Lady Liberty se ha metido en un gran lío. Ella ha tenido relaciones problemáticas antes, pero nunca nada como esto. Donald Trump ha sido tan abusivo con ella que, no verlas, se ha vuelto casi imposible. Como psicóloga que trabaja con el trauma, he visto, para ignorarlo, demasiadas veces este tipo de relación.

Como pretendiente de la dama, el Sr. Trump comenzó el cortejo con los típicos trucos de un sociópata: con mentiras y engaños. Desafortunadamente, muchas mujeres han sido seducidas por estas artimañas y no menos hombres estadounidenses. Su tarjeta de presentación es que él quiere lo mejor para ella, pero esto no es más que pura simulación y triquiñuelas. En realidad, lo que él busca es solo lo que sea lo mejor para su persona y en su caso, un ansia interminable de dinero, de fama y de adulación. Él no tiene reparos en obtener estas ganancias mal habidas a costa de ella, por lo que pronto pasa a la artimaña y a más y más mentiras descaradas. Trump recurre al acoso del tipo escolar barato para intimidar a sus contrincantes. Como todo abusador doméstico, amenaza y aísla a sus víctimas por medio de romper tratados, acuerdos y relaciones cordiales con los amigos de antaño y haciéndose amigo, incluyendo a Putin, los sauditas y los norcoreanos, de un círculo de dictadores y de rufianes.

Sus cambios de humor son sorprendentes y cuando lo vemos abrazando la bandera estadounidense, por su infantilismo y desesperación, lo que nos hace sentir es el puro terror. Este gesto incluye una política de abuso para millones de ciudadanos.

Algunos observadores astutos siempre vieron lo que era y otros, por medio de irlo conociendo, han empezado a despertar. Sin embargo, muchos todavía lo perdonan y no pueden dejar de quererlo porque creen que él los ama, incluso con todas sus faltas. Pareciera, para ellos, que su abuso es un signo de amor. He visto en mi práctica esta reacción miles de veces por parte de las víctimas que suelen decirme que no pueden abandonar a sus abusadores porque ellos, en el fondo, las aman. Como comenté en mi libro, Vidas engendradas: una nueva psicología de la experiencia de las mujeres, la mayoría de los abusadores domésticos son inmaduros psicológicamente y nunca crecieron, pero, cuando adultos, desarrollaron cuerpos fuertes y peligrosos. También son expertos en disfrazar la realidad para culpar a sus parejas. Nunca es, para ellos, «mi culpa», sino la del otro. Su objetivo es, por medio de la manipulación y la distorsión de los hechos, hacer que la víctima dude de sus propias percepciones. Esto no es tan difícil lograrlo cuando la pareja busca ser amada y se beneficia de las ganancias mal logradas del estafador.

Nadie esperaba que Lady Liberty cayera en este tipo de relación. Ella siempre había sido tan fuerte, independiente y capacitada para enfrentar todo tipo de violencia y de subterfugios. Nuestra dama de la libertad con su antorcha ha recibido inmigrantes de todo el mundo. No ha sido del todo perfecta en su trato con mujeres, con personas LGBT, con los discapacitados y con las personas de color. También fue ambivalente para brindarle refugio a los judíos que huían de Europa y del Holocausto. Pero la indiferencia se ha tornado, gracias a un solo hombre, en indiferencia e incluso odio.

¿Cómo pasó esto?

Tenemos que señalar que no todo el mundo cayó en estas garras. Muchísimas mujeres y algunos hombres, gracias a la influencia del feminismo y de la concienciación lograda en las últimas generaciones, han podido mantener una claridad de visión y una amplitud mental que les permitió estar despiertos. Ellos son la nueva versión del movimiento de liberación de los años 1970 y nunca fueron víctimas del engaño de Trump. Estos tipos de abusadores no afectan a todos por igual. Hay quienes están, para no sucumbir al cortejo engañoso, lo suficientemente educados para tener un criterio propio.

Sin embargo, esta lucha no tiene un final establecido. Los resultados de relaciones abusivas siempre son ambiguos, extensos y llenos de dolor y de sufrimiento. El divorcio está durando más de la cuenta. Pero, ahora, las mujeres están contraatacando. Lady Liberty está resistiendo el abuso sexual y mental de Míster Trump. Nadie se atreve ya, con impunidad, a tocarle los genitales (aunque no existan en la estatua). Este año que celebramos el Día Internacional de la Mujer, el movimiento Yo también es ya global. Y quienes lo dirigen son las mismas mujeres abusadas. Todas tenemos experiencias traumáticas y nada de este estrés es pos traumático. Pero debemos perseverar. Buscamos justicia, al igual que todos los sobrevivientes, y la justicia en este caso requiere el reconocimiento de las faltas cometidas por los organismos de investigación. Requiere un divorcio claro y definitivo con la violencia y de castigos apropiados. ¡El tiempo de espera ha terminado!