La vida de Antonio Machado esconde el misterio más íntimo de un alma orientada hacia el misterio, tal como a él le gustaba definir el espíritu de los poetas.

Sobre Machado se han escrito infinidad de biografías y multitud de investigaciones sobre su obra, tratando de descubrir la esencia de sus ideas y desvelar los sentimientos que se plasman en las imágenes que aparecen en sus versos.

Profundizando en el estudio de sus poemas podemos desvelar un intenso significado, porque ahondar en su poesía es tratar de a encontrar el sentido más trascendente de una existencia destinada a encontrar el sentido íntimo del ser.

Poemas andaluces

Al igual que en los poemas sorianos, en que el poeta descubre en la austeridad del paisaje castellano un universo de calma y serenidad, que le lleva a percibir la vida como un camino de extraordinaria sencillez y hallará la respuesta a los enigmas del hombre y del mundo.

En los poemas andaluces se presentan dos perspectivas:

Por un lado, hallamos unos pocos poemas que describen el paisaje andaluz en general. Son poemas menos profundos e intensos que los de los poemas castellanos.

Los olivos
¡Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía!
¡El campo andaluz, peinado
por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar y de olivar!

Por otro lado, hallamos poemas que meditan sobre los problemas de la sociedad española en un tono discursivo, reflexivo o analítico, en algunos casos más cercano a la prosa que a la poesía.

Es de destacar el poema de Don Guido en el que se hace una sátira del señorito andaluz. Con todo, Machado no deja de soñar esperanzado con una nueva España que deje atrás a ese país necio “de charanga y pandereta” y de gazmoña beatería, una España de jóvenes que rediman y regeneren el país a través del trabajo.

Proverbios y cantares

Se trata de una poesía serena, que recrea el espíritu de las cosas, idealizadas con la magia de la poesía, en un mundo lírico personalizado.

En estos poemas se recogen breves reflexiones filosóficas que contraponen la razón y la emoción, así como la realidad y el sueño.

Son sentencias, que trascienden hacia la verdad del hombre en su sentido más íntimo y personal.

Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.

Todo hombre tiene dos
batallas que pelear.
En sueños lucha con Dios;
y despierto, con el mar.

No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada.
Yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas.

En Cantares dedica varios poemas al camino como el símbolo de la vida y de sus diversas vertientes. El poeta que se define con frecuencia como un caminante, emprende un viaje a través de los recuerdos para rememorar sus pensamientos más íntimos, y aquellas emociones más hondas, cuajadas de momentos sensitivos de gran belleza.

¿Para qué llamar caminos
á los surcos del azar?...
Todo el que camina anda
como Jesús sobre el mar.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba.

Nuevas canciones

En 1924 publicó Nuevas canciones, en las que continua con descripciones del paisaje castellano evocado con nostalgia.

Nuevamente lo esencial castellano está presente en sus versos, recordando las tierras áridas y yermas que tanto añoraba desde la distancia, recuperando poemas escritos en Baeza y Soria.

Fue realmente en Castilla donde los ojos de su alma quedaron inundados por el fuego del amor y de la poesía, cambiando su percepción de las cosas hacia un lirismo de austera belleza, que le llevó a captar la pureza de lo verdadero y una nueva luz de horizontes inmensos se adueñó de su espíritu.

Cada periodo de su existencia corresponde perfectamente con la imagen interior que proyectaban sus sentimientos más íntimos, su vida aparece como un camino por el que suben, bajan y transitan sus ideas, sus reflexiones, sus proyectos y anhelos.

Cada trecho de su caminar se corresponde con sus experiencias vividas que irá vertiendo en sus versos, como un sendero que a fuerza de pisadas irá abriendo brecha para dar cabida a las pasiones más fuerte y el amor más puro.

Por la sierra blanca...
La nieve menuda
y el viento de cara.
Por entre los pinos...
con la blanca nieve
se borra el camino.
Recio viento sopla
de Urbión a Moncayo.
¡Páramos de Soria! [...]

