En los últimos años se viene produciendo distintos ataques y atentados de grupos radicales no solo islámicos, sino ahora también por parte de los denominados supremacistas blancos, quienes han tomado fuerza en los últimos años tanto en Europa como en los Estados Unidos.

El movimiento supremacista que aboga por un nacionalismo blanco tiene sus bases en movimientos de superioridad étnica, nacional y racial, muy similares a los que hacía mención el fascismo, el nacional socialismo, los movimientos paneslavistas y las políticas racistas de países como Sudáfrica o los Estados Unidos.

Hay inspiraciones en filósofos y pensadores desde hace algunos siglos donde se mencionaba y se argumentaba contra las personas de diferente grupo étnico, el ataque contra las personas negras entre los europeos fue el común en algunos casos, aunque, por supuesto, el etnicismo y la discriminación contra los diferentes queda reflejado en casos de grupos como los indios o los chinos contra los europeos o contra los foráneos en general. Sin embargo, los grandes pensamientos que trascienden a nuestra sociedad occidental trascendieron y sirvieron de justificación por mucho tiempo.

Importantes pensadores destacados agregaban en sus análisis niveles y subniveles de «seres humanos», categorizándolos dependiendo de su nivel de «evolución» o «rezago» étnico –racial en ocasiones tendiendo a compararlos con otros tipos de primates. En algunos casos elementos no visibles como el comportamiento humano era asociado como un supuesto genético generalizado que hacía señalamientos contra algunos grupos humanos como portadores del gen del mal.

De hecho se podría señalar este como uno de los tantos elementos de excusa por parte de los nazis para justificar el exterminio de seis millones de judíos o la persecución contra minorías catalogadas como inferiores o «poco capaces de sobrevivir».

Actualmente los europeos nuevamente bajo la excusa de los peligros asociados contra la sociedad blanca, cristiana y europea, vuelve a cometer actos discriminatorios y a justificar la violencia y el odio contra minorías. Como si se tratara de los mismos mantras con los que se justificaron los genocidios del siglo pasado, pero bajo otra premisa; la de un supuesto de preservación de la «pureza europea».

Utilizando el término europeo promovido por el neonazi norteamericano Francis Parker Yockey haciendo una clara división entre lo que es blanco y lo que es ajeno a Europa, sumando argumentos de una supuesta conspiración para exterminar a los blancos mediante una asimilación racial – religiosa por medio de la inmigración.

El temor ante un supuesto de sustitución poblacional por parte de los inmigrantes es el punto que une a todos los que se denominan a sí mismos como europeos. Y por eso es común que manifiesten algún tipo de animadversión discriminatoria contra un minoría, como lo es el antisemitismo, la Islamofobia, las posiciones anticapitalistas, antiglobalistas y hasta antisocialista. De ahí que las nuevas políticas continentales apunten en ocasiones a impedir que sigan llegando grupos de inmigrantes, habiendo quienes han impulsado la persecución y ataques contra estos grupos.

El temor de los europeos de ser desplazados de los lugares donde tienen fuerte influencia desde hace varios siglos, por medio de aquellas personas que llegan con otra identidad, con ideas nuevas, una cultura distinta, etc. es real. Los actos políticos y los ataques contra estas minorías no son poca cosa ni tienen una base poco infundada, sin duda hay todo un esquema de justificación hasta ideológica que de reiterar en las ideas de forma insistente se puede decir que para la conciencia general hasta cobra cierto sentido.

Una frase en el argot popular dice algo así: «Quien teme que algo ocurra, terminará provocándolo». Si bien, no es que los migrantes estén sustituyendo propiamente a los europeos, sí existen grupos islámicos radicales que están aprovechando del temor infundado para tener su agenda alternativa y nutrir a los grupo integristas que han encontrado un nicho importante para crecer en el terreno europeo, donde expanden su ideología a través de la Dawah (invitación) en fuertes campañas proselitistas sobre no musulmanes y expandiendo su germen radical entre los musulmanes moderados, afectando tanto a quienes están ahí desde hace siglos, como a quienes tienen algunas décadas de haberse empezado a desarrollar en la zona, los cuales además se han comenzado a sentir vulnerables por las circunstancias de la región.

