En el año 1881 Chile y Argentina establecieron límites para la Patagonia. En el caso de la Isla Grande de la Tierra del Fuego esta se dividió entre ambas naciones.

Al poco tiempo la región experimentaría el desarrollo de la ganadería ovina. En medio de esta realidad de grandes estancias, con los mismos dueños “de uno y de otro lado del alambre”, nacieron dos centros urbanos: Porvenir, sobre las costas del Estrecho de Magallanes, Río Grande sobre el Atlántico. La aldea chilena tendría un componente adicional de vida en la presencia de los buscadores de oro, el caserío argentino multiplicaba su población cada verano con las zafras de la esquila y la presencia de un frigorífico.

El descubrimiento del petróleo marcó cambios en el poblado argentino, que alojó a los nuevos mineros, mientras que en Chile se estableció una ciudad campamento para contenerlos: Cerro Sombrero.

Con los años la promoción industrial convirtió a Río Grande a un emporio de la fabricación de electrónicos: televisores, aires acondicionados, celulares, computadoras; hoy, con más de 14.000 habitantes supera en 14 veces la vecina población chilena.

Sin embargo, más allá de las diferencias demográficas ambas se igualan cuando en cada agosto compiten volantes de uno y de otro país en una singular carrera que transita rutas complementarias entre el barro, la nieve y la escarcha: el Gran Premio de la Hermandad Argentino Chilena.

Ya por los años 50 ambas poblaciones habían visto nacer el automovilismo en circuitos urbanos que paralizaban la actividad para ver desde los patios de las casas pasar a los corredores locales y los visitantes, sean para un caso argentinos o chilenos.

Nacida en 1974 –La Hermandad- se prolongó exitosamente en el tiempo, superando los enfrentamientos que en algún momento anunciaba la guerra entre ambos países, entonces “se corrió en medio de los cañones”.

Porque por dos días, en fechas coincidentes con el nacimiento de Bernardo O’Higgins, y la muerte de José de San Martín, próceres de la emancipación de ambas naciones, la frontera se abre y se da el vertiginoso andar de sus deportistas.

Graciela Donoso es hija de Víctor Jesús, uno de los creadores de la competencia y en ella reside la responsabilidad de una competencia de homenaje que cobró fuerza en los últimos años en una estación mucho más benigna, y bajo otra modalidad: la de las “carreras de regularidad”.

“Me gustaría probar la Regularidad”, dije, y mi hermano Aldo generosamente y sin dudarlo me ofreció “¡¡ahí está el Peugeot (404- Año 1979)!!”. Era 2012 y ya hemos participado en 5 Ediciones de esta No-Carrera, el Gran Premio de la Hermandad Histórico.

Una mujer en una pasión

Graciela nos cuenta cómo siente esta nueva competencia, desde adentro:

La novedad de la aventura primero, la camaradería -fundamental- y las amistades que se cosechan, las anécdotas, los momentos compartidos y el entusiasmo de todos a tu alrededor que surge apenas sugerís la idea de subirte a un auto “viejo” para recorrer los caminos de nuestra Tierra del Fuego confirman que aquel deseo fue un acierto; Todo se une y activa con esta idea de Gastón Carletti que trajo esta propuesta y prendió en nosotros, renovando la idea de Hermandad que une a los habitantes de estos pueblos -Porvenir y Río Grande- desde siempre… y que consigue un entusiasmo cada vez mayor -la cantidad de vehículos participantes ha ido en aumento hasta lograr en esta última edición -2016- 40 vehículos repartidos en sus 4 categorías-. La idea de homenajear a los protagonistas de los primeros 15 años de Hermandad –aquella que recorre nuestras venas Fueguinas Chileno-Argentinas y que este año 2017 estará cumpliendo su Edición 44-, es la motivación inicial…. Cuando decimos protagonistas, hablamos de pilotos y mecánicos, rutas y vehículos, organizadores y colaboradores, público y simpatizantes. A todos ellos, en lugar de un busto o una plaqueta, los homenajeamos de esta forma dinámica que nos hace revivir parte de su epopeya.

En forma personal además de, a todos ellos y ellas, con mi participación pretendo homenajear en especial a mi padre, Primer Presidente del Automóvil Club de Río Grande, que junto a un grupo de valientes de aquí y de allá armaron una carrera –seguramente sin atisbar el monstruo que estaban creando- que hoy está a punto de cumplir sus 44 años consecutivos y que ni el conflicto entre los dos países, detuvo.

Nuestro alma mater es, hace años, el presidente del Club Clásicos Patagonia de Comodoro Rivadavia –la capital del Petróleo Argentino- y con ellos participan regularmente en este tipo de competencias, por lo que ha acumulando experiencia que, no sólo le llevó a idear este “nuestro” evento, sino que la vuelca en él y nos la comparte. Así, cada año es un nuevo desafío y vamos acomodando lo que consideramos que podemos mejorar, siempre consultándolo, ya que él reside a más de 1.000 km de nuestra ciudad.

Ella pasó de espectadora de las carreras, a sentir la competencia por dentro

La nuestra es una “carrera” tipo rally de regularidad, por rutas abiertas donde -respetando todas las señales y límites de velocidad, a partir de una Hoja de Ruta, -especialmente diseñada para la ocasión y buscando un límite y promedio de velocidad que todos los autos en competición puedan cumplir- indica el preciso momento en el que idealmente, deberíamos pasar por algunas señales del camino. En dicha Hoja de Ruta está especificada la hora exacta -minutos, segundos y centésimas- de paso y el navegante debe ir anotando la hora real de paso para así calcular como ir ajustando la velocidad en las próximas señales. Tendrán mejor desempeño quienes realicen el recorrido con los tiempos más cercanos a los establecidos. En algunos puntos de la ruta puede haber controles de la organización que cotejarán los tiempos de paso de cada vehículo participante. 800 km.

Graciela ha competido con el auto del hermano y la navegación de Marina Ferrer

La Organización del GPH Histórico, se apoya en los Clubes locales, primeros organizadores de la carrera original (GPH) Club de Volantes de Porvenir y Automóvil Club de Río Grande y de esta manera también les rendimos homenaje, como protagonistas. Es un anhelo –logrado en algunas de las 5 ediciones- que participen algunos de los pilotos, navegantes y vehículos de aquellos primeros 15 años del Gran Premio de la Hermandad recorriendo los alrededor de 800 km de caminos que unen los pueblos de Río Grande y Porvenir en sus diferentes alternativas.

Como antecedentes cercanos, podemos mencionar el Gran Premio 19 Capitales del Uruguay, una de las pruebas más importantes de ese país que hoy en día compiten autos clásicos. Aunque existen otros antecedentes mundiales con diferentes modalidades.

En el Gran Premio de la Hermandad Histórico, pueden participar vehículos de modelos y aspecto similares a los que participaron en las primeras 15 ediciones de la carrera a la que homenajeamos -GPH-, es decir de 1974 a 1988 inclusive y, para la categoría Invitados, se aceptan modelos de automóviles hasta el modelo año 1999 inclusive hayan o no participado de algún Gran Premio de la Hermandad en el mes de agosto.

Y sella con emoción su vínculo con el automovilismo fueguino, que en este plano es internacional: “Es una bella oportunidad para homenajear en la ruta a la prueba más antigua y hermosa de la Patagonia. Apasionante. Recomendable”.

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