La mentira. La mentira es un concepto que lleva acompañando a la humanidad casi desde la creación del lenguaje mismo, hasta el punto de que el propio lenguaje podría considerarse una mentira en sí. Sin meternos en terrenos demasiado filosóficos veríamos que la mentira es una realidad con la que hemos aprendido a convivir como parte intrínseca de nuestra sociedad.

Mentimos en las redes sociales al publicar solo las fotos en las que salimos más favorecidos, o cuando solo compartimos las buenas noticias de nuestras vidas. Mentimos en nuestro currículum y nos mienten en las entrevistas de trabajo cuando nos dicen que ya nos llamarán. Nos mienten los anuncios con sus productos idealizados y nos mentimos al pensar que adquiriéndolos mejoraremos nuestras vidas. Mentimos a nuestros hijos sobre la bondad y la maldad en el mundo con la misma facilidad que los políticos nos mienten a diario. Mienten periodistas, cargos públicos, celebridades, profesionales sanitarios, abogados, empresarios, artistas, tenderos, familiares y amigos. Casi se podría afirmar sin equivocarse que quien quiera que diga que jamás ha mentido, está mintiendo.

¿A quién vas a creer? ¿A mí o a tus propios ojos?

La mentira no es nada nuevo en nuestra sociedad; los que sí son nuevos son la cantidad de nuevos recursos de los que dispone ahora para su refinamiento. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha traído consigo el hecho de que no exista documento gráfico, de vídeo o sonoro que no pueda ser manipulado, y la mejora de la técnica está llegando a un punto en el que aún con ayuda de profesionales pronto será casi imposible confirmar la veracidad de una imagen, vídeo o grabación.

Uno de los términos que más se han popularizado en la «era Trump» es el de Fake News. No le falta razón al actual presidente de los EEUU al señalar las noticias falsas como uno de los principales males de la sociedad actual aunque también cabría señalarle a él como uno de sus principales agentes: según la web de fact-checking ganadora de un Pulitzer, politifact, Donald Trump tiene un balance de veracidad nada favorable y recientemente las editoriales de más de trescientos diarios se pusieron de acuerdo para criticar sus ataques a la prensa.

En la actualidad la cantidad de ruido mediático generado por la propagación de noticias total o parcialmente falsas, sumada a las mejoras técnicas en la manipulación de documentos audiovisuales hace que discernir cualquier atisbo de hecho real sea cada vez más difícil. Ya no nos podemos fiar ni de nuestros propios ojos hasta el punto de condenar al arcaismo a la expresión si no lo veo, no lo creo.

Cámara de Eco

El concepto de «Cámara de Eco» se refiere a un sistema en el que existe refuerzo individual de creencias o ideas debido a su repetición al tiempo que se minimizan las ideas contrarias y que favorece la creación de afirmaciones completamente distorsionadas.

En Internet tú siempre eres el protagonista, eres lo más importante, como cada uno del resto de usuarios. Los algoritmos incorporados en los buscadores y las redes sociales te enseñan lo que consideran más atractivo para ti, lo que más te pueda interesar, lo que necesitas saber. De igual manera esos mismos algoritmos te ocultan todo lo que no pase sus filtros: lo que consideran que no te pueda interesar, que no te resulte atractivo…que no necesites saber. Te ofrecen la imagen sesgada de la realidad que consideren más oportuna, diseñada especialmente para ti.

Librarnos de la mentira

Todo este panorama lleva a preguntarse en qué se puede creer verdaderamente o cómo superará la sociedad esta era de la constante mentira. Llegará un momento en el que será casi imposible llegar a un acuerdo sobre cuáles hechos son ciertos y cuáles no y no parece que se encuentre sea muy lejano cuando en pleno siglo XXI ideas como el terraplanismo siguen ganando adeptos.

La mentira es un problema que nos ha acompañado desde el inicio de la comunicación y era de esperar que en la llamada Era de la Información fuera a crecer en tamaño y relevancia hasta el punto de que es posible que el encontrar una solución que condene a la mentira al ostracismo sea uno de los principales retos a los que deba enfrentarse la sociedad en un futuro próximo.

«La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin».

(Václav Havel)