En mi anterior colaboración, escribí acerca de cuáles son los requisitos que un texto adecuado y cohesionado debe cumplir para que resulte eficaz. Como lo había anticipado en dicha ocasión, en este artículo explicaré sobre el uso de los elementos conocidos como «conectores» para elaborar un texto cohesionado. Para ello, me basaré en algunas fuentes sobre redacción y gramática: el Manual de escritura académica y profesional (bajo la coordinación de Estrella Montolío), Gramática descriptiva de la lengua española. Volumen 3 (que incluye un artículo de María Antonia Martín y José Portolés), Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso (Helena Calsamiglia y Amparo Tusón) y La cocina de la escritura y Enseñar lengua (Daniel Cassany).

Con el fin de escribir un texto bien cohesionado, se deben emplear elementos para relacionar entre sí las oraciones o los párrafos. Dichos mecanismos de cohesión —complementarios a los recursos lingüísticos que presente en mi anterior colaboración, tales como elisiones, pronombres o sintagmas de significado más general— comúnmente se denominan «conectores», aunque también son conocidos como «marcadores textuales» o «del discurso». De acuerdo con el Manual de escritura académica y profesional, los marcadores textuales sirven para indicarle al lector qué tipo de relación existe entre dos segmentos del discurso: dos oraciones o dos secuencias de oraciones.

Acerca de los marcadores textuales, existe mucha y muy valiosa información, proveniente de fuentes confiables, que vale la pena difundir; incluso la RAE, en el «Manual» de la «Nueva gramática de la lengua española», propone una clasificación —la pueden encontrar en este enlace— que recoge los grupos fundamentales. Como en la sociedad de la información el conocimiento está generado para difundirse, en esta ocasión les presento una recopilación de diversos tipos de marcadores que pueden utilizar como herramientas para relacionar sus ideas al escribir sus textos. En el manual Comunicación electrónica. Propuestas para mejorar la calidad de los textos en pantalla, publicado por el Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP), se explica sobre el uso de los marcadores para enlazar oraciones:

Un párrafo se lee con más facilidad si dispone de una estructura bien visible: si son evidentes tanto las conexiones de la idea principal con las demás oraciones como el tipo de relaciones entre las ideas secundarias. Para mostrar esas relaciones, debemos emplear marcadores textuales. Se trata de conectores que funcionan como señales de orientación —al modo de las señales de tráfico— para guiar al lector a lo largo de la lectura.

Los marcadores textuales no solamente sirven para enlazar oraciones dentro de los párrafos, sino que también se usan para vincular estas últimas unidades textuales en un texto. Ello se explica con claridad en El libro del español correcto:

Ningún párrafo debe quedar aislado del resto; un párrafo tiene que llevar a otros, invitar al lector a continuar la lectura. Una manera eficaz de conseguirlo es recurrir a los marcadores textuales, esas expresiones que tienen como función principal orientar al lector sobre el sentido en que debe interpretarse lo que viene a continuación.

Según todo lo expuesto, resulta necesario que conozcan acerca de estos elementos, con el fin de que puedan optimizar sus producciones escritas. Por ello, en los siguientes apartados, les explicaré acerca de los marcadores, basándome en las clasificaciones más extendidas en el ámbito académico.

La clasificación de María Antonia Martín y José Portolés, una de las más difundidas

María Antonia Martín y José Portolés han propuesto una de las clasificaciones más difundidas de los marcadores del discurso, en la obra Gramática descriptiva de la lengua española. Volumen 3. Entre la oración y el discurso. Estos autores clasifican los marcadores considerando su función discursiva: estructuradores de la información, conectores, reformuladores, operadores argumentativos y marcadores conversacionales. En esta propuesta, distinguen a los conectores como un subgrupo específico. La clasificación de Martín y Portolés se presenta de manera completa en este enlace.

