Desde hace ya cerca de un cuarto de siglo, cuando ya era evidente que la Concertación1 estaba aplicando casi la misma política económica neoliberal que la dictadura, comenzaron los análisis, por diversos especialistas y políticos, que sostenían que los dirigentes de la Concertación habían abrazado la ideología neoliberal que años antes denostaban, cuando estaban en la oposición a la dictadura. De las filas mismas de la Concertación, comenzaron a justificar su conversión al neoliberalismo, aduciendo que no había otra alternativa con la globalización.

En una reciente columna en el diario electrónico El mostrador, el sociólogo Simón Ramírez, del Movimiento SOL, vuelve sobre la conversión al neoliberalismo de los dirigentes de la Concertación:

«Boeninger, analizando el Gobierno de Aylwin del que fue ministro, muestra con claridad este asunto cuando planteó que “la definición del Gobierno es que no hay otro camino para Chile que una política macroeconómica esencialmente liberal en cuanto asigna un rol central al mercado, la empresa privada y la apertura al exterior”. Esta definición de gobierno se extiende hasta nuestros días y se la presenta como si no existiese alternativa».

No concuerdo con este tipo de análisis, que sostienen que la política neoliberal llevada a cabo por los gobiernos de la Concertación sea el fruto de una simple «conversión» ideológica al neoliberalismo. La ideología neoliberal no ha sido otra cosa que el manto de santidad que ha cubierto los verdaderos objetivos de esta política: la corrupción.

En efecto, todas las privatizaciones de empresas públicas y la desnacionalización de los recursos naturales, que se llevaron a cabo por la Concertación a partir de 1990, fundamentalmente en favor de empresas extranjeras, no fue producto de la conversión a la ideología neoliberal, puesto que esta ideología ha sido solamente el elemento que permitió ocultar por años que la corrupción era el elemento central de las privatizaciones y la entrega de nuestro cobre y demás recursos naturales a empresas extranjeras.

La ideología neoliberal abrazada por los dirigentes de los partidos de la Concertación es el pretexto, el caballo de Troya que permitió ocultar la corrupción, que solo hace dos años ha comenzado a develarse con algunos casos judiciales, en la que aparecen poderosas empresas pagando cuantiosas sumas a políticos de la Concertación y de la derecha. Pero la corrupción es tan poderosa que incluso la justicia y el Ministerio Público están perdonando o dando penas mínimas por los delitos de corrupción. Precisamente este 4 de julio, el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, que juzgaba a los dueños de la empresa Penta por sobornos a diversos políticos, cambió el delito de cohecho por la figura de apoyo económico indebido, que no tiene pena de cárcel.

Estos juicios, y de los que quedan aún pendientes, tienen el merito de dejar en evidencia que las privatizaciones y entrega de nuestros recursos naturales no eran por conversión el neoliberalismo de los políticos de la Concertación, sino el producto de las coimas recibidas. Sin embargo, estos remedos de juicios no son más que la punta del iceberg, que se refieren solo a los sobornos efectuados en Chile a ciertos políticos, pero nada se conoce aún de los pagos a políticos chilenos desde y a cuentas secretas en paraísos fiscales de Islas del Caribe.

El Servicio de Impuesto Internos de Chile ha confirmado que hasta el año 2003 las mineras extranjeras no pagaron un solo peso de Impuesto a la Renta o la ganancias, porque siempre declararon pérdidas para quedar exentas del pago de impuestos en Chile, sin embargo, se llevaron desde Chile, entre los años 1990 y 2003, cerca de 30 millones de toneladas de cobre, más el oro, la plata , el molibdeno, etc., por un valor actual de cerca de US$ 200.000 millones.

¿Cómo fue posible un despojo tan extraordinario?

Esto se produjo, porque en junio de 1990 se aprobó una reforma tributaria (Ley 18.985), que aumentó el IVA «transitoriamente» de 15 a 18% y el impuesto de las empresas de 10 a 15%, pero que también cambió la base tributable solo a las grandes mineras, desde renta presunta a renta efectiva, es decir de la obligatoriedad de pagar el impuesto a las ganancias en base a las ventas, a pagar el impuesto solo en el caso que estas empresas mineras «declararan» ganancias. Gracias a esta ley, salvo Minera Escondida, todas las demás mineras nunca declararon ganancias hasta el año 2003, y algunas de ellas hasta el año 2006, y por lo tanto nunca pagaron impuesto a la renta o las ganancias. Y actualmente, por los años 2015 y 2016, la mayoría de estas mineras vuelven a declarar pérdidas y a no pagar impuestos.

Sin embargo, estos cambios tan fundamentales a la tributación de las grandes mineras extranjeras nunca fueron parte del programa de algún partido de la Concertación, y nunca tales medidas ni siquiera se mencionaron entre las urgencias del Programa con el cual llegó al Gobierno el Sr. Patricio Aylwin. Tampoco existen escritos de algún dirigente o de alguno de los partidos de la Concertación de la época que hayan siquiera soslayado que medidas tributarias tan favorables a las mineras extranjeras serían aprobadas.

Cómo es posible, entonces, que estas disposiciones se hayan elaborado con tanta rapidez en el primer mes del gobierno del Presidente Aylwin, que ellas no se hayan discutido con los partidos de la Concertación, y que además, los medios de comunicación de la época, tanto los que eran partidarios como los que eran contrarios al gobierno, nada publicaron sobre estos cambios legales a la tributación minera, aprobados en junio de 1990. Todo se hizo en forma tan oculta y con tanta opacidad que ni siquiera existen registros de que diputados y senadores hayan discutido sobre este cambio a la tributación minera.

