Desde antes de la Independencia de los Estados Unidos, los negros, que representaban casi el 20% de la población de las colonias, cuando se iniciaba el proceso de rebelión independentista, antibritánico, y que llegaban a los 600.000 esclavos, luchaban también por la abolición de la esclavitud, y había quienes, en su nombre también lo hacían, sin lograrlo de manera efectiva, a pesar de que también desempeñaron un papel importante en el proceso independentista norteamericano, sin que esa participación, compromiso y lucha les hubiera significado mayores grados de «Libertad», «Libertad o Muerte» y «Libertad o Tiranía», como eran algunas de las consignas de la Independencia. Hubo alrededor de esta lucha de los negros una conciencia norteamericana que también se desarrollaba en su favor.

Los estados del sur eran los que concentraban la mayor cantidad de negros y mantenían las relaciones de producción, sociales y políticas bajo el signo de la esclavitud. Se ha llegado a afirmar que el valor de los negros, considerándolos «propiedad» o «bienes», en ese momento, eran más de un cuarto de un billón de dólares, lo cual, desde el punto de vista esclavista era una gran inversión y negocio.

El trabajo de los esclavos era desde los nueve años hasta que su edad se los permitiera. Niños y mujeres en estos extremos no estaban fuera de este proceso de brutal explotación.

Desde aquellos años el racismo que se vivía se impuso en la mentalidad de la sociedad norteamericana, la que existía, la que estaba en proceso de nacimiento con la Independencia, y la que surgió con la Independencia, aun cuando hubo luchadores contra esta discriminación, racismo y esclavismo, entre ellos los mismos negros.

La lucha por la Independencia, y por la Libertad, por su naturaleza, por su esencia revolucionaria, se oponía, y atacaba la esclavitud.

Cuando se produjo la ocupación francesa de España, desde 1808 hasta 1814, en España, y en el continente españolizado, se organizaron Juntas, lo que dio origen al movimiento juntista, y pronunciamientos en el continente a favor del Monarca español. En España particularmente la lucha fue por la «Independencia» de Francia y «contra la dominación y opresión francesa», elementos que simultáneamente se agitaban en paralelo en América, por la Independencia de España y contra la dominación y la opresión española.

Igual sucedía en la lucha por la Independencia de los Estados Unidos. La lucha por romper con Inglaterra, con sus lazos de dominación, implicaba internamente la lucha contra las distintas formas de dominación, entre ellas la lucha por la liberación de los esclavos. La lucha por la Independencia en cierta forma atacó el sistema de esclavitud. No se podía luchar por la Independencia, por la libertad política, económica y social de Inglaterra, arrastrando las cadenas de los miles de negros que habitaban, y trabajaban en las colonias inglesas, y que colaboraban en la lucha de su Independencia. En algunos estados era más evidente la presencia de quienes alzaban la lucha contra el esclavismo.

En los estados del sur era más fuerte el esclavismo. Dentro del proceso de Independencia estos estados acentuaron los controles sobre los esclavos. Para estos estados la crisis de la Independencia no favorecía el ambiente de la liberación de esclavos. Incluso se llegó a dar esclavos a quienes se incorporaran a la lucha independentista, y hasta se pagaron salarios con esclavos.

Muchos de los negros que se incorporaron a la lucha anticolonial lo hicieron alentados de lograr la suya. La negación de la libertad los llevó rebeliones, escapadas o huidas, motines, o en condición de fugitivos, como hicieron muchas veces los indígenas en las colonias españolas cuando huían a zonas de refugio, que durante años se mantuvieron impenetrables para los conquistadores y los propios colonizadores y evangelizadores.

Alrededor de los planteamientos que se hacía contra la dominación inglesa también se hacían para la libertad de los negros. Peticiones de este tipo se hicieron en Nueva Inglaterra, Massachusetts, Connecticut, New Hampshire. En algunos de esos planteamientos se nota la influencia masónica cuando en ellos se redacta que «el Gran Padre del Universo ha concedido la libertad con equidad a toda la humanidad, a la que ellos no han renunciado por ningún pacto o convenio».

En 1780 hubo protestas negras en el estado de Massachusetts contra la limitación del voto a los blancos que no pagaban impuestos sobre la consideración de que era injusto que se limitara este derecho por el no pago de impuestos.

