Mucho se ha hablado sobre los ataques a barcos por parte de los piratas en zonas marítimas de alto riesgo, como la Costa de Somalia, el Cuerno de África o el sudeste asiático. Sobre esta problemática han hablado los políticos, los gobiernos que buscan posibles soluciones a una situación complicada y peligrosa, los pescadores que iban bordo, pero, hay una parte que suele permanecer callada.

Entrevistamos a un miembro de las fuerzas especiales marítimas británicas. Nos pide no desvelar su identidad, “hay muchos problemas en Europa con grupos terroristas y cédulas de Al-kaeda, es por esto que prefiero no desvelar mi identidad y ponerme en peligro a mi mismo o a mi familia”. Y para realizar esta entrevista nos cita en un lugar de la provincia de Cadiz, un lugar tranquilo “donde poder hablar”.

¿En qué consiste tu trabajo?

Durante los últimos años mi trabajo ha consistido en ofrecer seguridad en los barcos en las zonas más peligrosas del planeta: costa de Nigeria, Somalia, Colombia, Venezuela... Zonas en las que se suelen producir habitualmente ataques piratas.

¿Quién contrata esta seguridad, el Gobierno o los propios armadores?

Depende del país. En algunos barcos de países como EEUU, Francia o Grecia hay soldados, pero normalmente son las compañías privadas. En mi caso, trabajo para todos, pero normalmente con una compañía de Londres que me contrata para la defensa de atuneros, a raíz del ataque al pesquero español Alakrana.

¿Cuántas personas vais a bordo encargadas de la defensa?

Normalmente vamos solo cuatro personas defendiendo el barco, todas ellas cualificadas en técnicas de combate y defensa: militares, personas pertenecientes a los servicios especiales, SBS de Gran Bretaña. Cada misión se paga por persona y por día: nunca sabes qué puede pasar al día siguiente. En 2007 se pagaba bastante bien. Actualmente las compañías de seguros pagan casi la mitad de lo que se pagaba antes. Para ahorrar costes las compañías están contratando gente de India, Sri Lanka o Filipinas porque son mas baratos, pero el problema es que no tienen una preparación tan específica en caso de ataque.

¿Cómo os entrenáis a nivel físico y mental?

El nivel de exigencia es muy alto: cada día correr varias horas, nadar, esquiar con una mochila de 50 kilos de peso y un fusil, cruzar ríos o subir una montaña por la noche, con este peso, sin luz. Todos tenemos entrenamiento militar en las fuerzas militares marítimas. Solo una de cada cien personas está realmente preparada para realizar este trabajo. Mi entrenamiento ha sido en Gran Bretaña: cinco años en comandos especiales de alto nivel y catorce años en las fuerzas especiales contra terrorismo marítimo. También necesitas un certificado médico en el que conste que psicológicamente estás bien y preparado para este tipo de situaciones y licencia de armas, claro. Es un trabajo duro y muy peligroso. Amigos mios, en zonas de Siria, Libia, Afganistán o Irán, han perdido piernas, brazos, ojos... Aunque está bien pagado es muy peligroso.

¿Dónde está el límite para ejercer esa protección?

Tenemos diferentes niveles para proteger la embarcación. Primero la parte externa del barco, con alambres de espinas y alambres con luz, misiles que si se acercan demasiado se lanzan cerca de las lanchas para ahuyentarles. Pero si los piratas usan contra nosotros fusiles kalasnikov o un sistema de granadas, en este caso disponemos de fusiles mucho más precisos, somos francotiradores. La orden es disparar siempre alrededor de la lancha, solo en último caso en defensa de la propia vida se tiraría a matar. En 50 viajes que he realizado, solo cerca de la costa de Somalia, entre Dibuti y Sudáfrica he tenido que disparar en dos ocasiones ante un ataque pirata a nuestro barco. Había a bordo seis guardias, todos de las fuerzas especiales de Gran Bretaña, con chalecos antibalas, fusiles de combate, finalmente los piratas al ver nuestro equipo remitieron el ataque pero estuvieron muy cerca del barco, a solo 100 metros, es demasiado cerca. Son momentos de mucha tensión.

¿Cómo son los piratas?

