Ante el mundo, aún incrédulo por la noticia, la controversial figura de Donald John Trump saca portada diaria.

Empresario inmobiliario, multimillonario, amante de las luces de sus casinos y de reinas de belleza, protagonista de reality shows, político, ganador de un Razzie al peor actor de reparto por la película Los fantasmas no pueden hacerlo, Trump inesperadamente ganó las elecciones de noviembre pasado para convertirse en el presidente número 45 de Estados Unidos, una posición de prestigio y poder en la nación más poderosa del planeta.

Pero sus polémicas ofertas de campaña y qué tanto cumplirá de éstas ofrecen un angustiante panorama, especialmente para las minorías étnicas y religiosas del país, que no saben con exactitud el escenario que enfrentarán.

Acusado de racista, xenófobo, misógino e intolerante religioso, Trump se convirtió en una figura que representa conceptos que se creían erradicados de la sociedad estadounidense y que dan cuenta de una profunda división de valores en su interior. Además, su victoria significa la deslegitimación y desconfianza en las élites que mantuvieron el poder por años.

A horas de su triunfo debió enfrentar multitudinarias protestas de sus detractores contra fuerzas policiales en ciudades como Los Angeles, Nueva York o Chicago, barricadas en carreteras e incluso campañas por redes sociales que buscan voluntarios dispuestos derechamente a asesinarlo.

En los primeros encuentros con la prensa moderó el discurso y con el paso de los días comenzó a configurar su equipo de gobierno entre tradicionales figuras republicanas.

Pero el panorama global es incierto. Eso incluye temas de política internacional, los inmigrantes ilegales, el anuncio de la construcción del muro con los vecinos mexicanos y la nueva dirección que adoptaría en las relaciones con Cuba, nación aún en duelo por el reciente fallecimiento de Castro. Sencillamente el legado de Obama queda en entredicho.

Una figura controvertida

La figura de Trump, plagada de escándalos amorosos, líos financieros y una retahíla de mujeres desfilando por televisión, acusándolo de ser un feroz depredador sexual, mantiene al país dividido. Sin embargo, estos antecedentes no fueron suficientes como para detenerlo en sus ambiciones políticas.

Contra todo pronóstico logró sintonizar con el malestar de la clase media industrial y rural, de pueblos y ciudades de la llamada "deep América", esa América profunda y frustrada por décadas, con demandas ignoradas, hastiada del establishment de Washington que representaba Clinton. Esa clase media de “blancos empobrecidos”, sin estudios universitarios, aparentemente votó en masa por Trump.

Esta clase media está compuesta por trabajadores que quedaron cesantes y endeudados, porque las fábricas cerraron, se fueron a China o fueron reemplazados por eficientes maquinarias. Sus barrios se empobrecieron y se sumieron en el tráfico de drogas, prostitución y delincuencia. Rechazaron el neoliberalismo, la agonía de la industria nacional, el control de la economía que ejercen los bancos, los especuladores financieros y el reparto del poder político entre coaliciones corruptas.

Paralelamente, la oleada migratoria que llegó al país a ocupar puestos de trabajo por salarios insignificantes, reemplazó el orgulloso American Way of Life por un modelo consumista que impulsó el fenómeno de la globalización.

El agresivo y populista discurso de Trump cautivó a este gran sector de la sociedad marginado y en condiciones precarias, producto del apogeo del neoliberalismo.

Con la intención de calmar las agitadas aguas, Obama utilizó un discurso mesurado e inteligente al pedir “unidad y apoyo” para el nuevo presidente electo (por cierto con mayoría de delegados electorales, pero no en voto popular, con Clinton superándolo por casi 2 millones de votos).

Obama recordó sus pasadas diferencias con Bush, al resultar electo por primera vez, en 2009, y cómo en esa época de transición el staff del presidente saliente facilitó el ingreso a la Casa Blanca. La misma altura de miras y cortesía se ofreció a prestar cuando a él le llegue el minuto del traspaso, recordando cómo la elevada dignidad de la figura presidencial está por encima de la persona que momentáneamente ocupe el cargo. Esto, a pesar de que durante años Trump lideró el movimiento birther con que acosó a Obama, insinuando que no había nacido en territorio estadounidense y tratando de deslegitimar su elección.

El fascismo posmoderno se expande por el mundo

Al parecer, para la mayoría del electorado no fue obstáculo moral que la reputación de su líder máximo, el referente del pueblo estadounidense en el mundo, esté por el suelo, ya sea por las constantes denuncias de acoso sexual, rampante hostilidad contra las minorías étnicas o por los polémicos anuncios contra la comunidad de inmigrantes.

Además, parece que tampoco pesó demasiado el pintoresco currículum de la primera dama, la inmigrante Melania Knauss. Desde falsear preparación académica en universidades de Europa del Este, hasta plagiar descaradamente discursos de Michelle Obama, nada de esto restó puntos al marido. Ni siquiera, la colección de voluptuosas fotografías que circulan en la red y que la muestran en topless o en calzones, posando para publicaciones masculinas.