Los antiesclavistas y abolicionistas de los estados del sur eran una minoría con poca capacidad de influencia política en la toma de decisiones legislativas y Estatales. John Houston y otros consideraban a los negros, en posibilidad de liberarse, más aliados de Inglaterra que de Estados Unidos, si los ingleses les ofrecieran la libertad. Por ello ejercieron más control sobre los negros, aun después de declarada la Independencia, por la presencia todavía inglesa en las tierras norteamericanas, y porque la lucha se mantenía después de 1776.

En pleno proceso de enfrentamientos militares hubo negros que huyeron, aprovechando las circunstancias, hacia el norte, incluso en fugas colectivas.

En Virginia, en noviembre de 1775 se les ofreció la libertad a los negros que se sumaran a los revolucionarios, lo que se aplicaría solo a esclavos adultos y varones, condenando a muerte a los que se fugaran y fueran capturados. Con el Tratado de Paris, de 1783, bastantes negros pudieron ir a Inglaterra como fugitivos, y se calcula que casi 10.000 ya se habían desplazado entre 1782 y 1783. El propio Thomas Jefferson afirmó que Virginia había perdido más de 30.000 esclavos por fugas, en Georgia alrededor de 15.000 y en Carolina del Sur cerca de 25.000 también ya no estaban al terminar la guerra de Independencia. El estado de Carolina del Norte, por su parte, aumentó la traída de esclavos en los siguientes años.

A favor de los esclavistas estaba la circunstancia de que Inglaterra no levantaba banderas antiesclavistas o abolicionistas en su lucha. Era a la vez un gran traficante y comerciante de esclavos. La lucha opresora que mantenía hacia las colonias lo era también contra los esclavos negros.

Las luchas de los negros dentro del proceso independentista también se expresó en las actividades de los llamados marrons, que eran esclavos fugitivos, que fue muy extendida, en levantamientos, tumultos y en complots, como sucedió en 1767 en Virginia, en 1774 en Saint Andrews, en Georgia. Las represalias contra ellos fueron la ejecución, la horca, la quema vivos, la decapitación, el azote, las marcas en sus cuerpos, la corta de orejas. Uno de los levantamientos más grandes se dio en los condados de Beaufort, Pitt y Graves, en Carolina del Norte en 1775.

Aun así los negros se incorporaron al Ejército revolucionario independentista, y lo hicieron también en la marina, en todos los puestos de los barcos, hasta el de pilotos, con menos restricciones que en la infantería. También lo hicieron como tambores del Ejército, recogiéndose sus imágenes en pinturas alusivas a la guerra.

En plena guerra hubo propuestas para que los negros no se les permitiera incorporarse en la filas del Ejército, enfrentando una decisión del Congreso de permitirles a los negros libres hacerlo. Jorge Washington desde el 12 de noviembre de 1775 estuvo de acuerdo con que participaran del Ejército.

Cuando en 1776 Nueva York permitió que los hombres que habían sido reclutados al ejército a la fuerza fueran cambiados por otros, blancos o negros, y hubo esclavistas que entregaron negros, a quienes se les concedió la libertad.

Sosteniendo la Revolución los negros se incorporaban al ejército con la condición de que les dieran la Libertad y se les emancipara, derecho que se extendió, en Rhode Island y Massachusetts a los negros que habiendo escapado se enrolaran de nuevo. En Carolina del Norte los negros esclavos podrían obtener la libertad de sus amos al terminar la guerra si habían servido al ejército. Parecido actuaron en Maryland y New York en 1780 y 1781. En Nueva York hubo regimientos completos de esclavos. En Carolina del Sur esto no fue posible lograrlo.

En todos los combates los negros se distinguieron. De ello testimonian las pensiones que fueron asignadas, la inclusión e las listas de heridos y muertos. En todas las grandes batallas se cuenta la presencia de negros, en Brandywine, 1777, en Boonesborough, 1778, en Fort Griswold, 1781, en Eutaw, 1781, en Cornwallis, 1781, en la marcha de Saratoga a Oswego, 1783, en Concord, en Lexigton, en Bunker Hill, en Ticonderoga, Long Island, Stony Point, Savannah, Trenton, Monmouth, en 1776 acompañaron a Washington cruzando el Delaware, en el ataque de los cuarteles ingleses de Newport, Rhode Island, donde las principales autoridades militares británicas fueron capturadas por el negro Jack Sisson, según se cuenta.

Aparte de estas luchas también los negros lucharon en montañas, desarrollando acciones militares de tipo de guerrillas. Hubo compañías del ejército comandadas por oficiales negros. Algunos negros desarrollaron tareas de espionaje exitosamente. A algunos negros además de su manumisión y libertad les dieron, como recompensa, pensiones anuales y hasta tierras, por los servicios prestados.