Por estas razones, la explicación más plausible es que estos cambios habían sido elaborados por las mismas transnacionales mineras con mucha anterioridad a que el gobierno del Sr. Aylwin asumiera el gobierno. ¿Pero cómo hicieron las transnacionales mineras para que el gobierno de Aylwin las incluyera en un proyecto de ley? ¿Quién o quiénes hicieron llegar hasta el Gobierno de Aylwin la redacción de estas disposiciones? ¿Quién o quiénes en el Ministerio de Hacienda fueron los que incluyeron estas disposiciones en el proyecto de ley de reforma tributaria, que ni siquiera fue discutida en el Congreso? ¿Cuál fue la comisión pagada y a quiénes, por estos enormes servicios? ¡Gratis esto no puede haber sido!

Los sobornos a políticos chilenos se descubrieron hace solo dos años por algunas denuncias, y porque se hicieron mediante boletas y facturas ideológicamente falsas. Pero la corrupción que permitió que las mineras extranjeras se llevaran gratuitamente 30 millones de toneladas de cobre, por 200.000 millones de dólares, se tiene que haber pagado en paraísos tributarios del Caribe, y por eso es que hasta la fecha no conocemos a los involucrados en ella.

Existen negociados en que la corrupción parece evidente, como fue la venta del yacimiento El Abra de Codelco, el más grande y rico yacimiento de cobre que quedaba sin explotar en Chile, que fue nacionalizado en 1971, y que en 1976 la Junta Militar se negó a privatizarlo. Lo hizo la Concertación en 1994, mediante una licitación, en que informalmente se sabía que el gobierno esperaba US$ 300 millones. Las empresas norteamericanas Cyprus y Lacs Minerals ganaron la licitación por 547 millones de dólares, cuando otras empresas extranjeras habían ofrecido solamente alrededor de 300 millones de dólares. Sin embargo, tiempo después, cuando ya estaba adjudicada la licitación, se efectuó una «rebaja» a Cyprus y Lacs Minerals, por la venta de El Abra, que se justificó aduciendo que las reservas del mineral y la ley del mineral, eran muy inferiores a las que figuraban en la licitación. Solamente ahora sabemos que tanto las leyes como las reservas del mineral eran superiores a las de la licitación. Esta rebaja en 247 millones de dólares, gratis no fue.

Al mismo tiempo que se desarrollaba esta negociación por la venta de El Abra, estalló el escándalo de la pérdidas de 200 millones de dólares en el mercado de futuros del cobre, por el operador de Codelco Juan Pablo Dávila. Este paralelismo entre la venta de El Abra y la actuación de Dávila, no es una casualidad, sino todo forma parte del mismo paquete. Se dijo en esa época que las pérdidas se debieron a errores en las proyecciones a futuro del precio del cobre, es decir errores propios de una economía neoliberal.

Pero fue tal el escándalo que la Justicia tuvo que actuar, en el que se procesó a varias personas y principalmente a Dávila. En el juicio criminal quedó en claro que no hubo error de de proyecciones del mercado, sino que fue un complot para perder deliberadamente a favor de ciertos operadores de estos mercados, como lo comprueba el siguiente extracto de la sentencia de este juicio:

«Con fecha cinco y nueve de de Enero de 1990, se intercambiaron fax de cierres de negocios entre Dávila y Metallgesellschaft, a través de los cuales se acuerda una operación con la cual CODELCO compra opciones put a Metallgesellschaft, por 71.000 toneladas, con un costo total de dos millones cuatrocientos mil dólares y vende opciones call a Metallgesellschaft, por 119.450 toneladas para 1990 y primeros meses de 1991, por un valor total de dos millones novecientos mil dólares, siendo el resultado neto una diferencia neta a favor de Metallgesellschaft, de tres millones y medio de dólares. Cantidad que con fecha 10 de enero de 1990, CODELCO paga efectivamente a Metallgesellschaft, como consta de la documentación que corre a fojas 18740 y 18761. Con esta misma fecha Metallgesellschaft Corp. Filial norteamericana de la empresa alemana, deposita en una cuenta bancaria de Dávila en las Islas Caimán, la suma de un millón y medio de dólares».

Es un soborno extraordinario igual al 42,8% de la suma que Codelco perdió en esta sola operación. No aparece en el juicio que a Dávila se le hayan encontrado sumas tan extraordinarias en sus cuentas en paraísos fiscales, porque seguramente ya las había traspasado a las personas con las cuales Dávila había compartido las ganancias. Dávila fue condenado a varios años de cárcel, pero nunca reveló los nombres de las demás personas que pudieron haber recibido parte de las coimas.

En suma, lo que queremos decir es que la aceptación de la ideología neoliberal de algunos partidos de «izquierda», en Chile, no es sino el manto que cubre los negociados para enriquecerse a costa del patrimonio nacional.

Nota

1 Concertación de Partidos por la Democracia, unión de la Democracia Cristiana con partidos que pertenecieron al Gobierno del Presidente Allende, dejando fuera solo al Partido Comunista. En 1989, esta coalición ganó la elecciones presidenciales con Patricio Aylwin, y la Concertación gobernó ininterrumpidamente hasta el año 2010, y nuevamente de 2014 a 2018.