Martín y Portolés consideran como conectores los siguientes elementos:

  1. Aditivos: además, aparte, incluso, etc.

  2. Consecutivos: por tanto, por consiguiente, en consecuencia, entonces, así pues, etc.

  3. Contraargumentativos: en cambio, por el contrario, sin embargo, no obstante, etc.

La clasificación de Estrella Montolío y un extracto de su propuesta

Estrella Montolío, en el libro Manual de escritura académica y profesional, también utiliza el criterio de las funciones discursivas fundamentales para clasificar los marcadores textuales. Según ello, distingue los siguientes grupos: aquellos que sirven para estructurar el discurso, aquellos que permiten matizar o corregir la formulación lingüística y aquellos que se utilizan para expresar relaciones lógico-argumentativas entre ideas. En esta última clase, Montolío considera los conectores propuestos por Martín y Portolés, enumerados en el aparatado anterior.

A continuación, presentaré un resumen de los tipos de marcadores que indican relaciones lógico-argumentativas considerados por Montolío en dicha fuente, con sus respectivos ejemplos:

A) Conectores que señalan la adición en el discurso: asimismo, del mismo modo/manera, por otra parte, por otro lado, por su lado, a su vez, además, más aún, etc. Estos conectores introducen una información que mantiene la misma línea temática iniciada por miembros del discurso previos. Ejemplo:

Como consecuencia de nuestra decisión de mejorar nuestras ratios de capital, hemos decidido vender algunos negocios en los que no teníamos las economías de escala adecuadas. Asimismo, hemos vendido minoritarios en algunas unidades y hemos reducido la originación del crédito en negocios considerados no estratégicos.

B) Conectores de carácter consecutivo: por (lo) tanto, en consecuencia, por consiguiente, por eso (por ello, por esa/tal razón, por esa/tal causa, por ese/este motivo // de ahí que, por lo que, con lo que, así que, de {modo/manera/forma} que), etc. Estos conectores indican que la información que les sigue constituye una consecuencia derivada de la información previa. Se distinguen dos subgrupos dentro de este tipo de marcadores:

  • Conectores consecutivos «integrados en la oración»: por lo que, de manera que, así que, de ahí que, etc. Estos conectores están especializados en enlazar segmentos en el interior de una misma oración. Ejemplo:

En esa empresa de automoción, no han realizado las inversiones necesarias, por lo que su proceso de producción ha quedado obsoleto.

  • Conectores consecutivos «no integrados en la oración»: por tanto, por consiguiente, en consecuencia, por ese motivo/ razón/ causa, por ello, por eso, etc. Estos conectores no forman parte de la estructura oracional y, por ende, aparecen visualmente separados al estar precedidos y seguidos por sendos signos de puntuación (punto y coma o punto). Ejemplo:

Vivimos en un mundo en el que a veces el lenguaje no refleja de forma sencilla la igualdad de género. Por ello, hemos hecho el esfuerzo de adaptar el lenguaje de este informe para que sea incluyente, sin discriminación ni olvidos.

C) Conectores contraargumentativos: pero, no obstante, sin embargo, a pesar de ello/todo, aunque, a pesar de (que), pese a (que), etc. Estos conectores expresan oposición o contraposición de ideas. Se distinguen dos subgrupos dentro de este tipo de marcadores:

  • Conectores contraargumentativos que expresan oposición débil: aunque, a pesar de (que) o pese a (que). Estos conectores presentan un impedimento posible, pero indicando al mismo tiempo que no será obstáculo para la consecución de lo expresado por la oración principal. Ejemplos:

Según la RAE, aunque «presidente» puede usarse como común en cuanto al género («el/la presidente»), es preferible hoy usar el femenino «presidenta» cuando el cargo lo ejerce una mujer.

A pesar de que la contracción de la demanda interna ha sido más fuerte de lo esperado, se espera que la economía se recupere el próximo año.

  • Conectores contraargumentativos que expresan oposición fuerte: pero, no obstante o sin embargo. Estos conectores implican que lo que viene a continuación presenta una información inesperada, que se desvía de la línea argumentativa previa. Ejemplo:

Hemos creado la página web de la empresa en internet y no está dando los resultados comerciales que esperábamos. Sin embargo, deberíamos mantenerla como medida de prestigio y diferenciación respecto de la competencia.

Cabe precisar que «pero» es un tipo de conector contraargumentativo que expresa oposición fuerte y está caracterizado por estar «integrado en la oración». Ejemplo:

Esta iniciativa estaba planteada para diciembre, pero se decidió ampliarla a enero.

