Creo que me estoy haciendo viejo, hace poco lo pensaba mientras me encontraba en el alborotado metro de Barcelona yendo al trabajo.

Sí, me estoy haciendo viejo. En octubre ya son treinta. Y no lo digo por el numero en sí, que suena muy redundante, sino que tengo preocupaciones y dudas sobre el mundo, que a veces me hacen reflexionar. Cosas como: ¿por qué España nunca gana Eurovisión y queda siempre mal? O: ¿tendremos jubilación un día? O todavía: ¿por qué la gente esta descontenta con el final de Juegos de Tronos? En definitiva: ¿qué futuro que nos espera?

Cuando eres joven no piensas en el futuro, solo quieres pasarlo bien, ir a la universidad y ser independiente, disfrutar el momento, tener muchos amigos y enamorarte en verano como en las peliculas. Pero cuando vas madurando te das cuenta que hay cosas muy importantes y significativa y que antes no lo eran, como saber quién será el nuevo alcalde o alcaldesa de tu ciudad, si el partido que has votado va a pactar o no con otro y si los políticos mantendrán sus promesas electorales.

A pesar que el Congreso se ha formado, estamos viviendo otra campaña electoral en los ayuntamientos y en Europa.

Los políticos se ponen otra vez sus bonitos trajes en busca de votos. ¿Pero qué panorama tenemos? Nefasto.

Tanto que me he planteado que me gustaría volver a la vida política activa ya que todo lo que esta pasando me saca de quicio, y no hablo solo de las míticas frases de Cayetana Álvarez de Toledo, que tiene mas apellidos que escaños, como aquellas sobre el consentimiento, ni las de Isabel Díaz Ayuso sobre los atascos que tanto quiere de Madrid, sobre los contratos basuras, sobre el aborto o frases como «hay familias enteras que se han vuelto gais solo porque pasó uno por ahí».

Políticos que no creen en el cambio climático, ahora que estamos en alerta climática y estamos luchando para promover en la sociedad y en las empresas los objetivos de desarrollo sostenibles 2030. Políticos que creen que fomentar el uso de las bicicleta es una dictadura en contra del coche.

Exponentes de partidos que piden disculpas por hablar en valenciano, que es su lengua materna y a lo mejor a alguien le podría molestar. Sin hablar de la irrupción de Vox en el hemiciclo político en una Europa que tiembla por el auge de la extrema derecha en los parlamentos.

Tenemos políticos que son unos inútiles, incultos, y maleducados y personalmente creo que no nos los merecemos.

Durante este mes de intensa campaña electoral estuve analizando para varios medios nacionales e internacionales a los lideres políticos. Y la pregunta de los periodistas siempre es la misma: ¿cómo comunican verbalmente y no verbalmente?

Yo detallo sus virtudes, sus aciertos y sus defectos, analizo su trayectoria política, sus valores, las congruencias y incongruencias, cómo se mueven, cómo utilizan los gestos y sus emociones. Me esfuerzo. Pero hay una regla muy básica: tu cuerpo es el mensaje... solo si existe el mensaje. A veces esta máxima me la callo, para no dejar patente lo inútiles que son muchos políticos. Sin un mensaje, una ideología clara, unos valores que transmitir y una emoción que compartir, no eres nadie. Y justo es lo que tenemos en este aquí y ahora. Nada.