La libertad de prensa, a nivel global, se encuentra hoy en su peor momento en estas últimas décadas. Los periodistas son perseguidos, amenazados, golpeados físicamente, encarcelados y asesinados. Todos los criterios que determinan la libertad de prensa se han deteriorado drásticamente: protección legal, independencia de los medios de información, censura y control externo de las publicaciones, aumentando, al mismo tiempo la persecución, las intimidaciones, presión social y económica, bloqueo de internet, control político y comercial, etc.

En Turquía 152 periodistas han conocido la cárcel y unos 2.500 han perdido su trabajo. El año pasado, en todo el mundo, 79 periodistas fueron asesinados y las amenazas aumentan. El ambiente de trabajo es cada día más inseguro para los que ejercen la libertad de información sin dejarse intimidar por amenazas y los EEUU, que eran un baluarte de libertad en este sentido, vive una situación adversa, donde los ataques a la prensa son pan cotidiano.

¿Qué está sucediendo y por qué estos cambios negativos? La respuesta parece sencilla y obvia: unos pocos pretenden gobernar el mundo y concentrar en sus manos todo el poder político y económico, para lograrlo, tienen que controlar las informaciones y manipular la opinión pública, que cada día está más desorientada por «falsas noticias», falta de objetividad, transparencia y profundidad de análisis. La orden del día es desorientar y confundir para gobernar y en cierta medida lo están logrando.

La libertad de prensa es vana ilusión en más y más países. Afortunadamente en algunos la situación mejora levemente, por ejemplo en Túnez, Sri Lanka y Nepal. 119 países han aprobado recientemente leyes para proteger la libertad de presa, pero la tendencia que domina es la opuesta: el control de las informaciones y la presión sobre los periodistas.

La democracia no puede sobrevivir sin informaciones y la libertad de prensa es el aire que la hace respirar. Tenemos que defenderla oponiéndonos al control de las informaciones e insistiendo en la pluralidad y la transparencia. El Reino Unido está cayendo en el perverso juego de controlar las informaciones, Turquía es la negación de la libertad de información junto a China, Corea del Norte, Arabia Saudita, Egipto, Irán, seguidos por México, Rusia, Venezuela, India y muchos otros. En el África subsahariana la situación es crítica y en Asia aumenta el control. El 45% de la población mundial vive en países sin libertad de presa, Polonia, Hungría y Serbia están empeorando rápidamente y nada indica la posibilidad de un cambio de tendencia.

La posición de los EEUU en el ranking de la libertad de presa está bajando y las amenazas son día a día más frecuentes. Por el momento, se encuentran en la posición 43 y los primeros lugares son ocupados por Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Holanda.

Si buscamos un modelo para entender las consecuencias de la falta de libertad de prensa o de información, seguramente la mejor ilustración histórica es el oscurantismo, donde uno pocos detentaban la verdad absoluta y, cuando no era aceptada como tal, implicaba la muerte o la sumisión a una vida de parias. La humanidad ha dado un paso hacia atrás y sin informaciones claras y válidas será difícil retomar el camino hacia adelante.