«En una Europa federal, Cataluña sería independiente, pero no estamos en una Europa Federal».

El 2017 ha mostrado un futuro amenazador para la UE con el aumento de los nacionalismos y los populismos. Con los recientes acontecimientos ocurridos en España, Reino Unido, Bélgica, Alemania y el norte de Italia, toda Europa parece interesada en el fenómeno regionalista, nuevo o viejo según se mire. Junto con Freedom for Catalonia, en los últimos años, en Escocia, Flandes, Baviera y Padania, se han originado movimientos independentistas, que parecen caras de la misma moneda. El pasado 21 de noviembre, la think tank CFEP (Center for European Progressive) organizaba en Bruselas una charla, un tanto «informal», sobre el impacto europeo del referéndum catalán.

El debate estuvo protagonizado por el catalán Aleix Sarri Camargo, que desde 2011 asesora y apoya al eurodiputado Ramón Tremosa, vinculado al PDeCat e integrado en el Grupo de los liberales y demócratas europeos (ALDE), con los que ha tenido numerosos desencuentros, debidos a su trayectoria nacionalista.

Sarri comenzó su exposición agradeciendo el interés demostrado por la situación en Cataluña, indicando que «los catalanes siempre han sido pro-europeos y con una fuerte identidad (cultural)» y declarando que durante este año «uno de los eventos más europeos ha sido el 1 de octubre». También señalaba que en Cataluña se creía en la importancia del Comité de las Regiones, pero que tal organismo es como si no existiera, porque en la Unión Europea, «el poder real es de los Estados miembros y no de las regiones».

El Comité de las Regiones Europeo es un órgano consultivo , respecto de la Comisión y del Consejo, de pronunciamiento obligado en materias de educación, formación profesional y juventud, cultura, salud pública, redes transeuropeas de transportes, telecomunicaciones y energía o cohesión económica y social, que además puede generar dictámenes por iniciativa propia. Pese a ello, sostenía Sarri que «es imposible tener una contribución con Europa sin ser un Estado Miembro» y durante la ronda de preguntas, desde el público se le recordó la importancia regional que había tenido Valonia en el tratado de la UE y Canadá.

El Comité consta de 350 miembros que son representantes electivos de regiones y municipios de los 28 Estados. España tiene atribuidos 21 puestos, ocupados por presidentes de Comunidades Autónomas y alcaldes de ciudades importantes. Curiosamente, a partir de los últimos acontecimientos, no existen representantes catalanes en la delegación española, primero porque se autoexcluyeron temporalmente y después, en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

«Cataluña no es como Flandes», afirmaba el asesor al justificar el crecimiento del movimiento independentista en Cataluña, indicando entre otras razones, la carencia de competencias catalanas en educación, impuestos y aeropuertos o para prohibir las corridas de toros.

Según Sarri, desde el 2003, los catalanes han pedido más autonomía al Estado español y “la respuesta siempre ha sido no”. Y como han sido muchos años de noes, “la única opción que quedaba después de tanto no, era la de organizar el referéndum”.

Y ante las nuevas elecciones convocadas por el Gobierno español, se preguntaba en voz alta: «Después del 21 de diciembre no sé lo que va a pasar. He estado pensando mucho acerca de lo de ‘si ganan los partidos independientes no va a pasar nada’”. Si esto ocurriera, “si unas elecciones no pueden cambiar nada, si un referéndum no puede cambiar nada, ¿Qué le estamos diciendo a la gente?».

Marc-Andre Desmarais, especialista en el caso escocés y asistente de la Baronesa Nosheena Mobarik (europarlamentaria por el partido conversador del Reino Unido), anunciaba que «habrá una nueva era para los regionalismos en Europa» y que el caso de Escocia es muy especial, tanto por su historia, como por las circunstancias del brexit.

«En la independencia de Escocia hay mucha incertidumbre», sobre todo en cuanto a la aprobación de los Estados miembros, respecto de su futura incorporación a la Unión, donde «especialmente España podría ser un problema», clarificaba Desmarais. «Para los escoceses, cuanto más cerca de Europa, mejor para el poder de Escocia».

Vincent Laborderie, catedrático de la Universidad Católica de Lovaina la Nueva, especialista en el regionalismo flamenco, indicaba que «Mariano Rajoy ha recibido apoyos de todos los Estados miembros (de la UE), porque estos Estados tienen miedo al separatismo en sus propios países».

Hablando sobre el movimiento independentista del partido conservador NVA (Nueva Alianza Flamenca), Laborderie lo consideraba «muerto, o casi muerto» al no poder participar a un nivel federal. Y explicaba que «en una Europa federal, Cataluña sería independiente, pero no estamos en una Europa Federal».

Desde luego esta última afirmación es un futurible, pero de lo que no cabe duda de que si se apostara por una auténtica Europa federal de los Estados miembro, cualquiera de ellos sería mucho menos independiente que en la actualidad. En todo caso, esta formula sería completamente opuesta a una hipotética Europa federal de las Regiones.