Ya se veía advirtiendo desde hace un par de años, pero se ha hecho realidad este verano de 2018 y se acabará de constatar a finales de año. España está sufriendo una desaceleración en la llegada de turistas extranjeros, debido en gran parte a la recuperación de los mercados más baratos, como Turquía y Egipto. El gran motor económico del país se resiente, aunque los expertos del sector se niegan a ser alarmistas.

¿Estamos ante un cambio de modelo turístico? Es pronto para decirlo, pero lo cierto es que, recién publicados los datos estadísticos del mes de julio, ya se prevé que España acabará el 2018 con menos turistas internacionales que el año pasado. El 2017 fue un ejercicio de récord, con casi 82 millones de personas que visitaron el país. Los tres mercados que sustentan este idilio del turismo con España son el británico, el alemán y el francés. Suponen la mitad de los turistas que llegaron en 2017. Y son, precisamente, los tres países que mayor descenso están experimentando este año.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en julio llegaron un 5,6% menos de turistas británicos, un 11,4% menos de franceses y un 6,2% menos de alemanes. Los principales destinos de España han notado el baile de cifras. La Islas Baleares, con Mallorca como gran centro turístico español, recibieron en julio un 2,2% menos de turistas extranjeros. El mismo descenso que ha tenido también Andalucía. La otra gran potencia nacional, Cataluña, sale mucho peor parada, con un 6,6% menos de visitantes durante el primer mes de verano.

A la vez que las cifras en España se ralentizan, los mercados que hasta este año habían estado en crisis se recuperan. Turquía está experimentando un aumento de cerca del 30%, Túnez del 22% y Egipto ha subido un espectacular 40%. España se había beneficiado de la inestabilidad política en estos destinos, pero en cuanto la situación se ha normalizado, estos países han recuperado de forma rápida su cuota de turismo internacional. La depreciación de la lira ha sido el espaldarazo definitivo para Egipto, que se está comiendo el mercado. Son modelos turísticos con los que España no puede competir por precio, así que los próximos años serán complicados.

Más gasto por turista

A pesar de los datos, el sector turístico español no se desanima. Muchos expertos vienen reclamando desde hace años un cambio en el modelo, que apueste más por la calidad del turista que por la cantidad. Y parece que se ha encontrado el camino. A la vez que los datos de ocupación bajan, suben los de gasto medio por turista. Vienen menos visitantes extranjeros, pero gastan más. Concretamente, este pasado mes de julio gastaron casi un 10% más que el durante el mismo periodo de 2017. Cada turista que visita el país se deja, de media, unos 152 euros por día. En total, casi 1.200 euros por persona en toda su estancia en España, que suele ser de unos 7 días.

En todo lo que llevamos de 2018, este gasto medio ha subido ya un 3%, con casi 51.000 millones de euros. Británicos, alemanes y nórdicos (de Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia), son los que más gastan en sus vacaciones. Además, los datos del Banco de España constatan que el sector turístico y de viajes acumula ya un superávit de casi 18.000 millones hasta el mes de junio de este año, lo que supone un incremento del 2,8%.

El futuro pasa por buscar un modelo más desestacionalizado, que no dependa tanto de los meses de verano y de ciertos países emisores. Y por aumentar la competitividad de algunos destinos clave, como es el Mediterráneo. Si el turismo ha tocado techo en España, está por ver. Lo que parece claro es la necesidad del sector de reinventarse y dejar atrás el turismo low cost y entrar en la liga de los mercado verdaderamente rentables.