A días de que asuma la presidencia, muchos analistas políticos evaluaron como “magistral” su discurso “astutamente vicioso”, orientado a ganar el voto populista, apelando a valores tradicionalmente apegados al anglosajón, blanco y protestante. Pero, una vez que asuma el cargo, deberá moderar su discurso. Cuáles de todas sus “promesas” o amenazas electorales cumplirá, eso está por verse.

Respaldo en las cámaras posee. En el proceso eleccionario conservaron el Senado con 48 escaños (demócratas 45) y ganaron la Cámara de Representantes con 247 frente a 188 demócratas, lo que le facilitará enormemente la puesta en marcha de sus polémicas medidas.

¿Amexit?

Los sondeos y encuestas previas anticipaban el éxito demócrata. Por ello, la elección de Trump significó una tremenda sorpresa electoral, pues las cifras declaraban a Clinton más cercana a la posición, si bien no disponía del claro favoritismo del electorado. A pesar de la humillación pública y quizás en el declive de su carrera política a consecuencia de la impensada derrota, Hillary Clinton concedió la victoria al rival.

Quizás, analizan expertos, el estadounidense “promedio” desea continuar la línea que adoptó el Reino Unido al votar a favor del brexit, por una visión más proteccionista del comercio interno y de restricción a las políticas migratorias.

Lo del muro con México, asegura, va en serio y servirá para evitar más ingresos de inmigrantes ilegales al país, además de confirmar que deportará a todos los indocumentados con antecedentes delictuales. Anunció también, la reinstauración de un registro de inmigrantes, especialmente para extranjeros provenientes de países “de alto riesgo”, programa tremendamente rebatido por grupos defensores de derechos humanos.

En Chile y el resto del mundo

De momento, existe un período de tensa calma e incertidumbre.

En Chile se ha especulado sobre la continuidad de la Visa Waiver para ciudadanos chilenos en turismo o negocios por hasta 90 días, pero los especialistas llaman a no entrar en pánico. Por el lado de los Tratados de Libre Comercio, cualquier revisión de las cláusulas requeriría de la aprobación del Senado.

Trump ya recibió la advertencia de la poderosa canciller alemana Angela Merkel, quien ofreció una “cooperación cercana” sólo si se mantienen “los valores de la democracia, libertad y respeto por la ley y la dignidad del hombre, independiente de su origen, color de piel, religión, género, orientación sexual o política”.

En Francia, en tanto, la elección del republicano entregó nuevos bríos a las aspiraciones políticas de Marine Le Pen, al mando del nacionalista Frente Nacional de extrema derecha.

Se vislumbran también, una eventual guerra económica con China, un acercamiento a Rusia para coordinar esfuerzos contra el Estado Islámico y la autonomía (y proliferación) de la carrera nuclear de algunos países.

Y de cumplir con las advertencias contra los inmigrantes, algunas naciones se verían tremendamente afectadas por la falta de remesas, una inyección a la vena en las economías de países como El Salvador, Honduras, Guatemala y Ecuador.

Para el analista internacional Raúl Sohr, el triunfo del republicano podría tener "un impacto telúrico” global. El experto chileno recordó que Trump ya anunció potenciales trabas arancelarias a los productos chinos, quienes probablemente replicarían con medidas similares, junto a la exhaustiva revisión de los acuerdos de libre comercio.

Trump también advirtió que cancelará el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica TTP, además de retirar fondos destinados a combatir el cambio climático y la reducción de emisiones de carbono. Increíblemente, tanto para Trump, como para Mike Pence –vicepresidente electo- el cambio climático es una invención. El republicano anunció que reactivaría la economía estadounidense con un plan de inversiones en obras públicas, mejorando la infraestructura de colegios, hospitales y edificios públicos. Además reduciría impuestos de los sectores con más altos ingresos para liberar capital para la inversión.

House of Trump

En resumen: Trump abiertamente se ha ufanado de utilizar su status de celebridad para acosar a mujeres. Además, declaró públicamente que está a favor de prohibir la entrada a los Estados Unidos de personas dependiendo de la religión que profesen.

Cree firmemente que las mujeres poco atractivas o con sobrepeso son lesser people, de “menor categoría”.
Deslizó que los inmigrantes mexicanos son “violadores”, los musulmanes “terroristas” y se burló de personas con discapacidades físicas, además de promover la violencia contra sus detractores en sus mitines políticos.

La experimentada Hillary Clinton no fue capaz de contrarrestar la apabullante retórica de Trump, quien rompió cada regla del libro: no entregó apropiadamente sus informes de impuestos, sugirió que encarcelaría a sus oponentes, ofreció demandas a destajo e incluso advirtió que no reconocería el resultado, si le era desfavorable.

Así las cosas, The Donald llegó para quedarse y marcar diferencia, hacer las cosas a su manera.. ante los ojos del mundo.