La clasificación de Calsamiglia y Tusón, complementaria a las anteriores

Para complementar las propuestas revisadas líneas arriba, se pueden añadir los conectores causativos, condicionales y finales, propuestos por Helena Calsamiglia y Amparo Tusón en su libro Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Dichas autoras proponen una clasificación de marcadores textuales que incluye los siguientes tipos: aquellos que contribuyen a la organización global del texto, aquellos que introducen operaciones discursivas particulares y los conectores.

A continuación, se presenta el listado de los conectores que las autoras proponen en la fuente mencionada. Los tipos ya presentados en el apartado previo solamente serán mencionados. Asimismo, no se han considerado los conectores temporales ni espaciales propuestos por ellas:

  1. Conectores aditivos o sumativos

  2. Conectores contrastivos o contraargumentativos

  3. Conectores de base causal. Este tipo de conectores son los siguientes:

  • Conectores causativos: porque, pues, puesto que, ya que, dado que, etc. Estos conectores introducen la relación de causa entre segmentos textuales.

  • Conectores consecutivos

  • Conectores condicionales: si, con tal de que, a menos que, siempre que, a no ser que, siempre y cuando, etc. Estos conectores expresan la situación o circunstancia indispensable para la existencia de otra.

  • Conectores finales: para que, a fin de que, con el propósito de, con el objeto de, etc. Estos conectores expresan la meta o el propósito que se persigue.

La muy didáctica clasificación de Cassany

Cassany, en su libro La cocina de la escritura, presenta de manera muy didáctica otra clasificación de marcadores del discurso. Aunque el propio autor advierte que esta propuesta es «incompleta», también destaca que resulta «orientativa» y «funcional». Cabe agregar que esta clasificación se incluye en algunos libros de estilo de instituciones públicas de España como, por ejemplo, el ya mencionado manual Comunicación electrónica del IVAP.

Dicho autor recomienda que los marcadores textuales deben colocarse en las posiciones importantes de texto (inicio de párrafo o de oración), para que el lector los distinga de un vistazo y pueda hacerse una idea de la organización del texto. Cassany propone dos clases de marcadores: aquellos que sirven para estructurar el texto y aquellos que permiten estructurar ideas. Estos últimos son los denominados «conectores» en las clasificaciones previas. La propuesta de Cassany se presenta de manera completa en este enlace.

A continuación, enumeraré los tipos de marcadores que propone Cassany para estructurar el texto. Según dicho autor, estos elementos afectan a un fragmento relativamente extenso del escrito (párrafo, apartado, grupo de oraciones), y sirven para establecer orden y relaciones significativas entre oraciones:

  1. Marcadores para introducir el tema del texto: el objetivo principal de, este texto trata de, nos proponemos exponer, nos dirigimos a usted para.

  2. Marcadores para iniciar un tema nuevo: con respecto a, en cuanto a, en relación con, acerca de, etc.

  3. Marcadores para señalar orden: en primer lugar, para empezar; luego, después; finalmente, para terminar, etc.

  4. Marcadores para distinguir: por un lado, por otro; por una parte, por otra; no obstante, en cambio, sin embargo, por el contrario; ahora bien.

  5. Marcadores para continuar sobre el mismo punto o tema: además, asimismo, a continuación, etc.

  6. Marcadores para hacer hincapié o enfatizar: es decir, o sea, en otras palabras, dicho de otra manera; en efecto, como se ha dicho, cabe destacar, se debe tener en cuenta, etc.

  7. Marcadores para detallar: por ejemplo, en particular, en el caso de, etc.

  8. Marcadores para resumir: en resumen, en pocas palabras, recapitulando, etc.

  9. Marcadores para acabar o concluir: en conclusión, para finalizar, para concluir, etc.

Esta clasificación se puede complementar con los marcadores que señalan la organización del texto propuestos por Montolío en el libro Manual de escritura académica y profesional. Si desean conocer dicha propuesta, pueden revisar este enlace.

Queda pendiente explicar cómo se utilizan los signos de puntuación denominados «delimitadores principales» según la RAE —punto, coma, punto y coma y dos puntos— para elaborar un texto cohesionado. Asimismo, resulta necesario graficar mediante un ejemplo cómo funcionan los marcadores textuales para vincular los párrafos en un texto. Por ello, me comprometo a desarrollar esos temas en sendos artículos. Me despido hasta una próxima oportunidad.