Aparece después una lírica inspirada en las formas populares, de esta manera Machado se incorpora a la nueva corriente de procedencia folclórica, en la que su padre, Antonio Machado Álvarez, abogado, licenciado en letras y especialista en temas folclóricos, había sido un gran maestro y autor de una importante obra. Las nuevas canciones participan también de la poesía culta, pero con unos matices emotivos y cálidos más patentes.

Sobre el olivar
se vio a la lechuza
volar y volar.
A Santa María
un ramito verde
volando traía.
¡Campo de Baeza,
soñaré contigo
cuando no te vea!

Etapa segoviana

Después del tiempo pasado en Baeza el poeta toma posesión de la cátedra de francés en Segovia. De nuevo otra ciudad castellana de pasado histórico será el marco en el que se transcurra su vida. Muchas de las composiciones escritas en su etapa segoviana son temas populares donde su inspiración desborda ritmo y emoción.

Conoces los invisibles
¿Hiladores de los sueños?
Son dos la verde esperanza
y el torvo miedo.
Apuesta tienen de quien
Hile más y más ligero.
Ella, su copo dorado,
él, su copo negro.
Con el hilo que nos dan
tejemos, cuando tejemos.

Guiomar

En 1928 conoció a Pilar de Valderrama, a quien el poeta llamaría Guiomar, nombre de hondas reminiscencias líricas del romancero.

Ella sería su último amor platónico y a la que dedicaría algunos versos.

Canciones a Guiomar

¡Sólo tu figura,
como una centella blanca,
en mi noche oscura!

¡Y en la tersa arena,
cerca de la mar,
tu carne rosa y morena,
súbitamente, Guiomar!

Los encuentros entre Machado y Guiomar se llevarían en secreto y con gran discreción, con las condiciones que ella impuso: amor platónico por parte de él, al que ella correspondía con amistad pura y simple. El comienzo de la guerra puso fin a estos amores, ya que cada uno siguió caminos diferentes.

Soneto a Guiomar

De mar a mar entre los dos la guerra,
más honda que la mar. En mi parterre,
miro a la mar que el horizonte cierra.
Tú, asomada, Guiomar, a un finisterre.

Cancionero apócrifo

Juan de Mairena

En su etapa segoviana empezó a escribir un cancionero apócrifo, firmado por Juan de Mairena, personaje imaginario, tras el que se esconde Machado. Son prosas irónicas, sentencias filosóficas impregnadas de lirismo, donde el poeta recoge los temas que le preocupan.

Según Domingo Ynduráin, en los poemas apócrifos:

La poesía de A. Machado, en su conjunto, puede interpretarse como la historia de un fracaso: el proceso lírico cuenta la imposibilidad de alcanzar las huidizas ilusiones que se manifiestan en el fondo de su conciencia como atisbos, supuestas promesas y fugaces ilusiones, sólo entrevistas. Esto es así porque, en último término, el tesoro latente que Machado espera no es otra cosa que una creación de las capas más profundas de su conciencia, una fantasía nacida en el ámbito del subconsciente donde el tiempo no existe, donde los recuerdos anidan como vivencias, y donde toman cuerpo las frustraciones, los deseos nunca realizados, las pulsiones y las invenciones fantasmáticas.

No sé que me dice tu copla riente
de ensueños lejanos, hermana la fuente.
Yo sé que tu claro cristal de alegría
ya supo del árbol la fruta bermeja
[...]
Yo sé que tus bellos espejos cantores
copiaron antiguos delirios de amores.

La naturaleza sigue dando respuestas a su tortuoso caminar, las fuentes, los surtidores, los caminos serán las claves que le revelen los enigmas de su existencia.

Me dijo el agua clara que reía,
bajo el sol, sobre el mármol de la fuente:
si te inquieta el enigma del presente
aprende el son de la salmodia mía.

En el siguiente poema encontramos un Machado que ha llegado a vislumbrar el resplandor de la luz porque ha estado mucho tiempo sumido en la oscuridad. Así la experiencia del desamor le lleva a desear el amor, porque después de haber cerrado con llave la puerta que da acceso a la ternura, en su alma se produjo un vendaval de espanto y soledad.