Los piratas de Somalia originariamente eran pescadores, cuidadores de cabras, pero después de 2007, una vez que algunos barcos pagaron los primeros rescates, hubo una especie de fiebre. Era increíble, vendían todas sus cabras y compraban armas. Para ellos comprar armas es como para nosotros comprar unos pantalones vaqueros. Allí no hay un gobierno que controle esto. Las companías de seguros pagaban el rescate y de un día para otro uno de estos cuidadores de cabras tenía 150.000 dólares. En 2009 hubo muchos ataques.

Desde la guerra civil que asoló Somalia en el 91, los 9 millones de habitantes del país viven en situación de hambre y pobreza. Es en este contexto donde aparecieron los piratas, pescadores la mayoría, Se llaman a sí mismos guardacostas voluntarios y, según una encuesta del sitio somalí independiente de noticias WardherNews, reciben apoyo del 70% de la población somalí, que los considera la mejor forma de defensa de sus costas contra los cargueros de otros países que vienen a robar sus fuentes de aprovisionamiento.

¿Sería entonces preferible no pagar los rescates?

No es una pregunta fácil de responder. Si un Gobiernos se plantea pagar un rescate, pagan, termina el secuestro y no hay problemas: ni una agresión. Pero a la larga es una forma de enriquecer a los piratas, que cada vez tienen más armas. Si no pagan, recuerdo por ejemplo hace unos años que los piratas cortaron las manos al capitá de un barco y varios americanos de otro barco fueron degollados. Son cosas horribles. En el mar no hay nadie, estás solo.

¿Cada cuanto tiempo vas a realizar una misión?

Normalmente cada misión dura entre dos y cuatro semanas. Al año suelo realizar un 50%. Si un mes voy a una misión, otro trato de estar en casa con mi familia. En mi caso, tengo hijos. Mi próxima misión será en otoño a un punto próximo a las Islas Seicheles, donde hay qye cruzar una parte peligrosa del mar rojo, cerca de Egipto.

¿Cómo se ponen en contacto contigo para contratarte?

A través de una compañía de seguro en Inglaterra, IMAAG, International Maritime Anti Piracy Advisory Group. El director ha trabajado como consultor de seguridad marítima para las Naciones Unidas y para las compañías de petróleo y gas más importantes del mundo, Ha estado en la industria de la seguridad marítima desde 1986 y ha desarrollado su carrera dentro de la Royal Marine y las fuerzas especiales marítimas británicas. Trabaja con la policía de aduanas y las agencias ogas, a nivel nacional y en el extranjero desde que salió de la SBS.

Para finalizar la entrevista le pregunto si alguna vez ha sentido miedo, me dice que sólo durante su primera semana, después ya no. “Aunque es un trabajo peligroso te acostumbras a este tipo de adrenalina”.

El Consejo de Seguridad de la ONU emitió una resolución en junio de 2008 en la que expresaba su profunda preocupación por la situación de piratería en Somalia y pedía a los demás Estados su cooperación. La participación de la UE con la finalidad de frenar estos ataques tuvo lugar con posterioridad a la petición formulada por el Gobierno de Somalia a la ONU para que cooperasen con ellos ante una situación que resultaba incontrolable. Así se aprobó la Acción Común 851, que autorizaba a realizar la primera operación marítima europea en el marco de la Política Común de Seguridad y Defensa a la que se denominó Atalanta y que recientemente ha sido prorrogada hasta el 12 de diciembre de 2016 con la finalidad de que continúe protegiendo a la flota mercante y pesquera de los piratas somalíes en el Océano Índico.

Actualmente los ataques de los piratas somalíes han descendido respecto a los sufridos en 2008, pero tras este descenso, y con respecto al mismo período de 2014, durante el primer trimestre de 2015 aumentaron un 10%. A nivel mundial, los piratas tomaron 140 rehenes en los tres primeros meses del año y quince marinos fueron agredidos. Según un informe de la Cámara de Comercio Internacional (ICC) una cisterna costera es secuestrada cada dos semanas en el sureste de Asia desde comienzos de 2015. El Consejo de los Veintiocho destacó que a pesar de los avances logrados desde el 2008, cuando se produjo el secuestro del atunero vasco "Playa de Bakio" por los piratas somalíes, "la piratería sigue siendo una amenaza". "El modelo de negocio de la piratería se ha fracturado pero no está roto".