Yo, Pere Quart, por la gracia de Dios rey de Aragón,
ordeno que en Cocentaina sin interrupción
una feria se haga de quince días de duración
y sea por San Miguel esta celebración.
Y para que la Feria se convierta en una de las mejores,
no podrá interrumpirse sino por fuerza mayor.
Todo aquel que sea bien vendedor o bien comprador
vaya y vuelva a la Feria bajo mi protección.
A nadie podrán detener ni encerrar en la cárcel,
salvo los que sean ladrones, asaltantes o traidores,
también si son sodomitas o son falsificadores
ordeno que para esta gente no haya perdón.
Además, mando y ordeno a todos mis capitanes
que hagan guardar y guarden esta orden real
y lo firmo en Valencia ante las autoridades
en 1346 un doce del mes de mayo.

(Texto del Privilegi de la Fira de 1346)

Cuentan las crónicas que, hacia el siglo XI, Cocentaina era la capital de una extensa región musulmana que abarcaba toda la zona norte de la actual provincia española de Alicante. Y que, a mediados del siglo XIII, los cristianos inician la conquista de la villa, que concluye en 1258 con la llegada del monarca Jaume I. El almirante aragonés Roger de Lauria entró en la villa en 1291, como primer señor feudal. En 1304, musulmanes venidos de Granada saquearon y quemaron la población; de ahí que a los habitantes de Cocentaina se les conozca aún hoy con el apodo de socarrats. Tras la conquista cristiana se edificó la actual villa, quedando el barrio morisco de El Raval fuera de las murallas.

En cuanto al objeto de estas líneas, el día 12 de mayo de 1346, el rey Pedro «El Ceremonioso» (II de Valencia y IV de Aragón) concede a la villa de Cocentaina, a instancias de Roger de Lauria, el privilegio de poder celebrar una Feria anual bajo la protección real, a celebrar del 29 de septiembre al 14 de octubre, las dos semanas que solían durar este tipo de ferias medievales. Desde entonces el acontecimiento comercial obtiene una serie de privilegios, uno de los cuales era la condición de ser franquicia, lo que aseguraba la mercancía de los compradores y vendedores durante el viaje de ida a la Feria, su estancia y la vuelta de ella.

Sin lugar a duda, la Feria de Todos los Santos —la segunda por antigüedad de España— es la historia misma de Cocentaina. Adaptada a los tiempos, ha superado las dificultades de cada época, gracias al aprecio por su tierra y el espíritu emprendedor de los contestanos. Ese esfuerzo ha hecho posible que el evento ostente, por méritos propios, los títulos de Fiesta de Interés Turístico Nacional, Bien de Interés Cultural Inmaterial y Fiesta de Interés Turístico Internacional, esta última declaración (en 2019) fue el primer certamen comercial de sus características reconocido como tal, después de haberse certificado su impacto y relevancia más allá de la Comunidad Valenciana y del territorio nacional.

El privilegio otorgado por Pere «El Ceremonioso» permitía el comercio de animales en una feria caballar y asnal que todavía hoy, 675 años después, conserva pleno auge. El paso del tiempo ha convertido lo que era un mercado comarcal agropecuario en un escaparate de las actividades agrícolas y ganaderas de siempre, junto con la exposición de maquinaria agrícola y medios de automoción, actividades artesanales, mercado árabe y medieval y de otras tareas que reúnen, durante tres días, a más de setecientos expositores procedentes de todo el Estado español.

Esta atractiva oferta comercial, cultural y de ocio resurge este año por lo que volverán a cobrar vida las callejuelas del mercado medieval, el zoco árabe o la judería con sus cientos de tenderetes y sus múltiples actuaciones organizadas en los escenarios distribuidos por la zona, junto a novedades tecnológicas presentadas por instituciones y empresas destacadas del sector. La Fira de Tots Sants ocupará nuevamente las calles de Cocentaina, aunque todavía con algunos condicionantes obligados por el objetivo de minimizar el impacto de la COVID-19.