Los musulmanes radicalizados están aprovechando el odio que se ha desarrollado en contra de ellos para atraer nuevos adeptos a sus células integristas y de ese modo mantener una guerra abierta contra los grupos supremacistas blancos utilizando los enfrentamientos como una forma de justificar actos violentos y el terrorismo.

Los musulmanes que mueren en los ataques terroristas de supremacistas blancos serán «vengados» por grupos radicales islamistas, aunque probablemente no lo hagan en nombre de las víctimas sino de su enferma causa poniéndole cara a la violencia que de forma miserable practican. Adoptan las muertes de correligionarios solamente como una excusa de guerra próximos ataques.

El reconocido choque de civilizaciones de Huntington sin duda está a la orden del día, aunque expresado de otra forma. Es en verdad el choque entre radicales supremacistas blancos y estos que podríamos llamar radicales supremacistas islamistas, dejando en medio todos aquellos quienes no tienen una posición hacia ninguno de los extremos, pero en caso de sentirse indefensos optarán por tomar lugar al lado de quienes sienten que les representa más por su «cercanía», étnica, religiosa o ideológica.

Está claro que el moderno nacionalismo blanco, ha logrado tener más presencia en la vida pública gracias a la aparición y empoderamiento de políticos que apoyan una línea dura contra la inmigración, Marine Le Pen, en Francia, y Viktor Orban, en Hungría, Vladimir Putin en Rusia, Geert Wilders en Holanda, entre otros.

Mientras que en los Estados Unidos ha ocurrido un fenómeno similar pero diferente al mismo tiempo, ya que si bien no se puede hablar de un supremacismo o racismo por parte del presidente Donald Trump su discurso anti migratorio durante la campaña política le sumó puntos provenientes de los grupos supremacistas y neonazis. Sumando que las marchas de estas agrupaciones beneficiados con los principios de libertad de expresión garantizados por ley y el envalentonamiento de activistas de extrema derecha.

Mientras tanto, las posiciones políticas migratorias laxas por parte de algunos líderes políticos, quienes abogan a favor de las migraciones sin controles eficientes, les ha permitido sumar votos de los menos conservadores, quienes se consideran más liberales, y estar cumpliendo a favor de los Derechos Humanos, pero son quienes al mismo tiempo les abre de par las puertas a los movimientos radicales que promueven una agenda alternativa de buscar atacar al interior de los países que captan migrantes, estos líderes occidentales son los gestores de un caballo de Troya migratorio.

Se debe mencionar que a través de distintos medios se han intentado justificar los actos de terror de supremacistas blancos, señalando que los musulmanes y, o los judíos son culpables por sus comportamientos o su «naturaleza distinta». Están quienes utilizan como excusa los atentados islamistas en distintas partes de Europa para atentar contra ciudadanos musulmanes como un tipo de «respuesta natural», así como están también los que aprueban el terrorismo contra los judíos por lo que ocurre con el Estado de Israel en el Medio Oriente.

Es importante resaltar que es en las redes como Internet, principalmente en donde se ha convertido en un campo de batalla, reclutamiento y exaltación del terrorismo en los últimos años, basta con darse una vuelta por algún foro neonazi o islamista para ver el trabajo que realizan para perpetuar esta guerra abierta de extremistas.

La sociedad actual está en medio de lo que parece una guerra sin retorno entre los grupos radicales de supremacistas y los grupos radicales islámicos, quienes compiten por ver cuál ocasiona el caos más grande, quién se ve más afectado, pero logra justificar y blanquear sus oscuros actos, aunque queda claro que ambos tienen las manos sucias de sangre.