Estas últimas semanas he pensado en los ataques terroristas, en el ISIS y, en particular, en cuál podría ser la mejor respuesta a estos ataques. Buscando informaciones, he llegado a estas tristes conclusiones: 1) no sabemos mucho del ISIS, desconocemos su historia, estrategia e intenciones y 2) desconociendo estos aspectos, cualquier cosa que se haga será a ciegas y los resultados fácilmente podrían demostrarse contraproducentes. Unos piensan en una guerra de posiciones y los otros en una guerra oculta sin rostro ni territorio, donde el enemigo muchas veces se descubre no por su uniforme, sino por sus sorpresivos ataques y ya es demasiado tarde.

Por otro lado, he pensado que los estrategas del ISIS se esperaban un ataque aéreo por parte de los franceses por obvios motivos: 1) ellos estaban ya bombardeando la zona y 2) una respuesta fuerte, políticamente hablando, sería una reacción casi automática, ya que la popularidad de Hollande aumentó después del atentado a Charlie Hebdo y este podría usar la situación para reforzar su posición política en Francia en vista de las futuras elecciones presidenciales.

Si el cálculo fuese este y el ISIS realmente se esperaba una respuesta de este tipo, hacer bombardear Raca podría ser parte de un plan y en este caso. ¿Cuál sería el beneficio para el ISIS? En realidad, los beneficios son: Francia ya no combate a Assad y la oposición interna podría converger hacia el ISIS y las “muertes colaterales” de civiles, podrían contribuir a demostrar que el occidente está en guerra directa e indiscriminada con la población islámica y los ataca sistemáticamente, causando la muerte de incontables mujeres y niños. Estos dos elementos son parte integrante de la propaganda del ISIS y de su comunicación: los “infieles occidentales” atacan el mundo islámico, matan a civiles y apoyan a los tiranos y a través de los bombardeos, esta tesis es confirmada.

Además, la alianza entre rusos y franceses confirma ulteriormente esta tesis. Los rusos han bombardeado pesantemente las posiciones de los opositores de Assad y ahora bombardean Raca junto a los franceses. La consecuencia es que están todos en contra de la resistencia anti Assad y la población local, que no apoya al dictador, tiene dos alternativas: o escapar del país o unirse al ISIS y ambas alternativas, representan una victoria para los yihadistas.

Una de las máximas en ajedrez y en el arte de la guerra es: conoce a tu enemigo, descubre sus planes, piensa antes de actuar y no actúes si no sabes cuáles serán los resultados y consecuencias. Y en esta situación, el peor error que se puede cometer es confundir el ISIS con la religión islámica, aumentar el número de víctimas inocentes y atacar a ambos: presuntos terroristas y población civil. Un error que desgraciadamente se ha cometido incontables veces y que permite a los extremistas de ambos lados, definir el conflicto como una guerra religiosa y cultural. Los ingleses y alemanes han entrado en el juego sin que hayan cambiado las reglas ni las modalidades en la ejecución de los ataques y el conflicto, cada vez más, toma las dimensiones de una tercera guerra mundial.”