profesión lo puso de nuevo en mi camino y ya, menos nerviosa, quedé con él en su casa para un segundo asalto. Me recordaba y confieso que disfruté de aquella entrevista como en ninguna otra que haya realizado en toda mi vida. Nuestra conversación off the record se queda para mí porque es justo no traicionar a quién te recibe en su hogar y te muestra todo su cariño porque siente que el tuyo es recíproco.

Sin embargo, quiero rendirle mi pequeño homenaje reeditando esta segunda entrevista que tuve el privilegio de hacerle a Luis Eduardo Aute... ese artista inmenso que insistía en que le llamarás sólo Eduardo.

Luis Eduardo Aute es un artista enamorado de su obra. Lleva cuarenta años creando belleza en diversas direcciones: música, pintura, poesía y cine. Su mirada crítica y profunda se centra ahora en Animal hada, una compilación de los libros disco Animal-uno y Animal-dos y en el que se incluye el inédito Animal 3D, una publicación compuesta por un DVD, CD y gafas con lentes azules y verdes para visualizar los dibujos en tres dimensiones diseñados por el artista. El autor de algunas de las canciones más emblemáticas de nuestra historia reciente anuncia un «retiro momentáneo y buscado» de la música. Para charlar de estas y otras cuestiones relacionadas con la vida, la gran pasión de Aute, nos citamos en su casa en el centro de Madrid. Y como de costumbre volvió a sorprendernos.

Después de publicar Autorretratos Vol. 1, ahora sale a luz el Vol. 2. Cada uno de ellos incluye 32 de tus canción es antiguas regrabadas y reformuladas. ¿Por qué?

Me apetecía recrear canciones que me gustan mucho y no son muy conocidas por la gente. Quiero tenerlas en formato CD, como si las hubiera escrito ayer. Haré un volumen tres y cuatro donde ya aparecerán canciones inéditas. El reencuentro con canciones antiguas significa encontrarse de nuevo con las raíces, recuperar todo.

Suena a despedida. ¿Piensas retirarte de la música?

Quiero aparcar la música durante un tiempo. Tengo muchas ganas de pintar y proyectos iniciados desde hace años que no he podido terminar. Así que puede que haya un cambio porque son muchos años, muchas canciones y quiero probar otras maneras de hacer, tanto en contenidos como en formas. Grabaré canciones y daré conciertos pero de manera cada vez más reducida.

Eres considerado un cantautor. Si tuvieras ahora 18 años, ¿qué música harías?

Probablemente estaría haciendo rap. La gente que ahora hace rap también son cantautores, hacen unos textos de denuncia, tremendamente agresivos. No sé cuál es la diferencia. Simplemente que aquello fue en los años 60 y en ese sentido fuimos pioneros. Cantautor es cualquier artista que sea autor e intérprete de sus composiciones. Lo es Prince, U2, Sting… ¡Lo es hasta Michael Jackson!

Muchas veces has dicho que las canciones tienen un único tema y siempre van a parar a él, ¿cuál es?

La vida. Es el único tema. Cualquier obra artística trata de reflexionar sobre la vida, la imaginación, la muerte, el sexo, el miedo, la duda, la rabia, el escepticismo, la pasión, el odio…. Ese es el universo en el que me muevo.

¿Es el ser humano el animal que más te interesa?

Es el más raro de todos. No sabe cómo está aquí, cómo vino ni adónde va, ni nunca lo sabrá. Pero su misión es tratar de reflexionar sobre eso. Es un bicho raro capaz de hacer las gestas más hermosas y las barbaridades más brutales. Es una simbiosis del ángel y el demonio y es el único animal que tiene esa capacidad dual.

¿Te consideras un vividor?

Vivir es sinónimo de vividor y todos deberíamos serlo. Tenemos una vida para vivirla, disfrutarla e intentar no padecerla. Nuestra misión es intentar descubrir de qué trata esto de estar vivo, cuál es su argumento.

¿Puede existir el amor sin la lujuria o la alevosía?

Eso habría que preguntárselo a Santa Teresa y San Juan de la Cruz que trascendían a un estado de gracia amorosa sin contacto carnal. Pero creo que la expresión del amor concreta es cuando se juntan la carne y el espíritu. La carne por la carne es un coñazo, es «aeróbic genital». En el acto amoroso el ser humano trasciende la propia vida, va un poco más allá de la realidad de todos los días. ¡Luego vienen los batacazos!

¿Las cicatrices del amor cierran en falso?

Nada en la vida se cura porque la vida es probablemente una larga enfermedad. Uno se busca coartadas para intentar olvidar. Pero una cosa es el olvido y otra la curación. Uno no se cura del amor, como no se cura de vivir.

¿Ves la tele?

A veces sí, cuando puedo, pero no demasiado.

Imagínate que te meten en la casa de Gran Hermano. ¿Qué podría pasar?

Tengo satélite y no veo eso. ¡Nunca me encontraría allí, jamás! ¡Ni harto de vino!

¿Qué es lo más hortera que se te ocurre?

Casi todo. Ha triunfado lo hortera en el mundo. En el sentido de «mercado», donde hay negocio lo hortera asoma inmediatamente y prácticamente hoy todo el negocio.

¿Has estado alguna vez de moda?

Creo que no. Huyo de las modas como del horror. Lo peor es estar de moda porque significa que estás en el primer paso para dejar de estarlo.