Tal y como ha explicado la alcaldesa, Mireia Estepa Olcina, en la presentación de esta edición especial:

El formato planteado por el Ayuntamiento, y que cuenta con el visto bueno de la Conselleria de Sanidad, supone la celebración dividida en dos fines de semana consecutivos; en primer lugar, el tradicional de Todos los Santos, 29, 30, 31 de octubre y 1 de noviembre; y el siguiente, 5, 6 y 7 de noviembre. Será el primer evento de gran formato, tras las Fallas, que se celebre en la Comunidad Valenciana y la primera gran Feria en las calles de España desde la aparición de la COVID-19. Además, las medidas de seguridad y prevención implantadas servirán de guía para la organización de otras actividades de similares características.

Previamente, la alcaldesa y la concejala de Fira, Eugenia Miguel, mantuvieron una reunión de trabajo con la consellera de Sanidad, Ana Barceló y la secretaria autonómica de Salud Pública y Sistema Sanitario Público, Isaura Navarro, para valorar el planteamiento de celebración presencial de la Feria 2021. Tras conocer los detalles, la consellera de Sanidad expresó su felicitación por el programa tan cuidado y estudiado que le presentaron las ediles contestanas y comentó que «este tipo de organización ha de servir de ejemplo para todos los eventos de la Comunidad Valenciana».

Conocida en valenciano como Fira de Tots Sants se trata de una concentración lúdica y comercial que atrae cada año, durante la semana de la festividad de Todos los Santos, a casi 400,000 visitantes en un espacio de 135,935 m2 que, en el presente, se verá considerablemente reducido a causa de las medidas anti COVID-19 adoptadas. La Feria está dividida en varios espacios: el de mayor extensión lo ocupa la maquinaria; en la que se exponen automóviles, camiones, maquinaria agrícola y de construcción. Otras zonas de la feria están dedicadas al zoco árabe, mercado cristiano, porrat valencià, la feria caballar, origen de este certamen, atracciones infantiles, sin olvidar las exhibiciones de «tiro y arrastre» y «monta y doma». Desde primeras horas de la mañana del 1 de noviembre, la Fira congrega en el Pla la Font a centenares de personas que disfrutan del almuerzo de Feria, desayuno popular a base de embutidos, amenizado con bailes típicos; una tradición recuperada en 1996.

Destaca habitualmente el complemento de actos culturales y deportivos, una muestra de la fuerza movilizadora de la Fira, entre los que podemos destacar las exposiciones, el certamen coral de ámbito nacional, la feria de atracciones para los más pequeños, las exhibiciones de monta y doma de caballos, los conciertos de música, las actuaciones en las calles de grupos de danzas y otras diversas actividades como malabares, talleres demostrativos (herreros, telares, enea, pan, etc.), exposición y muestra de cetrería… todo lo cual ha convertido a la Feria en acontecimiento de Interés Turístico Internacional, con más de 100 espectáculos concentrados en pocos días. Lamentablemente, no podrá haber este año espectáculos en las calles, aunque se han programado actuaciones en recintos cerrados, como el Palau Comtal, con aforo controlado y previa reserva de entradas (gratuitas).

Entre las novedades para este 2021, destaca la reducción del número de expositores a 235 cada semana, así como la superficie comercial del evento (tendrá poco más de 50,000 metros cuadrados cada fin de semana), además de ampliarse la distancia entre puestos de venta y los metros disponibles para cada expositor. Según ha informado la concejala responsable, «la organización de la Fira de Cocentaina lleva trabajando en este nuevo formato varios meses, primando en todo momento la seguridad de los participantes y respetando todas las medidas de seguridad y prevención para ofrecer un evento con todo el atractivo de ediciones pasadas, aunque seguro. No ha sido fácil, pero confiamos en que poco a poco podamos volver a vivir una Fira lo más parecida posible a la que conocíamos antes de la pandemia».

