La Copa Mundial de Fútbol es uno de los eventos cíclicos del deporte a nivel del planeta que mueve masas humanas. Realizados cada cuatro años, las selecciones nacionales de treinta y dos países encienden como nunca pasiones: euforia o tristeza, no solo para los países competidores que ganan o pierden, sino también aquellos no clasificados, pues algunos equipos atraen aficionados de todas las nacionalidades, razas, credos, y sin distinción de afiliaciones políticas o visiones de mundo; son una fiesta para la convivencia mundial.

Footb-All Mix es la colección de 32 carteles a presentar durante los meses de junio-julio de 2018, paralelo a la contienda; generará exposiciones por todo el mundo, en especial en los países clasificados, pero también la colección podrá ser apreciada por los no clasificados.

El evento fue convocado por el destacado diseñador gráfico brasileño Felipe Taborda, quien cuenta con la colaboración de Susana Machicao; ellos comentan que los carteles fueron concebidos para avivar a todos los apasionados al juego, signo visible a compartir en torno a la realización de esta justa deportiva Rusia 2018.

Desde el punto de vista gráfico, la colección se convierte en un verdadero crisol donde apreciar estilos y concepciones del diseño actual, y una manera de conocer las tendencias contemporáneas, que determinan lenguajes y procedimientos del diseño e influyen a nivel global. Los diseñadores gráficos invitados por los organizadores destacan en sus contextos nacionales -uno de cada país participante en la copa. El objetivo central del proyecto y la convocatoria fue reconocer universalmente la fuerza del fútbol: el juego, la pasión, el sentimiento, la incidencia emocional, la energía, la táctica, la fogosidad de algunos jugadores que los hace grandes a los ojos del mundo. Con estos insumos técnicos y conceptuales, cada uno de los treinta y dos diseñadores creó una propuesta original para compartir como una verdadera Oda a la Alegría que acreciente el amor por el deporte y la hermandad planetaria.

Diversidad de lecturas y expresiones

Intento acercarme a los contenidos expresados en algunos carteles, pero mucho depende del temperamento de quien los aprecia, en tanto tiene que ver con el contexto y las motivaciones de cada diseñador al interpretar los insumos de la fiesta del balón pie. Dicha algarabía esta presente en el juego explosivo, así lo advierte Ken Cato de Australia. Mientras que para Matthieu Gorissen de Bélgica implica una táctica emocional, de pensamiento y técnica deportiva que origina los movimientos en la gramilla. La transición de la cancha a la masa humana, es la focalización que motivó a Fernando Pimenta de Brasil, al elaborar su propuesta. Otros, como Diego Bermúdez de Colombia evocaron la gráfica olímpica, cuyo lenguaje no desaparece, en tanto estará preñado pore ese espíritu competitivo del deporte.

En mi país, Costa Rica, existe una jerga popular que caracteriza a las personas según la pasión demostrada: un calentura es un aficionado que se pasa jugando cuando y donde pueda; una mejenga es un encuentro informal de amigos para practicar y sobre todo divertirse sanamente. Un calentura y un fiebre son sinónimos, pero en toda esta emocionalidad se enmarca la personalidad del aficionado. El destacado diseñador costarricense José Alberto Hernández, apropósito de estos discursos verbales y no verbales de la comunicación de masas, nos dice que todo es un balón y es bueno, cual medicina, para sacar esa calentura. Hernández se sirve de símbolos de bolas hechas con distintos materiales: algodón, cartón, cuero, amarres, y balones para originar un conjunto de pelotas como las utilizadas en todo encuentro, todo para hablarnos de dicha algarabía, o de matar fiebre que advierten estas representaciones simbólicas.

Los números y caracteres tipográficos nos hablan además de los diversos estilos de juego de cada equipo, de cada nacionalidad o región, son el aspecto tratado por Boris Ljubicic de Croacia. Y Gitte Kath de Dinamarca se sirvió de una paleta de color para sublimar el espíritu creativo en el deporte. En otro de los carteles apreciamos un mensaje contundente: Todo espacio es bueno para el futbol, así lo ve Amr Shaalan de Egipto, con una certera ilustración. Contundencia, el lenguaje de señalética es efectivo como un mensaje que empodera al receptor, así es el póster de Neville Brody de Inglaterra. Y Fons Hickmann, de Alemania, crea un póster rememorativo de lo olímpico y el espíritu de competencia propia de la convocatoria.