Leyendo un claro día
mis bien amados versos,
he visto en el profundo
espejo de mis sueños
que una verdad divina
temblando está de miedo.

Medita en su juventud desolada y sin amor. Donde sus deseos más bellos quedaron convertidos en cenizas y hasta un frío cuchillo segó toda mano a la que aferrarse, dejando sus labios mustios y el corazón roto. El recuerdo de todo ese tiempo de enorme vacío le queda sumido en la desesperación y la tristeza.

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.

El saber que por medio de la poesía y la ensoñación puede llegar a recuperar el amor, hace que se reavive en el poeta un gozo interior, donde todas las ausencias pueden ser pobladas, porque la poesía es abrazo cálido que hace florecer la primavera temprana en su corazón.

Hoy, en mitad de la vida
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!

El llanto se va secando. La desolación es poblada, una luz sanadora le invade, porque la serenidad va ocupando un lugar donde antes estaba la duda y se produce una oleada de sentimientos que hace que la pena desaparezca.

¡Ay de nuestro ruiseñor
si en una noche serena
se cura del mal de amor
que llora y canta sin pena!

Será en la quietud y en el silencio donde va encontrar el sentido de la vida, porque ha descubierto que el Amor es callado y silencioso. Los ojos del otro, le transmiten la sensación de un lago sereno en el que ahogar sus penas. Y sale de ese pozo profundo y negro en el que de repente se refleja un rayo de luna que disipa las tinieblas, el poeta descubre lo hermoso de ser rescatado por el otro.

¿Dices que nada se crea?
No te importe, con el barro
de la tierra, haz una copa
para que beba tu hermano.

A medida que el Machado va profundizando en la verdadera esencia del amor. Se vuelve más silencioso, pero más sanado, porque el amor es donación y la entrega siempre busca el silencio para alcanzar la plenitud.

¿Dices que nada se crea?
Alfajero, a tus cacharros.
Haz tu copa, y no te importe
si no puedes hacer barro.

Última etapa

En 1931 es nombrado catedrático de francés en el instituto madrileño Calderón de la Barca, estableciéndose definitivamente en Madrid.

Son años en los que seguirá escribiendo poesías y colaborando con su hermano Manuel en obras teatrales, pero su corazón vive en soledad.

El 18 de julio de 1936 comienza la guerra civil española.

Machado se adhiere a la República, por esta causa, a medida que la guerra avanza la vida en Madrid empieza a ser peligrosa.

La alianza de intelectuales consideró conveniente el traslado del poeta a Valencia por cuestiones de seguridad; el paisaje mediterráneo de naranjos y limoneros y el cielo azul le traen recuerdos de su infancia en Sevilla, pero él empieza a sentirse muy cansado y enfermo.

En 1939 Machado tiene que exiliarse a Francia junto a su madre ya muy anciana, su hermano José y un grupo de intelectuales. Fue un viaje lleno de sufrimientos y penalidades.

El 28 de enero de 1939, Antonio Machado y su familia se instalan en un modesto hotel de Collioure, un pueblecito del ser de Francia.

Antonio Machado no pudo soportar las fatigas y el sufrimiento de su viaje al exilio y murió el 22 de febrero de 1939.

Su madre Ana Ruiz que acompañó a su hijo en los momentos más dramáticos y tristes de su existencia falleció tres días después.

El entierro de Antonio Machado se verificó a las cinco de la tarde del jueves 23 de febrero de 1939. Asistieron muchos amigos y admiradores llegados de lugares lejanos.

Esos días azules, ese sol de la infancia.

Estas palabras las dejó manuscritas en un papel encontrado en el bolsillo de su abrigo después de su muerte. En su último aliento poético pervivirán sus ganas de vivir y la nostalgia de los lejanos días felices del pasado.

Fue tu vida un camino sobre el mar,
camino hacia la muerte enamorada,
fluir vital de estelas blancas
que surcaste sobre aguas plateadas.