Durante el I Congreso Red Comercial Fira de Tots Sants ya se trabajó con todos los expositores participantes en el evento la adaptación de las condiciones de participación en este 2021, los cambios previstos en el formato de exposición y la reestructuración de algunas ubicaciones. Asimismo, se les ha explicado el recorrido circular diseñado para ordenar el flujo de visitantes, la estructura de los sectores de exposición por zonas, las áreas previstas de amortización y baja densidad entre sectores, y también la inclusión de protocolo y puntos de información COVID-19 presentes en todas las actividades y en las zonas de servicios. Sin embargo, este año, no habrá programación en las diferentes áreas temáticas ni el espacio «Fira i Festa» o el de «Sol a Sol».

Un rasgo distintivo de la Fira es la adaptación a cada época, como demuestra el ya consolidado sector de innovación y tecnología, el conteo de visitantes a través del reconocimiento de dispositivos móviles en el recinto ferial o la aplicación oficial, un recurso que resulta ya imprescindible para disfrutar plenamente todo el programa de actividades. La aplicación para móviles ofrece diversas opciones y permite interactuar con la organización del evento, acceder a la geolocalización de aquello que se busca dentro del recinto, un modo de juego con selección de personajes, conseguir regalos y cualquier otro dato que el visitante precise.

Datos significativos

Concluiremos este artículo ofreciendo algunos datos significativos en la historia de la Fira.

En 1671 se modifican las fechas de celebración, trasladándose a Todos los Santos. Entonces el epicentro de la Feria se concentraba en la actual Plaza del Pla, aunque los feriantes se fueron dispersando por el centro de la villa, ofreciéndose los productos sobre el suelo o mesas de madera. El Ayuntamiento encargaba a un carpintero la construcción de casetas para la plaza y zonas cercanas al Palacio Condal. Las paradas se alquilaban cada año por los comerciantes.

En 1743, a instancias del arzobispo de Valencia, se solicitó la modificación de las fechas de celebración para evitar la coincidencia con la fiesta de Todos los Santos. Aunque el pueblo se opuso, las fechas de celebración se cambiaron, con resultados malísimos, lo que hizo volver en 1745 a las fechas antiguas. En 1747, se abolieron los privilegios de la Feria, pero se dictó una «paulina» en la que se exigía su restitución. En 1755, se produce una importante expansión y, en 1768, se proclama como la más grande del Antiguo Reino de Valencia, según queda recogido en una nota del Censo del Conde Aranda. En 1777, el síndico procurador de la Feria de Onteniente, inicia un litigio contra la de Cocentaina, con el objetivo de que se respetaran las fechas establecidas en el privilegio de 1346, porque las fechas establecidas perjudicaban los intereses de Onteniente. En 1778, la Feria albergaba 370 paradas.

En 1795, después de numerosos pleitos, José Ramón Alegre, representante de Cocentaina en el Consejo de Castilla en Madrid y encargado de la Feria, remite un escrito en el que confirma las fechas tradicionales de la celebración. Desde entonces, se conoce al evento como Feria de Todos los Santos. En 1796, la Fira se traslada a la Plaza del Mercado, lugar donde se ubicaba la feria caballar.

En la primera mitad del siglo XIX, la Feria sufre suspensiones motivadas por las epidemias, las guerras y las malas cosechas, hasta el punto de que, en 1819, los gastos ocasionados por el montaje de las casetas provocan que el Intendente de Valencia prohíba al Ayuntamiento de Cocentaina su construcción. El conflicto se resuelve finalmente con una autorización definitiva por parte del Intendente.

Desde 1860 comienzan a conservarse los libros que regulaban la Feria y su administración (los libros anteriores se han perdido).

En 1865, se suspende la Feria por orden municipal a causa de un brote de cólera. La medida fue tan impopular que las autoridades tuvieron que rectificar, anticipándola unos días.

Hacia finales del siglo XIX, mientras desaparecían celebraciones de otros lugares, la Fira de Cocentaina incrementa su importancia.

Nota

Fuentes utilizadas: web oficial de la Fira de Tots Sants y passim.