A pesar de que la sociedad de hoy en día se caracteriza por ser ‘la sociedad de la información’ y de que la generación actual es la mejor formada de la historia existe una asignatura pendiente en la educación, y es lo que se refiere a la sexualidad.

La reforma de la ley del aborto llevada a cabo por el gobierno del PP saca a relucir el déficit en educación sexual que sufre la juventud actual. La ley actual permite que las menores de más de 16 años aborten únicamente con el consentimiento de uno de sus representantes legales, cosa que con la anterior ley aprobada por el PSOE no era necesario.

El aborto está permitido hasta las 14 semanas de gestación, hasta las 22 semanas en el caso de que exista riesgo para la vida o salud de la embarazada, que existan graves anomalías en el feto o se detecten anomalías incompatibles con la vida. La ley propuesta por el anterior gobierno permitía que las jóvenes de 16 y 17 años abortasen sin que sus padres lo supieran y esta era la cuestión más polémica de la ley y la que más se ha esforzado el gobierno actual en modificar.

La reforma de la ley, que llevó a Gallardón a dimitir por no conseguirla, pretendía prácticamente criminalizar el aborto cuando tal vez habría que plantearse que una mejor educación sexual entre los jóvenes llevaría a que el aborto no fuera ni siquiera una cuestión que plantearse.

Cada vez son más los jóvenes que por falta de información cometen imprudencias de las cuales un embarazo no deseado no es la consecuencia más graves. Las enfermedades de transmisión sexual siguen aún aumentando notablemente en los últimos años. Se trata de dolencias que podrían evitarse con el uso de preservativos y una buena información desde edades tempranas, ya que los hay que no saben cómo se coloca un preservativo o los que creen que la píldora del día después es un anticonceptivo, sin tener en cuenta que es un medicamento con una carga hormonal muy fuerte y que solo debe usarse en caso de emergencia.

El uso de las nuevas tecnologías también influye en la sexualidad de la sociedad y no solo de los más jóvenes. Cada vez son más las mujeres que se decantan por los métodos “tradicionales” ya que existen aplicaciones que ayudan a controlar los ciclos hormonales, por lo que métodos no hormonales y más tradicionales como el método Ongino, que se basa en calcular cuales son los días fértiles de la mujer, están recobrando protagonismo. Estos métodos, que pueden servir como anticonceptivos, también pueden ser peligrosos, ya que el cálculo nunca es exacto y además este método no protege de las ETS.

La educación sexual es una asignatura pendiente de la sociedad actual y muchos errores que comenten los más jóvenes, y que pueden llevar a poner en peligro sus vidas, podrían evitarse si tuvieran la información necesaria.

Puede que llegue el momento de plantearse la introducción de la asignatura de educación sexual como parte de la formación académica en institutos y colegios, en lugar de pretender criminalizar a aquellas mujeres que por una razón u otra se ven obligadas a interrumpir su embarazo. Con una formación adecuada, esa situación no tendría ni que llegar a producirse.