El 27 de octubre recién pasado participé en Belgrado en una reunión del European Center for Peace and Devolpment (ECPD) junto con Roberto Savio (Director de ECPD Internacional), Manuela Mesa (Directora del Instituto DEMOS-Paz de Madrid), Jeffrey Levett (Profesor de ECPD UPUN) y Arthur Dahal (Universidad de Ginebra), entre otros.

Se abordaron muchos temas concernientes a los desafíos ante los que nos encontramos en estos momentos y, una vez más, la conclusión fue que sólo pueden ser abordados por el multilateralismo democrático.

La situación actual es, a grandes rasgos, la siguiente: Rusia ha logrado recuperar un lugar significativo en el ámbito internacional. China, debido a su poder económico y militar, está consolidándose como una fuerza global, mientras que los Estados Unidos, bajo el liderazgo del presidente Trump, basado en la discontinuidad y en las políticas de la supremacía, representa una fuente continua de inestabilidad y preocupación para el mundo entero. La Unión Europea, que lamentablemente se limita a una unión monetaria, impulsada por el mercado, está perdiendo influencia mientras lucha por mantener una débil unidad de sus miembros. América Latina, que pareció durante algunos años como el continente con una nueva dinámica social y económica, está siendo finalmente dominada por el neoliberalismo.

Potencias regionales como Israel, Turquía, Irán y Arabia Saudita siguen siendo un espacio geopolítico muy importante, mientras que Corea del Norte insiste en una trágica y cómica demostración de sus armas y fuerzas nucleares potenciales. La invasión de Irak y la guerra de Siria -ambas basadas en mentiras- y el resultado de la «primavera árabe», demuestran hasta qué punto es indispensable y urgente reforzar el Sistema de las Naciones Unidas con una composición de la Asamblea General que responda a la Carta («Nosotros, los pueblos...»), y la rápida implementación de un nuevo concepto de seguridad, que tenga en cuenta no sólo la de fronteras y territorios, sino la seguridad de los seres humanos que viven en ellos.

  • El terrorismo es una amenaza generalizada. Es necesario conocer sus fuentes y raíces. La marginación del Sistema de las Naciones Unidas, la invasión de Irak con miles de víctimas y varios millones de desplazados, la falta de solidaridad con los refugiados y emigrantes - el odio es la semilla del terror- así como el increíble comportamiento de algunos países financiando a los grupos que alientan el terrorismo, son las raíces de varias acciones de terror. La supremacía es el origen de muchos conflictos y actos de violencia. La mejor manera de contrarrestarla es tener en cuenta que todos los seres humanos somos iguales en dignidad, sin importar su sexo, color de la piel, creencias, ideologías, culturas... otra de las fuentes más importantes del terrorismo es la pobreza extrema y el hambre. La diversidad cultural es una riqueza. La xenofobia, el odio y el rechazo son intolerables éticamente y constituyen una amenaza para la paz.

  • La globalización ha debilitado a los Estados-Nación y al multilateralismo en un momento en el que unas Naciones Unidas fuertes y eficientes son más necesarias que nunca. Está surgiendo una cuarta generación de nuevas guerras que involucra Estados y actores no estatales. La tecnología, a la par que está aportando muchos avances beneficiosos en biomedicina y aumentando la capacidad popular de expresión, está generando nuevos problemas para la paz, a través de la propagación de nuevas armas, drones y guerra cibernética, entre otros.

  • El cambio climático es uno de los problemas globales más urgentes que deberían abordarse sin demora porque se pueden alcanzar puntos de no retorno. Una vida digna en el planeta depende de decisiones colectivas. Por primera vez en la historia pueden producirse daños irreversibles y el legado para las futuras generaciones constituiría una irresponsabilidad histórica de la humanidad.

«Problemas sin precedentes necesitan soluciones sin precedentes» (Amin Maalouf). El Acuerdo sobre el Cambio Climático (París, 2015) es una oportunidad muy importante para promover los esfuerzos conjuntos y el fortalecimiento del marco para el desarrollo multilateral. La gestión inteligente de las energías renovables y del agua son cada vez más relevantes en todas las partes del mundo. El papel desempeñado por el presidente Obama y el papa Francisco, con su encíclica Laudato Si, representa una advertencia universal a los desafíos ambientales. La actitud adoptada por el sucesor del Presidente Obama debe ser contrarrestada por una reacción popular en todo el mundo : «Nosotros, los pueblos...». Debe advertirse al presidente Trump que «si los Estados Unidos abandonan la Tierra a su suerte, la población de la Tierra “abandonará” a los Estados Unidos».

