El señor Nicolás (no Maduro, me refiero al otro... a Maquiavelo) confiaba en que el fin justificaba los medios o -lo que es lo mismo- el engaño o la mentira como fácil de vender cuando hay desesperación o confusión...tambien hambre y terror. Como dice el tango argentino, «vivimos tiempos de cambalache», donde todo cambia sin comprometer la moral.

Nadie duda que el mundo está confundido y a la deriva. Casi es imposible encontrar una consensualidad razonada.

¿Que esto no es así? Pues veamos algunas paradojas, impensables, que no se las hubiese planteado ni el más avezado mentalista.

¿Alguien adivinaría, por ejemplo, que desde 2017 el mayor defensor del libre comercio sería China, el país mas terco y ortodoxo de las teorías marxistas, abandonando precisamente su obsesión mayor de «centralismo estatista»?

Otra paradoja: ¿alguien previó que EEUU, símbolo del capitalismo salvaje y de la globalización, estaría hoy blindando sus fronteras comerciales para encerrarse en un proteccionismo nacionalista, también salvaje y prepotente?

¿Podría alguien entender que la evidencia del cambio climático iba a ser negada por un imperio que goza con el mayor número de científicos y humanistas, según todas las estadísticas?

¿Alguien negaría lo absurdo que es oponerse a acuerdos internacionales para impedir el pandemónium de una guerra nuclear?.

Todas estas interrogantes -y otras que se nos escapan- no fueron producto del azar. China cambió tras la muerte de Mao (1976) y, según la revista Forbes, es el país que hoy produce más personas bimillonarias con fortunas que superan los mil millones de dólares per cápita.

Por otra parte, EEUU -líder y propiciador de los Tratados de Libre Comercio­- con Donald Trump se empezó a abolir esos convenios bajo el demagógico anuncio de Make America Great Again!

Así -para sorpresa y saber que nojugaba- se retiró del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), amenazando con otros de laboriosa construcción.

Y las paradojas siguen: Chávez, mediante la bonanza petrolera, había logrado la adhesión sumisa de muchos gobernantes del mundo (... que no de sus pueblos). Pero hoy, desaparecida la mágica billetera del petrodólar, Venezuela abre sus heridas al mundo mostrando la patética miseria de su pueblo y el fracaso de la «mentirosa revolución».

Siguiendo con el clima de confusiones que, específicamente, ocurre en la Patria de Bolívar, otro hecho contradictorio es que existiendo casi un 90% de venezolanos que se muestra contraria al desastre «madurista», la población no sabe si «votar» o «no votar» en la farsa electoral del próximo 20 de mayo.

Tratando de analizar todas estas absurdas contradicciones donde la desesperación produce confusión, surge triunfante la irracionalidad.

Sin duda aparece la humana filosofía del tango Cambalache:

«nada es igual, todo es peor; es lo mismo un cura, un gran señor o un ladrón».