¿Has dejado de fumar?

Sí, pero por prescripción médica, no por moda. Yo por mí seguiría fumando aunque invito a todo el mundo a que lo deje. Es uno de los vicios más estúpidos.

¿Se puede emprender todavía alguna revolución?

Sí, las habrá, aunque no se dónde nos llevará. Estamos llegando a los límites de una manera de vivir, de un simulacro general que no puede seguir mucho más allá porque sino habría que renunciar a la condición de ser humano. Y la vida es más fuerte que el simulacro de la vida.

¿Castro es el ogro malo que nos venden los norteamericanos?

Bush ha matado a muchísima más gente que Castro, para empezar. El referente de la revolución cubana ha sido importantísimo en Latinoamérica, en todos los ámbitos. El bloqueo me parece una aberración impresentable y no se puede hacer un análisis objetivo de un país bloqueado durante tantos años. Una vez se levante se debe opinar de lo bueno, malo, regular y de lo que haga falta. Pero en una situación anómala es injusto manifestar una opinión en contra. Hay que estar en contra del bloqueo.

Tu relación con Cuba siempre ha sido muy especial…

Sí, como mucha gente de mi generación. Me sorprende ver como muchos de ellos que eran muy pro-revolución cubana ahora son totalmente anticastristas. Y Castro sigue siendo el mismo. Pero mi afecto por Cuba trasciende la política. Cuba se parece mucho a Filipinas, donde nací. Cada vez que voy allí se produce una especie de viaje en el tiempo en donde me encuentro con el mismo paisaje, clima, olor y la misma manera de ser. Le tengo un afecto muy especial.

¿Qué cosas recuerdas con más anhelo de tu niñez?

Si empiezo no paro. Vine a España a los once años y nunca he vuelto a Filipinas. Allí son muy habituales los monzones y tifones y es normal que de repente se inunden las calles. Recuerdo como en la época de diluvios las calles del barrio se inundaban y salíamos a circular por ellas con unas barquitas, como si fuera Venecia. Eso de navegar por las calles es una experiencia muy especial.

¿Quién es más osado Bush o Aznar?

Esa clase de osadía no tiene ningún interés. No tengo nada en contra de EE.UU, sino en contra de la administración Bush. Tengo una admiración tremenda por EE.UU y su cultura. Lo que me parece aún más impresentable es la condición de lacayo de Aznar con el «Emperador», el «amo». Bush es un osado pero Aznar… ¡no encuentro ni el adjetivo!... Me parece vergonzoso.

Tú que dominas el inglés, ¿darías clases magistrales en Yorktown?

¡Sería lo último que haría en mi vida! ¡Ni en Yorktown ni en Alcobendas! Aceptar el hecho de que uno puede llegar a dar clases magistrales me parece de una estupidez e inconsciencia imperdonables.

Ya pasas de los sesenta, ¿cómo te sienta cumplir años?

¡Muy mal! Como a todos.

Beckham, Amenábar, Bisbal, triunfadores a los treinta. ¿Hay vida más allá de esa edad?

Hay mucha vida más allá de los treinta. La vida es muy discontinua e inesperada, no va como uno quiere. Va como quiere ella. Es una sucesión de fracasos hasta llegar al gran fracaso o acierto que es palmarla. La vida es un zigzag de éxitos y fracasos, lo cual está bien, porque si no, sería insoportable, ¡qué coñazo recibir Goyas todos los años!

Hay que vivir aunque solo sea por curiosidad por ver qué va a pasar.

Sí, es que sin curiosidad no hay vida. Si no tienes curiosidad aunque estés vivo eres un zombi. La curiosidad es la madre de la supervivencia.

¿Cómo andas de curiosidad?

¡Lo terrible que es cada vez tengo más! La canalizo haciendo cosas y me tiene enganchado la curiosidad por ver dónde puedo llegar.

¿Aún conservas tu pasión por los toros? ¿Qué opinas de la polémica suscitada en Cataluña?

Sí. No voy a los toros como iba cuando era joven. Intento ir a un par de corridas en la Feria de San Isidro porque me gusta mucho. Lo de Cataluña es una aberración. Cuando vivía en Barcelona iba mucho a los toros y allí siempre ha habido tanta o más afición al toro que en Madrid. Los toros son muy crudos pero es un arte y erradicar un arte es algo que se parece mucho al nazismo. Sólo les ha faltado decir que era un arte degenerado.

Y que vuelva José Tomás.

Sí, sería un alivio.

¿Crees en Dios?

Puedo decir que no soy ateo. Me parece muy arriesgado decir que Dios no existe porque entonces las cosas no tienen sentido. Intuyo que hay un sentido de las cosas y por eso no soy ateo. Luego está el sentido religioso de la vida que aparece en el momento en que te haces preguntas que cuestionan de qué va esto de la vida. La religión es otra cosa, es la multinacional que sobre esas ideas levanta una institución y negocia.

Hay anunciado un musical, Las lágrimas de la quimera...

Sí, está en manos de un productor y estoy a la espera. ¡Cualquier día de estos me dirán que no!

¿Cómo es?

Imagínate una película de cine mudo como El gabinete del Doctor Caligari pero en musical. Nada que ver con Mamma Mia y esas cosas. Está más cerca de Bailando en la Oscuridad de Lans von Trier o de El fantasma del paraíso de Brian de Palma. Está escrito y si no se hace siempre quedará la música.