Hasta hace muy poco era fundamental elegir la carrera a estudiar para asegurarse tener un buen futuro, lo que se traducía como empleo, sueldo seguro, amplia y constante oferta de trabajo y ganar lo suficiente para vivir. En la actualidad se está reestructurando este esquema, dando lugar a una nueva plantilla de personajes públicos exitosos que tienen el común denominador del emprendimiento, la resiliencia y el trabajo arduo para posicionarse a sí mismos como personajes y/o marcas exitosas. Muchos de estos nuevos líderes ni siquiera tienen estudios profesionales, otros estudiaron carreras que eran consideradas como “inútiles”, o con las cuáles “te vas a morir de hambre”.

Cuándo yo entré a la universidad (hace 15 años), las carreras más saturadas eran derecho, medicina, contabilidad y arquitectura, yo no tuve problemas por que entre a la carrera de historia, una carrera en la que la idea general es que ganas poco, o nada, y vives leyendo. Yo la cursé en modalidad abierta, así que sólo tenía que ir una vez a la semana a la universidad, y el resto del tiempo vivir leyendo y analizando textos y cosas. Mis compañeros me triplicaban la edad, eran personas que ya tenían una profesión, ya la ejercían, e incluso algunos ya estaban jubilados, pero no quisieron quedarse con las ganas de estudiar esa carrera, ya que, en su momento, no lo hicieron por el temor a no conseguir empleo al salir de la universidad, o porque, por el mismo motivo, sus padres les prohibieron estudiar dicha carrera. Así que eran puros historiadores frustrados.

A mí no me fue tan difícil ejercer y conseguir trabajo en cuestiones relativas a mi área. No me interesaba ser investigadora ni maestra, yo quería especializarme en museos y colecciones, y así lo hice, si bien el trabajo no abundaba, yo siempre encontré oportunidades gracias a una cosa muy importante: networking, supe crear buenas redes de contactos con gente importante en el ámbito museístico, y no me dio pena tocar puertas y crear yo misma oportunidades donde me interesaba laborar. Claro, fue un poco difícil, pero no imposible, y mi carrera no influyó en mi trayectoria, lo que si influyó fue mi ambición por objetivos específicos y las relaciones que cree. Actualmente mis ambiciones crecieron y ahora me estoy especializando en negocios y moda, un cambio radical que genera comentarios que van desde la risita, hasta la gente que de plano me dice que estoy tirando mi carrera a la basura y que no están de acuerdo, pero así lo quiero yo.

Y bueno, el esquema laboral también ha cambiado muchísimo. Ahora en México está muy en boga el emprendimiento empresarial y el trabajo free lance, hay muchos apoyos para que arranques tu propia empresa, y a muchas empresas les conviene más pagarte por proyectos específicos que haces desde tu casa, en vez de contratarte de fijo con todos los gastos que ello conlleva. La mentalidad también es muy distinta, conozco una chica de 23 años que ya tiene bien claro lo que quiere en la vida: “No quiero tener jefe ni un horario, quiero tener mi propia empresa”, caray, si yo hubiera tenido tan claras esas cosas a su edad, ahora estaría viajando y manejando mis negocios globales, pero bueno, la experiencia y los altibajos son rutas que hay que transitar para llegar, la cuestión es definir la meta específica y capitalizar y potencializar los talentos propios para conseguirla. Probablemente esta sea una buena receta para el éxito, de acuerdo a mi muy particular concepto de éxito, que es lo que a mí me sirve para sentirme bien conmigo misma aquí y ahora:

Primero

Tener claro que queremos hacer y a dónde queremos llegar. Hay que definir bien cuál es nuestro propio concepto del éxito y delimitarlo. Si sólo pensamos en tener dinero, pues si hay que sondear cuáles son las profesiones mejor pagadas y que dinámicas conllevan. Tal vez para tener mucho dinero necesites trabajar 20 horas al día, pero si esa es tu meta, prepárate para las largas jornadas de trabajo y para poner en segundo plano otras cuestiones como familia y amigos, es tu decisión qué pones de prioridad.

Segundo

Tener tolerancia a la frustración. Yo soy neurótica, soy tauro y soy hija única, o sea, tengo un carácter fuertísimo, lo que es muy bueno para avanzar, pero pésimo para socializar. Obviamente, tengo un historial de consultas a diferentes psicólogos, y todos mencionaban esa frasecita que me era tan molesta: “tolerancia a la frustración”… me chocaba, yo pensaba que si me esforzaba iba a lograr todo, pero pues no es así, y me ha costado mucho, pero mucho mucho, entenderlo, pero así es. Hay que poder recibir de buena manera un no como respuesta, y tener más opciones, simplemente eso. Hay que adoptar la flexibilidad. Finalmente puedes elegir la meta, pero hay cuatro millones de caminos diferentes para llegar a ella, y te vas a equivocar en varias rutas, así que nada mejor que respirar profundo, regresar, e iniciar de nuevo, la meta ahí va a seguir, pero a lo mejor te vas a tardar un poco más o vas a tomar un camino más difícil.