Uno de los principales aspectos de la «hoja de ruta» que ahora debemos poner rápidamente en práctica figura en la Declaración de la UNESCO sobre la Responsabilidad de las Generaciones actuales en relación con las próximas (1997) relativa al cambio climático, la amenaza nuclear, la pobreza extrema. Es un deber inaplazable actuar en consecuencia.

  • El problema de las fronteras alrededor y dentro de Europa sigue siendo un desafío importante. Los Balcanes, especialmente los Balcanes occidentales, han originado conflictos importantes, producto de las ineficientes e interesadas decisiones adoptadas en la ex Yugoslavia. Las normas relativas al Derecho a la autodeterminación, establecidas en el artículo 1/2 de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, julio de 1993), se deben seguir siempre, bajo la supervisión de las Naciones Unidas y, cuando sea necesario, de la Corte Internacional de Justicia. Ahora que la integración es más necesaria que nunca, la fragmentación está aumentando y se traduce en conflicto.

  • La Unión Europea, estrictamente monetaria, está en crisis… Es necesario y urgente crear alternativas a la «economía de mercado». Como se indica en la Constitución de la UNESCO, es particularmente importante, guiarse por «los principios democráticos». A este respecto, es fundamental reconocer que es incorrecto y peligroso relacionar la «democracia» sólo con elecciones y «mayorías» que, precisamente, pueden ser fácilmente manipuladas por el colosal poder mediático. Especial atención debe prestarse a las «mayorías absolutas», porque «absoluta» es la antítesis de la «democracia». Es pues, oportuno y apremiante, recomendar que se apruebe una Declaración Universal de la Democracia en las Naciones Unidas, que permitiría establecer y poner en práctica las distintas dimensiones de la democracia genuina: éticas, sociales, económicas, culturales, multilaterales. La desafección política generalizada y las muy preocupantes tendencias nacionalistas y supremacistas de muchos partidos ultra deben abordarse con prácticas realmente democráticas a nivel parlamentario.

En Europa, desde la crisis financiera de 2007, se observa un descenso claro de los partidos tradicionales. La crisis trajo inseguridad y miedo, lo que ha llevado a un aumento del voto en favor de la derecha. Las consultas populares deben regularse y supervisarse debidamente, para evitar que sean objeto de manipulaciones y alteraciones interesadas. Es preciso destacar que el referéndum que condujo al brexit no fue democráticamente equilibrado, ya que, el 1% de la población del Reino Unido decidió el futuro del 49%. La «sombra» del Brexit se ha propagado por toda Europa. En los procesos electorales la información relacionada con los porcentajes y los resultados de las encuestas, junto con las «noticias falsas» (la post verdad) propagadas por las redes de comunicación social, deben contrastarse adecuadamente.

Cuanto antecede resulta en un panorama sombrío… pero, por fortuna, la voz de «Nosotros, los pueblos…» puede ahora alzarse con vigor y conducir a oportunidades reales para el cambio: por primera vez, los seres humanos pueden saber lo que ocurre en el mundo en su conjunto; gracias a la tecnología digital pueden expresarse libremente y, especialmente relevante, las mujeres, hasta hace 20-30 años totalmente marginadas tienen progresivamente el papel de igualdad que les corresponde en la toma de decisiones y, como dijo Nelson Mandela, serán la «piedra angular» de la nueva era.

  • La juventud es el actor principal de este nuevo diseño de los tiempos por venir. Los jóvenes, junto con los mayores, deben ofrecer urgentemente propuestas concretas y acciones en relación con las tres principales amenazas a las que se enfrenta hoy el mundo, ya mencionadas. La educación para todos a lo largo de toda la vida es crucial: la educación para ser «libres y responsables», tal como se consagra en el artículo número uno de la Constitución de la UNESCO. Libres y responsables: sí, esta es la solución.

  • Las comunidades académicas, científicas, artísticas, intelectuales en general, deben estar a la vanguardia de esta movilización. El ser humano, único capaz de crear, es la esperanza de la humanidad en estos momentos cruciales.

Es necesario un nuevo diseño para inventar un futuro diferente. Ciudadanos bien educados capaces de poner en práctica los «principios democráticos» (justicia, paz, solidaridad, igualdad) y desarrollar las capacidades distintivas de los seres humanos: pensar, imaginar, anticipar, innovar, ¡crear!

Se necesita urgentemente un mayor liderazgo de las Naciones Unidas para hacer frente a los problemas globales.

Mañana puede ser tarde.