Con la globalización, aparece un sentimiento de desconfianza, rechazo e impotencia hacia los mecanismos de gobierno y el poder político que se traduce en una fuerte crisis que altera nuestra percepción de los acontecimientos: conflictos sociales, crisis económicas, guerras, violencia, catástrofes etc. Frente a este escenario, un sector de intelectuales, artistas, activistas y ciudadanos apuestan por un tipo de compromiso con el que tematizar los diferentes abusos en la sociedad y contrarrestarlos con modelos sociales oposicionales e imaginativos. En muchas ocasiones, ante el cinismo que domina el capitalismo global, se impone no sólo una actitud de protesta y oposición, sino un creciente interés hacia la construcción de un nuevo espacio colectivo de acción dentro de las existentes estructuras sociales que combina ideología e imaginación con el fin de expresar una voluntad anti-sistema, anti-capitalismo, anti-Estado a través de acciones que pretenden a la vez visibilizar el poder y socavarlo.

En este marco, Democracia explora las diversas estructuras de poder y el status del espectador a través de sus trabajos y de sus intervenciones públicas que se insertan en el espacio cultural, urbano y sociopolítico de las sociedades democráticas. Actuaciones que provocan situaciones subversivas y críticas que tienen lugar en el contexto de la ciudad entendida como un espacio de conflictos. La reflexión política y social es un elemento constante en su práctica, apoderándose de aspectos de la cultura de consumo – arquetipos de la cultura de masas – y de fuertes fundamentos teóricos en los que toman como referencia a filósofos, pensadores y activistas como base de una narrativa que busca re-definir nuevos aspectos del espacio público.

En Os protegemos de vosotros mismos, el colectivo Democracia pretende activar una reflexión en el espectador entre la tensión y la acción característica en sus prácticas, que se sitúan como una crisis de contradicciones contemporáneas entre el sujeto y el contexto histórico.

La exposición empieza con la pregunta: Ist eine Welt ohne Polizei möglich? (¿Es posible un mundo sin policía?). Esta pieza consiste en dos serigrafías acompañadas por un ejemplar de la revista del sindicato de la policía alemana Deustche Polizei. La primera serigrafía reproduce un anuncio que el colectivo Democracia insertó en la revista alemana con el encabezamiento Ist eine Welt ohne Polizei möglich?. En la segunda leemos un texto en alemán que responde a esa pregunta lanzada por los artistas, con una respuesta que se traduce en un poema infantil del escritor ruso Sergue iMijalkov, poeta que propugnó la ideología comunista con sus versos.

El eslogan que da título a la exposición: Os protegemos de vosotros mismos, está representado por la imagen del antidisturbio, una imagen familiar a nuestros ojos que nos habla de una represión espectacularizada por parte del poder político español que pone en su punto de mira y bajo su prisma opresivo a cualquier iniciativa social o política que sea antagónica a nuestro sistema. El colectivo se apodera de la retórica publicitaria para diseñar una campaña que superpone frases tomadas de un texto escrito a petición de los artistas por el filósofo y ex-policía militar Luis Navarro con la imagen de la policía. La obra se complementa con tres ejemplares de la revista francesa Tribune de Lyon en los que se incluyó esta campaña como parte de la publicidad.

La siguiente pieza, 16 retratos, se compone de una serie de retratos de policías. El conjunto de estas fotografías transmite al espectador la imagen paradójica que a la vez que lo presenta como una figura “intocable” e “impenetrable”, nos sugiere un acercamiento íntimo a su rostro, a su identidad.

Por último, en la sala del fondo vemos el vídeo No hay espectadores acompañado de una pancarta. Este trabajo muestra las respectivas rutinas de un grupo de ultras (Los Panzers) y la policía chilena antes de acudir al estadio de fútbol, un nuevo “agujero negro” como señala Piedad Solans en su ensayo Público y violencia en la era del espectáculo global (2010), un espacio olvidado de la memoria, un espacio del trash global, donde se produce un enfrentamiento ritualizado entre unos y otros. La gran mayoría de los Panzers son los hijos y nietos de aquellos que estuvieron encerrados durante la dictadura de Pinochet en alguno de los lugares que se utilizaban como centros de detención y tortura, como por ejemplo el mismo estadio de Playa Ancha, en Valparaíso, donde discurre esta acción. Los Panzers, que ven en este deporte no solo un espectáculo y un negocio sino también una forma de organización comunitaria, muestran una pancarta con el lema No hay espectadores, un lema que nació fruto de la colaboración con el colectivo, haciendo referencia a la idea de la negación del espectador como agente pasivo. En este trabajo se plantea el hecho de que arquitecturas del control como ésta son una metáfora del incremento de la represión social, en este sentido las estrictas leyes del Deporte que imponen un estado de excepción sobre los ultras que cada vez más se desplazan a la totalidad de la sociedad.

Todas estas obras suponen una reflexión sobre el espacio de la polis, pues es la ciudad el principal escenario del sistema capitalista en el que nos encontramos inmersos. Como diría Toni Negri “la resistencia comienza en el hallazgo de la realidad común de nuestras vidas”. ¿Qué capacidad tiene el arte para representar la realidad en el actual sistema capitalista? ¿Cuál es el espacio del arte en una sociedad absorta por el espectáculo? Siguiendo estos planteamientos, la presente exposición explora la siempre difícil relación entre arte, sociedad y política así como la capacidad del arte para comprender la compleja realidad de la sociedad en la que vivimos.

Texto de Olga Sureda