Tercero

Capitaliza tus talentos. Avanzar en la vida a veces no es automático. Hay abogados que acaban de taxistas, pero algunos descubren que eso los hace más felices, y por ende, se sienten más exitosos. Es un tanto difícil conocer bien tus talentos, a veces sólo los conoces mediante la manera en que te recuperas de los fracasos. Así que hay que analizar bien tus opciones, por ejemplo, de nada sirve tener una voz extraordinaria y querer estudiar canto, si tienes pánico escénico. Hay que conocernos bien y enfocarnos en potencializar los aspectos de nuestra personalidad útiles para nuestras metas, es como ser optimista vaya, no quieras forzarte a ser puntual, mejor esfuérzate por ser efectivo.

Cuarto

Abrir la mente. Es como la mencionada tolerancia a la frustración, pero va más allá, es tener una flexibilidad más marcada y poder cambiar el rumbo, o hasta la meta, dependiendo lo que se nos vaya presentando en la vida. Hay cosas que nos pasan “no sé por qué”, buenas, malas, extraordinarias y desastrosas, nadie elije tener un accidente en el que puedas quedar inválido, pero pasa, también pasa que alguien se saca la lotería. No podemos tener el control de todo, ni siquiera de nosotros mismos ante algo inesperado muy intenso. Sólo podemos ser buenos con nosotros mismos dándonos el tiempo y el espacio para transitar un evento inesperado y después retomar nuestra vida y actividades de la mejor forma posible, o reescribirlas y empezar de nuevo. Muchos se enfocan sólo en lo bueno, y ven la vida como una carretera, que si bien tiene baches y curvas, es un camino para llegar a un lugar, pero no nos preparamos para cosas abruptas, y tendemos a no sentirnos exitosos o a vernos perdidos. Tampoco quiero ser negativa y correr a comprarme un seguro de vida por si me atropellan o me da cáncer, simplemente quiero mantener mi mente abierta, practicar el desapego de todo y de todos y mantener mi esencia en todo momento. Por lo que probablemente sirve más un concepto de éxito a corto plazo, un concepto más tangible, para sentirme exitosa todos los días, y no hasta que determinada cosa suceda.

Quinto

Vivir en el realismo no en el idealismo. Concientizarte del lugar en el que estás, de la problemática a tu alrededor y de tu lugar en ello. Eso te hará poner el éxito a tu alcance, al nivel de la tierra. Ser una persona más práctica que emocional te puede llevar más lejos. El trabajo de tus sueños si existe, pero hay que pagar un costo para llegar a ello. Claro que puedes ser altruista y dedicarte a pasear perritos callejeros, pero eso se llama voluntariado, así que deberás asegurar primero tu manutención y claro que podrías después dedicarte a ello, o, si estudiaste administración de empresas, puedes abrir tu asociación civil altruista y trabajar ahí, pero toma en cuenta que necesitas trabajar muy duro para conseguir donativos y sacar adelante tu asociación.

Hay una larga lista de personajes que se han posicionado en líderes a base de sus talentos, no por su grado académico, por ser herederos o por ser millonarios, sino por su personalidad, por su constante trabajo para lograr sus objetivos y por su presencia en medios de comunicación. Todos conocemos el caso de Steve Jobs o de Richard Branson, son personas comunes que han trabajado, se han caído, y se han vuelto a levantar sin quitar el dedo del renglón acerca de sus ambiciones. Otro caso que me encanta es Lindsey Stirling, violinista y compositora, ha participado en varios concursos de talentos de E. U. A., pero no logro ganar… jueces y empresarios dudaron acerca de que tan “vendible” podría ser su música, así que ella se ha dedicado a posicionarse a sí misma a través de crear sus propios videos, su canal de you tube, sus blogs, etc., logrando así ser exitosa por su propio esfuerzo. También están muy en boga los blogueros, personas que crean un concepto particular para sus blogs, lo posicionan, logran tener tráfico en sus redes virtuales y finalmente venden sus productos, asesorías y su experiencia, logrando trascendencia, como por ejemplo Chiara Ferragni, que estudiaba derecho cuando abrió su blog acerca de moda, posicionándose en la actualidad cómo una líder del tema, que incluso fue un personaje invitado de Los Simpson. Y todo esto ellos lo han logrado trabajando solos, ninguna empresa los contrató para hacer lo que hacen, ellos se han encargado a sí mismos de abrirse puertas y llegar a sus metas.

Así que el camino al éxito ahora es más divertido e individual, claro que implica mucho esfuerzo, inversión de tiempo y dinero, autoempleo, optimismo, resiliencia y tener claro que cuando una puerta se cierra, hay más puertas, ventanas y balcones que se pueden abrir.