El deporte es un concepto complejo sobre el que navegan diferentes ideas, que debemos ir explorando para hacer un ejercicio de comprensión, reflexión y aterrizaje. A lo largo de mi experiencia en el deporte, he tenido la oportunidad de conocer diferentes visiones acerca de lo que hay que hacer y no hay que hacer para garantizar una preparación global en cada uno de los atletas, pero, al mismo tiempo, he detectado problemas para explicar esa complejidad en un concepto digerible y fácil de comprender.

En un intento de explicar la complejidad del deporte a través del pensamiento analógico, descubrí que se podía facilitar la comprensión a través de un objeto que todos conocemos: una mesa de cuatro patas. De ahí surge el concepto de la «mesa deportiva». Les aseguro que, si entienden cómo funciona una mesa, entenderán cómo funciona la preparación de un deportista.

Cuando hablamos de deporte, debemos considerar cuatro bases de entrenamiento indispensables: la base física, la base técnica, la base táctica y la base psicológica. Cada una de esas bases son imprescindibles en la preparación de cualquier atleta, sea la disciplina deportiva que sea.

Seguramente ya van viendo por dónde va todo esto. La base física hace referencia a las capacidades físico-atléticas, como la fuerza, la resistencia aeróbica, la velocidad y la flexibilidad; en pocas palabras, lo que conocemos como condición física. La base técnica consiste en aquellos movimientos estructurales que obedecen a un deporte en específico, para que el atleta interactúe de manera eficaz en entrenamiento y competencia, por ejemplo: patear un balón, hacer un salto, recibir una pelota, etc. Por su parte, la base táctica engloba las adaptaciones, decisiones y estrategias que debe tomar el atleta para conseguir su objetivo. Finalmente, porque así se deja siempre, hasta el final, la base psicológica, la gran olvidada, se refiere al desarrollo y aprendizaje de habilidades psicológicas deportivas como la motivación, concentración, bienestar emocional, abordaje del estrés y la presión competitiva, por mencionar algunas.

¿Qué ocurre con una mesa que tiene floja una de sus patas? Simple, se cae, y el deporte no es la excepción. Por eso hoy quiero hablarles de la pata floja del deporte, la pata más desconocida y la que más incomoda, la psicológica. En pleno 2021, aún hay quienes creen que la preparación psicológica no es fundamental en el deporte, que es una pérdida de tiempo, y no la incluyen como parte de su plan de trabajo, pero se siguen preguntando por qué sus atletas se bloquean en plena competencia si todo les sale muy bien en el entrenamiento.

Esperan que la mesa funcione con tres patas y dejan al atleta a su suerte. Muchos dirán que una mesa puede llegar a sostenerse con tres patas y pasar casi desapercibida, pero ¿qué pasa cuando pones algo pesado sobre ella?, ¿qué pasa cuando ejerces una presión encima? Bueno, pues lo mismo pasa con el atleta.

Hace tan solo un par de meses concluyeron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en medio de una pandemia, con muchos cambios e imprevistos para los atletas a nivel mundial, donde salieron a la luz diferentes casos que dejaron en evidencia una cosa: la poca visibilidad que se le da a la salud psicológica de los atletas. Esperamos que los atletas lleguen a lo más alto del podio, sin antes brindarles un soporte adecuado a su mesa deportiva, esperando que hagan milagros con el poco o nulo entrenamiento psicológico que, como he mencionado, parece ser el más olvidado.

Así pues, del mismo modo que una mesa precisa de cuatro patas bien firmes para poder funcionar y no caerse cuando se pone una presión sobre ella, todo atleta debería entrenar cada uno de esos cuatro componentes de su preparación deportiva, para conseguir no solo un buen resultado, sino un buen rendimiento y, sobre todo, un estado de bienestar. Algo está claro, los Juegos Olímpicos terminaron, pero atender esa pata floja sigue siendo una tarea pendiente.