En algunos estados, como Virginia, cuando al terminar la guerra, se quiso someter de nuevo a la esclavitud a los que habían combatido, el Congreso obligó a que se les confirmara la Libertad que se les había ofrecido y se habían bien ganado.

A ello se sumaba el desarrollo económico de la dinámica interna de los Estados Unidos en gestación, el sur agrarista y esclavista, el norte industrial. El desarrollo de la industria y del capitalismo moderno necesita mano de obra libre y asalariada, no esclavos. «Esclavos modernos», como los llamó Marx, pero hombres libres.

Los estados sureños, particularmente, todavía a mediados de la década de 1850-1860, acuerparon las avanzadas esclavistas y anexionistas que quiso realizar William Walker, llegando a Nicaragua, estableciéndose allí, donde declaró de nuevo la esclavitud, provocando la llamada Guerra de 1856 y 1857, donde el Ejército de Costa Rica, jefeado por el presidente de la República, Juan Rafael Mora Porras, avanzó sobre el suelo nicaragüense para libertar a Nicaragua, e impedir la anexión de las tierras centroamericanas y que Walker sometiera a la esclavitud a los pueblos centroamericanos. Exitosa la guerra desarrollada por Costa Rica, a la que se sumaron, particularmente en la segunda parte de esa guerra, las fuerzas militares de los otros estados centroamericanos, siempre bajo la guía táctica y estratégica del presidente Juan Rafael Mora y su Estado Mayor.

La guerra de Independencia de los Estados Unidos no acabó con la esclavitud en ese gran país, pero dejó sentadas las bases para la guerra civil, que en la segunda mitad del siglo XIX, 80 años después de la Independencia, de nuevo los Estados Unidos se viera inmerso en otra guerra civil, lo que algunos han llamado la Segunda Revolución Norteamericana, que terminó estableciendo la abolición de la esclavitud, con gran dificultad.

Durante los días de la Guerra Civil norteamericana, hacia 1865, en el mes de diciembre, en el pueblo Pulaski, del condado de Giles, del Estado de Tennessee, va a surgir en los Estados Unidos, una de las organizaciones más tenebrosas y criminales, de carácter racista, que han existido en ese país, el Ku Klux Klan, organización que contribuyó a desarrollar otros pares organizacionales, cuya finalidad inicial era mantener controlados los negros recién liberados, desarrollando su actividad desde Tennessee hasta las Carolinas, más tarde extendido a otros estados. El Ku Klux Klan es quizá la expresión de la principal organización de extrema derecha en los Estados Unidos, entre las iguales que son. Promueve la supremacía de la raza blanca, el racismo, la xenofobia, la homofobia, el antisemitismo, el anticomunismo y en alguna época también hizo anticatolicismo. Durante la época del desarrollo del fascismo en Europa miembros destacados del Ku Klux Klan, realizaron escándalos apoyando a la Alemania nazi.

La lucha contra la segregación racial a mediados del siglo XX exaltó la presencia del Ku Klux Klan y sus atroces crímenes. El resultado de la lucha por los Derechos Civiles, y los Derechos Humanos, de los negros en Estados Unidos desde esos años hasta hoy no ha concluido. Parte de estas luchas se concretaron en el Acta de Derechos Civiles de 1964.

El Ku Klux Klan sigue vigente en Estados Unidos. Su principal inspirador está en la Casa Blanca. La Corte de los Estados Unidos ha señalado que como grupo pueden expresar sus opiniones.

Los sucesos recientemente acaecidos con la muerte brutal, el asesinato de George Floyd, se han puesto en evidencia las fuertes raíces segregacionistas, racistas galopando de nuevo hoy, con apoyo tácito desde la Casa Blanca, por el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Las luchas callejeras, los motines y las protestas sociales, las movilizaciones y marchas que se han producido, no solo en Estados Unidos, a pesar la pandemia, que obliga al «encierro» personal y familiar, ha puesto de nuevo el dedo en la llaga sobre uno de los problemas más sensibles de nuestro tiempo, el racismo en todas sus manifestaciones y la lucha contra contra cualquier tipo de discriminación, exclusión, marginación social, económica y política, odio racial, o de carácter xenofóbico que se quiera impulsar. Ningún país está exento de estas expresiones racistas. Y ningún pueblo está privado de luchar contra ellas en todas las formas que se pueda y se considere necesario.