Tres puntos resumen el pensamiento económico de David Ricardo:

  1. Gran crítico del proteccionismo económico.
  2. Promueve el libre comercio.
  3. Vocero de los nuevos empresarios surgidos durante la Revolución Industrial.

David Ricardo vino a este mundo en Londres, Reino Unido el 18 de abril de 1772. Su padre era corredor de bolsa y había llegado de Holanda, donde Ricardo recibió una formación judía ortodoxa.

Economista, hombre de negocios y diputado inglés de origen judío sefardita portugués. Uno de los más influyentes representantes de la escuela económica clásica junto con Adam Smith y Thomas Malthus.

Empieza a trabajar a los 14 años en la Bolsa de Londres como empleado de su padre. En 1793 se casa con una cristiana cuáquera, lo cual significaba romper con la fe de sus padres y antepasados. Por lo tanto, su familia lo declara fallecido y le corta los vínculos y los contactos con la comunidad judía. Él se independiza como corredor de bolsa, establece sus propios contactos y muy pronto amasa fortuna.

En 1819 es elegido miembro del Parlamento y allí desarrolla una carrera como liberal independiente. Mantiene el cargo hasta su muerte.

A los 40 años se retira de los negocios y se dedica a sus aficiones, entre ellas la economía. Su formación es autodidacta y su interés por la disciplina nace al leer La Riqueza de las Naciones de Adam Smith. Desde entonces se convierte en su seguidor.

En 1817 publica sus Principios de economía política y tributación, breve y complejo compendio de las ideas económicas clásicas.

Siguiendo a Smith escribe sobre la teoría del valor, afirmando que el valor de cambio de las mercancías viene determinado por la cantidad de trabajo necesario para su producción. Asimismo, afirmó que el valor del trabajo o salario viene determinado por el número de las horas destinadas a la producción de los bienes de subsistencia que permiten mantener al trabajador y a su familia.

Describe la ley de hierro de los salarios, según la cual el salario se reduce a lo estrictamente necesario que permita al obrero subsistir y reproducirse, si el salario sube más de lo estrictamente necesario, la población aumentará y al haber mayor oferta de trabajo, los salarios bajarán; por el contrario, si los salarios son superiores a lo estrictamente necesario la población disminuye provocando escasez de mano de obra y el aumento de los salarios.

Como parlamentario promueve la abolición de las Corn Laws o leyes de granos en Inglaterra, que buscaban proteger la agricultura nacional contra las importaciones extranjeras. Según David Ricardo tal proteccionismo favorece el enriquecimiento de los terratenientes a costa de los consumidores y el bienestar del país.

Defiende políticas económicas que impulsan el crecimiento y la generación de empleos al garantizar altos márgenes de ganancias para los capitalistas.

Ricardo se convierte en el vocero de los nuevos empresarios nacidos al calor de la Revolución Industrial frente a los tradicionales terratenientes.

En su libro demuestra y explica su teoría de la ventaja comparativa en el comercio internacional.

Ampliando las tesis de Adam Smith sobre las ventajas de la división del trabajo entre los países y el comercio internacional, muestra que un país debe especializarse en la producción de aquellos bienes y servicios que pueda producir con mayor eficiencia y, adquirir por medio del comercio internacional, aquellos bienes y servicios que produce de manera menos eficiente. Así, David Ricardo se concentra en la productividad de los países.

En fin, que a un país le conviene concentrarse en producir las mercancías y servicios en las que tiene ventajas comparativas o como diríamos hoy, ventajas competitivas. Sin embargo, hoy día se sabe que gracias al desarrollo tecnológico y la capacitación de la mano de obra y otros factores un país puede variar sus ventajas comparativas.

En medio de un impresionante éxito de sus ideas en la Inglaterra del siglo XIX, entonces primera potencia mundial, David Ricardo fallece a los 51 años en Gatcombe Park, Gloucestershire, Reino Unido, el 11 de setiembre de 1823.

En palabras del economista John Maynard Keynes, quien generalmente adversa su pensamiento:

David Ricardo conquistó Inglaterra de una forma tan absoluta como la Santa Inquisición había conquistado España.