El periodista y escritor del País Vasco habla sobre el Tour de Francia en un año extraño, de los favoritos al maillot amarillo y de su próximo libro. Todo, en un sprint de pocos metros.

Ander Izagirre respondió mis preguntas desde los Abruzos, en Italia, un día antes de subir el Terminillo para continuar su viaje en bicicleta por aquel país. Empezó a recorrerlo desde Cerdeña junto a su novia. Mientras me comenta sobre algunos puertos míticos del ciclismo que ha cruzado durante la travesía, se le vienen a la mente victorias colombianas, como la de Nairo en el Blockhaus —en el Giro de Italia de 2017, aquella vez no se subió completo. «Es un puerto espectacular, más de 2.000 metros justo al lado del mar», señala. «Se ve la costa de Croacia».

El viaje —además de ser algo tremendamente divertido, si me lo preguntan— le sirve para completar su libro sobre el Giro de Italia y el ciclismo italiano, el cual empezó a escribir en cuarentena y ahora completa con entrevistas. Yo, que ya gocé Plomo en los bolsillos (reeditado en 2012 por Libros del K.O.) —historias del Tour de Francia— y Mi abuela y diez más (2013, de la misma editorial) —un texto personal sobre lo que es ser fanático de la Real Sociedad—, ya separé el dinero y el espacio en mi biblioteca, aunque se tarde un rato en cruzar el charco.

Fue gracias a estos textos y a charlas con otros lectores de libros deportivos que conocí a este autor nacido en San Sebastián en 1976. Por Plomo me animé a preguntarle unas cuantas cosas del Tour en el año más atípico que ha tenido el ciclismo, y todos los deportes en general, desde las guerras mundiales. Por eso él ve mucha incertidumbre en el rendimiento que puedan tener los ciclistas, más allá del gran nivel mostrado por los corredores del Jumbo Visma —Primož Roglič y Tom Dumoulin—, el equipo que está resuelto a quitarle la supremacía en la ronda gala al ahora llamado Ineos Grenadier, algo que dará más espectáculo, considera Izagirre. A la lista de favoritos que le presenté —Egan, Roglic, Pinot, Landa, Supermán, Pogacar, Dumoulin y Nairo—, él añade otro: Richard Carapaz. «Creo que es un corredor capaz de dar una sorpresa y ganar el Tour». Lo ve como un ciclista muy completo y muy fuerte, agresivo y con mucha confianza.

En lo que respecta al virus, Izagirre confía en que ningún competidor se vea afectado, lo que generaría traumatismos: dos positivos en un equipo causaría la expulsión de toda la escuadra. Él prevé también que las acumulaciones de público tradicionales en los puertos no ocurrirán, así como un menor número de viajeros apostados en las cunetas de la carretera. Entre las razones para que esto suceda, está que las fechas tradicionales del Tour coinciden con el verano y con la posibilidad de que muchos fanáticos franceses y extranjeros viajen para presenciar la competición. «Habrá menos desplazamientos desde el País Vasco, de donde soy yo», asegura. «Ya empieza el curso escolar, empieza el trabajo».

Finalmente, le pregunté por el ciclismo colombiano, el presente y el futuro. Izagirre analizó las fortalezas de varios escarabajos, señala que han evolucionado y ahora saben desenvolverse en todos los terrenos y en etapas que no son su especialidad, como Nairo en los días de abanicos o Egan que es muy completo. Mencionó la aparición de embaladores como Fernando Gaviria que se suman a esta camada de corredores que han consolidado a Colombia en el pelotón.

¡Rayos! Debí preguntarle si leyó Reyes de la montaña, de Matt Rendel.