Las lenguas de 32 países convocados por la Copa redibujan las figuras en una textura tipo-figurativa de Mehdi Saeedi de Irán. Una especie de caritas pirograbadas, son el telón de fondo al balón, en la propuesta de Shino Suefusa de Japón con un carácter muy propio de la gráfica nipona. Alejandro Magallanes de México ilustra la cancha marcada, donde se aprecian las tensiones de la contienda cuando se da rienda suelta a las estrategias deportivas. Y Adalí Faical de Marruecos creó una imagen la cual conlleva la idea del tapete o alfombra, tan característica de los pueblos musulmanes; intrinca la gracia de la táctica deportiva, dicha con fuerte presencia de las escrituras de su cultura. Lemi Ghariokwu de Nigeria comenta que existe fuego, pasión por el futbol desde edades muy tempranas de la niñez. Romper las redes con el lanzamiento del balón, es lo que deduzco de esa hermosa metáfora gráfica minimalista de Mariana Núñez Haugland de Panamá; enmarca ese paradigma tan actual: con poco, se dice mucho.

Filip Tofil de Polonia acude a la estilización caricaturesca de un jugador. Y Eduardo Aires de Portugal resuelve el cartel con una fotografía de un balón «sudado», no solo por la emoción, sino por el esfuerzo que empeña todo deporte. Olé es un cartel minimalista que representa a Rusia el país anfitrión, creado por Vladimir Chaika, con un gesto desenfadado apreciado tanto en el trazo del balón como de las letras. Tocar la gloria, salir airoso, triunfadores, asimila el mensaje de Elham Elhattan de Arabia Saudita. Un mapamundi ilustrado con grafismos a lápiz, de Sophie Mann del Senegal, pone el acento poético sobre los recursos del día a día en la experimentación con el dibujo. Y quizás uno de los que más me atraen por su elocuencia compositiva y percepción de la imagen es la zapatilla futbolera del serbio Slavimir Stojanovic.

Simbología, lenguaje pictográfico y el balón, caracteriza la propuesta de Ahn Sang-Soo de Korea del Sur. La bola es vista como un planeta del sistema solar que celebra la hazaña deportiva, ese es el cartel de Peret, de España. La Copa Mundial es una fiesta, comelona, diversión, pero también trabajo, empeño y sacrificio, nos lo dice Loana Boppart de Suiza. El reto que los dioses del Olimpo preparan para quien quiera recibir la corona de laureles, está presente en el trabajo de Hatem Chelbi de Tunez. Y, para no abandonar la nota lúdica y jocosa, Fidel Sclavo de Uruguay, presenta el desenfado de un turista al colocarle la bola de payaso en su nariz.

Repercusiones gráficas

La colección de carteles, como se dijo, serán mostrados en cada nación participante, y en el caso local de Costa Rica, corresponderá al Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), en sus salas 2 y 3, acoger los pósteres durante las fechas de la justa mundialista. También fueron convocados diseñadores y escuelas domésticas donde se aprende diseño para acompañar las creaciones de tan destacados profesionales del mundo. Para cada evento cuatrienal como el que se avecina, se realizan festividades paralelas, las cuales calientan aún más las emociones y esperanzas; recuerdo que para una de las copas de inicios de los años dos mil, el Centro Cultural de España, dirigido, en ese entonces por Lidia Blanco, convocó a artistas a reinterpretar el balón futbolero, cargarlo de los signos de su propia visión y manifestación del momento, además de la respectiva muestra en cuya inauguración se realizó una subasta, donde los invitados salieron con uno de tales balones intervenidos por artistas. De manera que el balón pie es sinónimo de pericia pero además creatividad, no solo se demuestra en la cancha sino también en los distintos espacios culturales.

Sin embargo -y es un buen ejemplo a estudiar desde los enfoques de las ciencias sociales-, el fútbol, el cual distrae y al mismo tiempo empoderar, posee implicaciones psicológicas, e incluso hasta políticas pues puede convertirse en estrategias de dominación, y que dan cabida a la crítica, como quedó demostrado en aquellas intervenciones que hicieron los artistas a principios de milenio, ya comentado. Por ejemplo, acá en el país, la Copa Mundial coincide con el cambio de poderes presidenciales y legislativos: cuando más acusamos el costo de la vida, se discuten en el congreso paquetes tributarios intentando equilibrar el déficit fiscal y sustentar la compleja economía, con seguridad el recién inaugurado gobierno aprovechará que la tricolor Selección Nacional tenga el desafío de enfrentarse a verdaderos campeones -como es el caso de Brasil, adversario para la primera ronda en que juegue la escuadra nacional-, cuando todos estemos encendidos por la pasión, nadie se percatará que serán aprobados los impuestos; al despertar de la modorra y la «cruda» del Mundial, no nos quedará más que decir: ¡a pagar impuestos se ha dicho! Así que todo depende del cristal con que se mire. De todo hay en la viña del Señor, reza un decir popular. Pero primero que todo y en nuestro caso de diseñadores, a disfrutar del buen diseño y la sana inspiración que lo motiva.