España es un país donde el fútbol es realmente el deporte rey y eso es visible tanto en las calles como en los medios de comunicación. Y por esto, emocionalmente se siente casi la obligación de escoger equipo al vivir en él, y por cercanía e importancia yo me decidí hace ya una década a seguir al Valencia Club de Fútbol.

A pesar de que me llamaba a mi misma "aficionada valencianista" no fue sino hasta mi primera visita a Mestalla, en el año 2012, que en realidad empecé a sentir la emoción como tal. Y es que el estadio más antiguo de la Liga española, tras la demolición del antiguo San Mamés en Bilbao, tiene una magia que es difícil de describir.

Aunque no es de los estadios más grandes del país, como el Santiago Bernabéu y el Camp Nou, es el cuarto en tamaño de España. Tiene capacidad para 55.000 espectadores, pero cuando está lleno de gente se siente mucho más grande. Tal vez sea por la cercanía del público al campo, por lo empinadas que son las tribunas o por el gran ambiente que hacen los aficionados.

Esa atmósfera producida por el diseño del estadio y la pasión del público es lo que ha alimentado la fama de ser un escenario muy complicado para los equipos contrarios cuando juegan contra el Valencia. Y es que la afición de este club es una de las más leales, así como también de las más ruidosas y animadoras de toda la Liga.

No solo es una de las aficiones más fieles de la competición, sino que también es de las que mejor comportamiento tiene. La temporada pasada la Liga de Fútbol profesional y Aficiones Unidas les han otorgado a la de Mestalla el título de la mejor afición de la división más alta del fútbol español.

Aunque aconsejo conocer el estadio en uno de los partidos que juega el Valencia, cuando las condiciones no lo permiten también existe la opción de conocerlo a través de un tour que es llamado Mestalla Forever. Este recorrido se hace varias veces al día, principalmente en inglés y en español, llevando a los visitantes por un viaje a través de la historia de la edificación y del club.

Lo mejor de este tour es que se pueden conocer rincones que no se ven cuando se va al fútbol, como son la sala en donde están todos los trofeos, la tribuna VIP, los vestuarios, el túnel de salida al campo, la sala de prensa y hasta se tiene la posibilidad de tocar el césped, estando en el lugar preciso en donde tantos sueños han nacido y se han hecho realidad.

Y la verdad es que hay algo contagioso en la historia, en el ambiente, en los cantos durante los juegos, en el himno del Valencia, en sus colores y hasta en los jugadores que han sabido respetar al equipo, que hace que hasta una persona que nació a miles de kilómetros de distancia como yo sienta como si hubiera crecido escuchando hablar sobre el Valencia toda su vida.