Jean-François Revel fue un escritor, filósofo y periodista liberal francés.

Fue un miembro de la Academia Francesa, desde 1997, muy controversial y adversado por el grueso de la intelectualidad de su país.

Nació en la ciudad de Marsella, Francia el 19 de enero de 1924. Durante su juventud, estuvo en la resistencia contra los nazis, a diferencia de su padre que colaboró con el régimen de ocupación. Desde entonces, Revel se anunció como antitotalitario.

En 1945, al concluir la Segunda Guerra Mundial, se afilió al Partido Comunista francés por un corto periodo, hasta que rompió el carnet por discrepar de sus tesis sobre el arte del realismo socialista. Luego, fue militante del Partido Socialista francés hasta 1970.

Después de un viaje a los Estados Unidos se proclamó defensor del liberalismo democrático y prooccidental.

Estudió Filosofía en la Escuela Normal Superior en donde tuvo como maestro al padre del estructuralismo marxista, Louis Althusser. No le gustó Jean Paul Sartre, el gran filósofo de su tiempo en Francia y le criticó su alejamiento de la libertad, así como su alineamiento con el marxismo y con la Unión Soviética.

Impartió clases en Argelia, en México (donde aprendió el idioma) y en Florencia, Italia, a pesar de que no se sentía muy llamado a la docencia.

Se alejó del socialismo y se proclamó ateo con su libro, Ni Marx, ni Jesús, publicado en 1970.

Tuvo una larga carrera en el periodismo. Fue redactor jefe de France Observateur y editorialista en L’Express. Fue director y miembro del Consejo de Administración de L’Express, y también consejero en diversas editoriales. Fue, posiblemente, el mejor editorialista de Francia y un gran columnista.

Dicen algunos que estaba contra todo y contra todos. Desde mi punto de vista, fue un periodista político muy exitoso, sin ser el mejor de los analistas. Varios de sus pronósticos resultaron fallidos. Pero fue la pluma más célebre del momento. Durante las décadas del setenta, el ochenta y el noventa del siglo pasado fue uno de los columnistas más leídos a nivel internacional, incluyendo a la América Latina.

Entre sus numerosas obras se destacan:

Ni Marx ni Jesús (1970), La tentación totalitaria (1976), Cómo terminan las democracias (1983), Historia de la filosofía occidental de Tales a Kant (1994), El renacimiento democrático (1992), La obsesión antiamericana (2002).

Recibió numerosos premios como el Konrad Adenauer en 1986, el Chateaubriand en 1988 y el Juan Jacobo Rousseau en 1989, entre otros. Curiosamente, en Madrid se le distinguió con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Y la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala le otorgó el doctorado honoris causa.

Durante sus últimos tiempos fue colaborador del semanario Le Point.

En breve, durante su juventud fue antinazi y comunista, primero, y luego socialista, para en su madurez optar por el liberalismo, por la democracia y por una fuerte crítica al marxismo en general y, particularmente, al socialismo real soviético.

Falleció en un hospital en Kremlin-Bicêtre, Val de Marne, cerca de París, el 30 de abril de 2006, a los 86 años.